Las compras caras de material sanitario por la falta de previsión del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas ante la llegada desde Asia de la Covid-19 agudizaron la caída histórica que sufrió el PIB español en el segundo trimestre del año.

Así se ha puesto de manifiesto en la Contabilidad Nacional Trimestral que presentó este miércoles el INE y en la que se amortiguó la caída de la economía española entre abril y junio al 17,8%, frente al 18,5% que se había anticipado.

Dentro de esa caída, la Administración Pública, Educación y Sanidad retrocedieron un 0,5% en términos reales, un dato que a simple vista llama la atención por representar los recursos que se destinaron a combatir la pandemia y en los que en teoría, se debería haber hecho un esfuerzo adicional de gasto en el trimestre del confinamiento.

Sin embargo, el gasto público en esos servicios subió un 1,46% trimestral. Puestos en relación ambos datos, se evidencia que la inflación implícita del material sanitario alcanzó el 1,96%. Es decir, que los precios de las mascarillas, batas, ambulancias o fármacos subieron cerca de un 2% en el trimestre más duro del virus. Se trata de un aumento superior al de la inflación de los precios de consumo.

Este dato sería la traslación a las cifras macroeconómicas de las noticias que se estuvieron publicando en los medios de comunicación en esos meses sobre el alto coste que tuvo que pagar España para poder hacer acopio de material sanitario en un momento en el que la expansión de la Covid-19 encareció los precios de todo lo necesario para combatirlo a nivel global.

Fuente: INE

"Es importante observar las diferencias entre las cantidades reales y nominales porque permite ver fenómenos ocultos de inflación. Sabíamos que así sucedió durante la pandemia con los alimentos y ahora se ve que también ha ocurrido con el material sanitario. Esta inflación agudiza la caída real de la economía", explica a Invertia el economista Javier Santacruz.

Si se consolidase esa tendencia de encarecimiento del material sanitario, el incremento anualizado podría llegar a superar el 8%, lo que lastraría la capacidad de respuesta a la pandemia de un país como España, que está a la espera de recibir ayudas europeas en 2021 para mitigar los daños de la Covid-19 en todos sus frentes.

Caída del PIB histórica

Para encontrar un desplome similar al que sufrió el PIB en el primer semestre del año hay que remontarse a la Guerra Civil. El confinamiento -que los empresarios han descrito como cierre de la actividad por decreto- provocó esa debacle.

Sin embargo, todo cuenta en el PIB español y ese encarecimiento del material para Sanidad no ha ayudado a paliar en algunas décimas una pérdida de riqueza que ha dejado a España en la lista de los países más afectados en términos económicos por la pandemia.

Con una pérdida de PIB interanual ya confirmada del 21,5% (frente al 22,1% adelantado a finales de julio), España ha sido la economía más afectada de la zona euro por la Covid-19.

Según Eurostat, Italia perdió un 17,7%, Grecia un 15,5%, Portugal un 16,3%, Alemania un 11,3% y Francia un 18,9%.

Fuera de la eurozona, solo Reino Unido registró un hundimiento similar en Europa, con un descenso del 21,7% interanual. Con los nuevos datos del INE, el sufrimiento de la economía británica supera al de la española.

Más gasto en Sanidad

Pese a que la Sanidad y Educación públicas no ayudaron a mitigar la caída del PIB en el primer semestre del año, lo cierto es que se trata de dos sectores que están llamados a jugar un papel crucial en la recuperación económica cuando se produzca.

En el caso de la Sanidad, el Gobierno ya ha puesto cifras al incremento que quiere hacer de la inversión pública para mejorar los servicios de salud en todos sus frentes, desde la falta de profesional sanitario, hasta las condiciones laborales de los mismos.

La idea del ministro de Sanidad, Salvador Illa, es elevar el gasto público en políticas sanitarias al 7%, lo que supondría sumar al gasto actual unos 12.000 millones de euros, según se comprometió durante los cursos de verano en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo nada más volver de vacaciones.

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