El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido este martes del "empobrecimiento relativo" que va a suponer la guerra en Ucrania para todos y se ha sumado al Gobierno para pedir a los trabajadores y empresas españolas un difícil 'pacto de rentas' en el que todos asuman pérdidas para luchar contra la inflación.

"Todos los agentes implicados han de asumir una pérdida. Ni los trabajadores podrán mantener su poder adquisitivo a corto plazo, ni las empresas serán capaces de mantener sus márgenes", ha afirmado. Antes, ha explicado que la necesidad de alcanzar este pacto de rentas radica en "la merma de rentas de la economía nacional frente al resto del mundo" por los recientes aumentos de costes.

No solo el sector privado tendrá que hacer un esfuerzo. También el sector público debe actuar, pero con muy poco margen. En un contexto delicado para las finanzas públicas -por la elevada deuda acumulada de la crisis financiera y la pandemia-, el gobernador cree que será necesario recurrir a la política fiscal nacional para hacer frente a las "perturbaciones" que se están produciendo en la economía.

Sin embargo, ha subrayado que ese gasto público debe hacerse "de forma muy granular y focalizada". Es decir, centrando sus esfuerzos en apoyar a los hogares, empresas y sectores que se están viendo más afectados por la coyuntura.

Ese gasto selectivo para proteger, entre otros, a los "más vulnerables" -que son los más afectados por la alta inflación- "se justifica por la necesidad de minimizar el impacto sobre los desequilibrios presupuestarios" tras el desajuste heredado de la pandemia, ha advertido el gobernador.

No más déficit estructural

Esto significa que entre los objetivos a corto plazo de la política presupuestaria, debe figurar el no aumentar el déficit estructural. Es más, el Banco de España ha insistido en la necesidad de presentar un plan de consolidación fiscal en España para ganar credibilidad en un momento en el que los mercados financieros están sujetos a una fuerte volatilidad.

De Cos ha reconocido que la crisis de Ucrania va a tener un impacto económico "de elevada transcendencia" sobre la actividad económica y las presiones inflacionstas.

Según ha explicado, el encarecimiento de las materias primas que ya se está viendo va a suponer "una perturbación muy negativa en nuestro poder de compra frente al resto del mundo".

"Dicho de otra forma, un empobrecimiento relativo, que se une al encarecimiento que algunas de estas materias primas -en particular las energéticas- venían experimentando ya antes de la invasión", ha apostillado. 

El gobernador ha evitado dar cifras sobre el impacto que la guerra en Ucrania va a tener sobre la economía. De hecho, ha reconocido que "en cuanto a la magnitud del impacto sobre la actividad y los precios, las estimaciones disponibles están sometidas a una incertidumbre extraordinaria".