Bruselas

La segunda ola de la Covid-19 que afecta a toda Europa ha provocado una recaída económica en la eurozona en el trimestre final del año y ralentizará el ritmo de recuperación en 2021, según ha avisado este jueves Christine Lagarde. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha reclamado que el fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros se ponga en marcha "sin demora" y ha pedido a los Gobiernos reformas estructurales para aumentar el impacto positivo de las ayudas europeas.

"Aunque el rebote de la actividad económica en el tercer trimestre fue más fuerte de lo esperado (12,5%) y las perspectivas para el despliegue de las vacunas son alentadoras, la pandemia sigue planteando un riesgo grave para la salud pública y para las economías de la eurozona y de todo el mundo", ha dicho Lagarde este jueves en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno. Allí, el BCE ha decidido aumentar en 500.000 millones de euros su programa de emergencia de compra de deuda (PEPP) y ha mejorado las condiciones de las inyecciones de liquidez barata a la banca.

"El resurgimiento de casos de Covid-19 y las medidas de confinamiento asociadas están restringiendo de forma significativa la actividad económica en la eurozona, que prevemos que se ha contraído durante el cuarto trimestre de 2020", ha explicado la vicepresidenta. En concreto, el BCE prevé un retroceso del 2,2% al final de año, muy inferior al desplome del 11,7% experimentado entre abril y junio.

Esta recaída tendrá un efecto arrastre y ralentizará el ritmo de recuperación en 2021. El BCE ha publicado sus últimas previsiones económicas, en las que mejora la cifra global para este año (una caída del -7,3%, en lugar del -8% que había publicado en septiembre), pero empeora los datos para 2021 (un crecimiento de apenas el 3,9%, en lugar del 5%).

Lagarde ha resaltado que la evolución económica es muy desigual dependiendo de los sectores. Los servicios se han visto mucho más afectados por las nuevas medidas restrictivas que la industria. Aunque las medidas presupuestarias adoptadas por los Gobiernos (como los ERTE o los avales a créditos) están ayudando a hogares y empresas, los consumidores mantienen la cautela por el imposible impacto de la pandemia en su empleo e ingresos. La incertidumbre y la debilidad de los balances han reducido además la tasa de inversión.

"Mirando al futuro, las noticias sobre el potencial despliegue de vacunas permite una mayor confianza en una resolución gradual de la crisis sanitaria. No obstante, todavía costará tiempo para alcanzar una inmunidad extendida, y no puede descartarse que haya más olas de infecciones, con desafíos para las perspectivas sanitarias y sanitarias", sostiene Lagarde. El BCE parte de la hipótesis de que esta inmunidad general no llegará hasta finales de 2021.

Además, "la inflación es decepcionamente baja", según admite la propia presidencia. El BCE prevé que subirá muy lentamente desde el 0,2% de media este año hasta el 1% en 2021, el 1,1% en 2022 y el 1,4% en 2023. Es decir, todavía muy lejos del objetivo del 2% que se ha fijado Fráncfort. 

En estas condiciones, Lagarde considera que las medidas de estímulo adoptadas por el BCE y por los Gobiernos nacionales siguen siendo imprescindibles para apuntalar la recuperación. La presidenta del BCE ha reclamado además a la UE que ponga en marcha cuanto antes el fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros, que a su juicio debe servir para reducir las divergencias entre los Estados miembros. Lagarde reclama además a los Gobiernos reformas estructurales para mejorar el impacto de las ayudas de la UE.

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