España creció en 2021 un 5%. Tras sufrir el mayor desplome económico desde la Guerra Civil el año anterior con una caída del PIB del 10,8%, el rebote no permitió recuperar ni siquiera la mitad de lo perdido como consecuencia de los duros confinamientos con los que arrancó la pandemia, según el avance de la Contabilidad Nacional publicado por el INE.

Este dato, que tendrá que ser confirmado por el organismo estadístico, es muy inferior a la última previsión del Gobierno en la que se prometía un crecimiento del 6,5% en 2021. La distancia es aún mayor con la recuperación del 9,8% que se incorporó en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de ese año al incluir un efecto de los fondos europeos que no se materializó. Pero es un dato mejor al del 4,5% de crecimiento que había pronosticado el Banco de España en su última actualización de los datos.

Las cifras muestran un enfriamiento económico en la recta final del año como consecuencia, entre otros, de ómicron y los problemas de suministro. En el trimestre de las Navidades, la economía avanzó un 2%, frente al 2,6% de los tres meses anteriores. En términos interanuales, el avance fue del 5,2%.

No obstante, cuando se publique el dato definitivo, el crecimiento avanzado este viernes podría ser inferior si se atiende a las previsiones del consenso de las casas de análisis. El propio INE advierte en su nota de prensa que el avance del PIB anunciado no incorpora toda la información del mes de diciembre, que fue el que más marcado estuvo por la evolución de la pandemia con la explosión de contagios de ómicron.

Con todo, si se confirmara este avance, siendo un rebote muy inferior al prometido por el Ejecutivo y también menor al que experimentaron otras economías europeas, es el mayor crecimiento del PIB desde el año 2000, en el que España comenzó a operar en euros y a la espera de que un año después, la moneda común entrara en circulación.

La estadística refleja cómo los hogares siguen sin confiar en la recuperación económica. El gasto de las familias se contrajo un 1,2% trimestral entre octubre y diciembre, tras la recuperación del 5% que había registrado en primavera y que ya se enfrió en verano con un 1%.

Mientras, el consumo de las empresas también fue negativo (-2,9%) y las Administraciones públicas también gastaron menos con tasas negativas (-0,4%) por primera vez desde el inicio de la pandemia. Todo esto en términos trimestrales, ya que el INE destaca que en comparación con el año 2020, el consumo total se incrementó en un 2%.

En todo caso, la formación burta de capital -que refleja la inversión- creció un 8,5% trimestral y un 9,6% interanual, siendo un dato más esperanzador que el que recoge el gasto.

La demanda nacional aportó 4,6 puntos al PIB el pasado año, mientras la demanda externa lo hizo con 0,4 puntos. En el primer caso es un dato 13,2 puntos superior al de 2020 y en el segundo, mejora un 2,6 puntos al del peor año de la Covid-19.

Por sectores, en tasas interanuales, cerraron en negativo la construcción (-0,5) y la agricultura (-4,3). La industria registró un crecimiento del 1,2 (pero de solo el 0,3 en el caso de la manufacturera) durante un año marcado por la crisis de suministros. Los servicios crecieron un 7,5. Dentro de estos, las actividades inmobiliarias registraron una tasa negativa (-2,2) que fue compensada por el avance del ocio (10,1) y del comercio, transporte y hostelería (19,4).

Productividad, en negativo

Entre los elementos más preocupantes que viene recogiendo el INE en sus estadísticas figura el de la productividad, que sigue reflejando tasas negativas. En un contexto en el que el número de horas trabajadas creció un tímido 0,2% frente al tercer trimestre, la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo se situó en el -1,1%. Mientras, la productividad medida por hora efectivamente trabajada registra un avance del 2,2% (frente al 0,1%). 

Otro dato relevante para las empresas es el coste laboral unitario (CLU) que creció un 1,4% en el cuarto trimestre del año.