Bruselas

Por segunda vez consecutiva, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener sin cambios los tipos de interés en un nivel récord del 4,5%, tras constatar que la inflación cae más rápido de lo esperado, mientras que la eurozona se encamina hacia una recesión a la vuelta del año.

Con este gesto, el BCE se queda en modo pausa tras el ciclo de subidas de tipos más agresivo de su historia: un un total de 10 alzas consecutivas en un periodo de 15 meses (pasando del 0% al 4,5%) para responder al dramático incremento de precios que se vivió en 2022.

La representante alemana en el Comité Ejecutivo, Isabel Schnabel, que milita en el bando de los 'halcones' en política monetaria, ha admitido que es "bastante improbable" que haya más incrementos y la incógnita ahora es cuándo empezará a bajar el precio del dinero.

[La inflación de la eurozona baja en noviembre al 2,4% y se acerca al objetivo del BCE]

"Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario", se limita a repetir el comunicado hecho público al término de la reunión.

En todo caso, el BCE ha mejorado sus previsiones de inflación para 2023 (5,4% en lugar del 5,6% que había calculado en septiembre) y sobre todo para 2024 (2,7% en lugar del 3,2%), mientras que deja igual la de 2025 (2,1%). "Se espera que la inflación descienda gradualmente durante el próximo año y que se acerque al objetivo del Consejo de Gobierno del 2% en 2025", reza el comunicado.

La única decisión que ha adoptado el BCE este jueves es avanzar en la normalización del balance del Eurosistema. Durante el primer semestre de 2024, seguirá íntegramente los bonos adquiridos el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) que vayan venciendo. Pero el segundo semestre del año, empezará a reducir la cartera del PEPP en 7.500 millones de euros mensuales en promedio y detendrá totalmente las reinversiones al final de 2024.

Con la maniobra de este jueves, el tipo de interés general se mantiene en el máximo histórico del 4,5%. La facilidad marginal de crédito (lo que pagan los bancos por la financiación a un día) se queda en el 4,75%; mientras que la facilidad de depósito (la remuneración a las entidades por aparcar su dinero en Fráncfort) seguirá en el 4%, su nivel más alto desde la creación del euro.

A la hora de mantener los tipos sin cambios, el BCE ha tenido en cuenta que la inflación se redujo en noviembre al 2,4% (5 décimas menos que en octubre) gracias a la caída de los precios de la energía y a la moderación de los alimentos.

Se trata del séptimo mes consecutivo que disminuye la inflación, que se sitúa ya en el nivel más bajo desde julio de 2021. El nivel de precios se acerca así al objetivo del 2% que persigue el Banco Central Europeo (BCE).

También la inflación subyacente experimentó una fuerte bajada desde el 4,2% en octubre al 3,6% en noviembre. No obstante, la presidenta Christine Lagarde aún insiste en que es demasiado pronto para clamar victoria y avisa de que los precios podrían repuntar en los próximos meses.

Rebaja del crecimiento

Al mismo tiempo, la economía se encuentra al borde de la recesión debido al impacto de la inflación, la subida de tipos de interés decretada por el Banco Central Europeo (BCE) y la ralentización económica mundial. El producto interior bruto de la eurozona cayó un 0,1% durante el tercer trimestre del año, frente al crecimiento anémico del 0,1 entre abril y junio.

El BCE rebaja sus previsiones de crecimiento para los próximos años. La actividad económica de la eurozona seguirá siendo débil a corto plazo, con un avance de apenas el 0,6% en 2023 y del 0,8% en 2024. 

Más adelante, se espera que la economía se recupere gracias al incremento de las rentas reales (ya que los ciudadanos se beneficiarán de la caída de la inflación y del aumento de los salarios) y a la mejora de la demanda exterior. En este sentido, el BCE calcula una expansión del 1,5% tanto en 2025 como en 2026.