Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no mienten: el Índice de Precios al Consumo (IPC) subió un 5,5% en octubre, según su indicador adelantado. Máximos desde 1992. Una tendencia al alza que encarece bienes y servicios. ¿Culpables? Luz, gasolina y gas, principalmente.

Alquiler de vivienda, suministros como la electricidad o el gas, telefonía, seguros, comisiones bancarias o servicios funerarios, en conjunto, son un 16,2% más altos que hace un año. Sin embargo, alimentos, bebidas, bienes no duraderos para el hogar, productos farmacéuticos y médicos, o los artículos de cuidado personal sólo han subido un 1,3% interanual.

Aunque el indicador adelantado de octubre no detalla la evolución de cada tipo de producto, el IPC de septiembre, sí. Y, por poner algún ejemplo concreto, la vivienda creció un 14,5% interanual; aceites y grasas, un 23,5%; el transporte, un 9,8%; agua mineral, refrescos y zumos, un 7,3%; los huevos, un 4,1%; y las frutas frescas, un 2,5%.

Cómo llegamos a esto

Una ‘tormenta perfecta’ por el desacople entre oferta y demanda, más los desajustes en la cadena de suministro, y la incipiente escasez de materias primas (sin olvidar tensiones geopolíticas) que amenaza el bolsillo de los españoles durante los próximos meses.

Pero ¿cómo hemos llegado a esto? Fácil. Durante la pandemia se hizo un parón completo de la economía mundial. Al reactivarse, la demanda se dispara obligando a las fábricas a trabajar a pleno rendimiento. Sin embargo, como la reapertura fue progresiva, muchas plantas no tenían opción de recibir materias primas generando un cierto retraso en las entregas. 

Ese retraso, sumado a una demanda cada vez mayor, culmina en un doble bloqueo: el de algunas plantas de fabricación que no tienen capacidad y el de los puertos, que se bloquean al no poder atender todos los pedidos. Por tanto, se produce un efecto inmediato sobre los precios: aumenta la demanda, la oferta se reduce y los precios se incrementan. 

Unos aumentos en materias primas en primer lugar, que después se van trasladando al resto de la cadena. Todo ello sin entrar en el incremento de precios que ha sufrido la energía por la apuesta global por las renovables, que obliga a 'tirar' de gas para abastecer todo lo que no pueden cubrir la eólica y la solar.  

¿Qué sectores están sufriendo más estos problemas? Si nos fijamos en lo más básico, agricultura y ganadería no sufren el desabastecimiento de insumos. De momento. Eso sí, a precios nunca vistos. Según UPA (Unión de Pequeños Agricultores), el gasóleo ha subido un 45%; los fitosanitarios, entre un 5% y un 70%; y, las cubiertas de plásticos para los invernaderos, un 161%.

Supermercado de lujo. Guillermo Serrano

Dicho de otra manera: una explotación de 100 vacas de ordeño hoy gasta un 120% más en piensos; un 145% más en gasóleo; y un 159% más en electricidad. En el caso de una explotación de 15 hectáreas de maíz, el incremento medio de sus costes sería del 59%. Es decir, que producir un kilo de este producto cuesta ahora un 16,5% más que antes de la pandemia.

¿Y qué decir de los fertilizantes? Fertiberia, por ejemplo, ha dejado de producir por los altos costes de las materias primas. De mayo a octubre, el precio del gas les ha aumentado un 250%. Y, a menor producción, el mercado se tensionará y llegará al consumidor final. “Se va a encarecer todo, especialmente la alimentación”, reconoce a EL ESPAÑOL-Invertia el presidente de Asaja, Pedro Barato.

Precio de las commodities.

Mercadona, Carrefour, Lidl, Dia y el resto de competidores ya registran algunos incrementos en determinados productos como el pan o la fruta. Firmas a las que también les afecta la subida de los costes de la energía. Como a las empresas de envases de vidrio.

“La energía podría causar una subida del precio”, asegura Karen Davies, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Envases de Vidrio (Anfevi).

La reapertura del canal Horeca (Hoteles, Restaurantes y Caterings), y el acopio que realizan los envasadores, está provocando que muchas bodegas no puedan embotellar todo el vino que están produciendo.

Entremedias, los fabricantes ya vienen avisando de la subida de precios por el alza mundial de materias primas como el aluminio o el acero, el encarecimiento del transporte o el Brexit. Campofrío, Angulas Aguinaga (La Gula del Norte), P&G, Danone y Ebro Foods ya han anunciado subidas de precios.

Black Friday y Navidades

Con el Black Friday y las Navidades a la vuelta de la esquina, existen preocupaciones. La campaña se verá afectada por la crisis de desabastecimiento de productos dependientes de China. Se encarecerán los productos con menor oferta y mayor demanda. Y, desde la patronal logística UNO, esperan que el cliente adapte el consumo a los días en los que se ofrezcan ofertas.

No obstante, desde la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged) aseguran que no habrá desabastecimiento. Eso sí, pueden faltar determinados productos muy demandados. Algo que puede pasar en Reyes, en el caso de los juguetes.

Niños en una juguetería, en imagen de archivo. EFE

“La parte final de la campaña estará más comprometida por los retrasos y colapsos que se están produciendo”, explica José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Un ejemplo podrían ser las consolas. Desde hace un año hay menos oferta por la falta de microchips.

Sin olvidar el coste de los fletes marítimos. El cuello de botella en los puertos asiáticos ha incrementado un 500% su precio. Hace dos años, un contenedor costaba 2.000 euros. En 2019 subió a 3.000. Y este año se ha disparado hasta los 15.000 euros.

Menos beneficios

Estos problemas logísticos también los está experimentando el mundo textil, muy propicio a importar desde China. Primark reconoce problemas en la cadena de suministro. Y otras, como Mango, han empezado a usar otros medios de transporte como el tren o el avión.

En Ikea creen que esta situación no se solucionará tan rápido. La cadena sueca, en declaraciones a Bloomberg, asegura que la escasez de productos en sus tiendas se va a mantener incluso en 2022.

En líneas generales, se espera una campaña de Navidad positiva. Empresas como Media Markt, Leroy Merlin y Beko aseguran que no habrá desabastecimiento ni tampoco subida de precios por el aumento de los costes de producción.

Un problema para estas empresas que tendrán que reducir sus márgenes de beneficio.

Escenario poco halagüeño para la vivienda

Un 22%. Es lo que ha encarecido el coste total de las obras la subida de las materias primas. “Este encarecimiento, en ocasiones, supera el coste que debe asumir la empresa si decide abandonar el proyecto o asumir el riesgo para la viabilidad de la propia compañía”, señala Pedro Fernández, presidente de la CNC (Confederación Nacional de la Construcción).

En los últimos tres meses, los materiales que más se han encarecido han sido la madera (125%), la piedra (68%) y el cobre (63%). “La subida se está trasladando al consumidor desde el primer momento. El incremento ha sido tan significativo que no puede asumirlo íntegramente la empresa”, sostiene Pedro Fernández.

Precios de las materias primas en construcción

Cuatro de cada diez empresas se han visto obligadas a cancelar o paralizar sus obras, mientras que tres de cada cuatro han sufrido desabastecimiento o retrasos inusuales durante los últimos 90 días de madera, acero o aluminio. “El problema es que no se prevé un escenario mucho más halagüeño en el corto plazo”, se lamenta el presidente de la CNC.

Una crisis de materias primas a las que se ha sumado el coste de la energía. “Materiales que hasta ahora no habían aplicado subidas, como el cemento o la cerámica, ya lo están haciendo”, indican desde Andimac (Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción). Y esperan que afecte a otros materiales que hasta ahora se habían mantenido estables, como la porcelana sanitaria.

Limitar compras

“Hay falta de suministro en algunos productos como chips o latón. Y hay proveedores que empiezan a poner ‘límites’ en la compra”, añaden desde Andimac. También hay problemas de suministro de productos que llevan chips electrónicos, como los termostatos. ¿La razón? Pasaron de costar dos euros a sesenta.

Según Gabriel Mesas, director general de Operaciones de LG Electronics España, algunas materias primas se han acabado porque la demanda “ha ido muy por encima”. Y ahí tienen cabida algunas básicas para construir componentes y productos, como minerales, plásticos, aluminios o acero.

Tal ha sido la demanda, que ha habido fábricas que han llegado a operar un 150% por encima de su capacidad para hacer frente a los pedidos.

“No es que se hayan acabado los materiales. Como hay un exceso de demanda, el precio sube porque el que quiere tenerlos tiene que pagar más”, remarca Gabriel Mesas. Una galerna que no afecta tanto a grandes empresas tecnológicas porque tienen contratos estables a largo plazo con sus proveedores. Por eso, a corto plazo, no sufren esa subida de precios. Y no se ven obligados a trasladársela a sus clientes finales.

Precio de la energía, los metales y los productos agrícolas.

Tampoco la industria electrointensiva, sobre todo la siderúrgica, tiene problemas por falta de suministro de materias primas. “Si pensamos en el hierro [proviene de Liberia y Brasil, sobre todo] y el carbón, imprescindibles para hacer acero en las plantas de Asturias, están llegando sin problemas”, explica Andrés Barceló, director general de Unesid, la patronal del sector. Pero matiza: “Otra cuestión son los precios, que desde el final del confinamiento no han parado de subir”.

Esta industria consume principalmente chatarra nacional. El 75% de la producción de acero proviene del reciclaje de chatarra; el otro 25%, se importa. “Y es ahí donde encontramos problemas porque los precios de los fletes se han disparado [como ya se ha reflejado] y además los puertos europeos están atascados", especifica.

Medicamentos

El sector farmacéutico tampoco es ajeno a la crisis de materias primas. Varias compañías consultadas por EL ESPAÑOL-Invertia admiten que están viendo cómo sus costes de producción están subiendo, sobre todo el lo que se refiere a los envasados y los costes de transporte. 

Sin embargo, desde la patronal Farmaindustria indican que, por lo pronto, la situación está bajo control y que ninguna de sus empresas les ha notificado complicaciones graves por los 'cuellos de botella' del abastecimiento. Aunque no descartan que esto ocurra en el futuro. 

En cualquier caso, la subida de costes generada por la falta de materias primas, en el caso del sector del medicamento, difícilmente se trasladará al bolsillo de los españoles.

El precio de los productos farmacéuticos está regulado en España y, normalmente, lo deciden las Administraciones Públicas (en connivencia con las compañías farmacéuticas en el caso de los productos todavía protegidos por patente). Esto impide subidas unilaterales de precio por parte de las empresas. Por tanto, la subida de costes no debería trasladarse a la bolsa de la compra de los hogares.   

Retraso en lo ‘verde’

A quién sí le está pasando factura esa inestabilidad de la cadena de suministro y la inflación de costes de las materias primas y el transporte es a la industria renovable.

Los grandes fabricantes eólicos, como Siemens Gamesa y Vestas, han tenido que anunciar profit warning por la inflación de los precios. Y en este encarecimiento de materias primas, de falta de silicio o de retrasos en los fletes, los fotovoltaicos creen que es el momento de concentrar todo el tejido industrial en la Unión Europea.

“El coste de la materia prima para los trackers (acero) en la producción es más del 40% y el cobre también pesa. Los precios no pueden ser los mismos que antes. Los costes logísticos son 3-4 veces más altos que los precios medios de los últimos 10 años”, explica Raúl Morales, CEO de Soltec.

Un contexto que no sólo traerá como consecuencia un mayor coste a la hora de desarrollar proyectos renovables sino que se retrasará su puesta en marcha. La transición energética y el Pacto Verde podría no cumplir con su calendario. Al igual que Adif. El gestor de infraestructuras ferroviarias ha tenido que llegar a acuerdos con contratistas para evitar la paralización de algunas obras.

En concreto, al no contar los contratos con cláusulas para revisar los precios de ciertos materiales, los contratistas llegaron a una situación que les dificultaba proseguir con las obras. Por ello, el equipo de Adif se vio obligado a llegar a una serie de acuerdos que han permitido desbloquear la situación totalmente y proseguir con la actividad.

¿Y qué decir de los coches? El sector está siendo duramente golpeado por la escasez de componentes. Todos los grupos con presencia en España han tenido que redoblar sus esfuerzos en materia de flexibilidad laboral a la hora de realizar paros y bajar producción ante su falta.

Esta situación ha llevado a que las campas colindantes con las principales factorías de Volkswagen, Seat, Stelantis o Renault se hayan visto imágenes de vehículos aparentemente terminados aparcados.

Lejos de estar listos para ser vendidos, miles de modelos esperaban la llegada de semiconductores o chips. Una situación que ha disparado los niveles de incertidumbre del sector y, del mismo modo, ha golpeado a las ventas de coches durante los últimos meses.

Como decía un dicho popular, en referencia a una situación complicada: consumidores, agárrense que vienen curvas.

Este tema ha contado con la colaboración de Laura Ojea, Sandra Tobar, Miguel Elizondo, Alfonso Muñoz y Noelia Ruiz-Alba.

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