Las medidas del Banco Central Europeo (BCE) para frenar el impacto del coronavirus en la economía han tenido un impacto más allá de limitar la subida de las primas de riesgo y evitar una nueva crisis de deuda. Los paquetes de compras y otras estrategias han provocado que el balance del organismo engorde semana a semana y supere ya los 6,2 billones de euros por primera vez en la historia.

La cifra que refleja el estado financiero del eurosistema cobra más envergadura si se tiene en cuenta que, a finales de febrero, justo antes del inicio de la pandemia, rondaba los 4,6 billones de euros. Y los analistas de Bank of America, que realizan previsiones periódicas sobre la evolución del 'activo' y del 'pasivo' del organismo para calcular también la evolución de la inflación, apuntan a que la cifra superará los 8 billones de euros el próximo año.

Es decir, desde el inicio de la pandemia y hasta 2021, el BCE habrá casi duplicado su balance como consecuencia de los programas puestos en marcha para paliar la crisis, suponiendo al final del periodo un 70% del PIB de toda la eurozona. El ritmo de crecimiento será mucho mayor que en cualquier otro banco central del mundo, incluido el de Japón. 

El balance del BCE era de unos 2,1 billones de euros justo cuando Mario Draghi lanzó el primer programa QE (Quantitative Easing) en marzo de 2015… y apenas superaba los 1,2 billones antes del estallido de la anterior crisis financiera.

Es cierto que en las últimas semanas, el ritmo de las compras de deuda se ha ralentizado, por lo que el balance del BCE ha crecido, pero a un ritmo menor que en los peores momentos de la crisis. En concreto, las compras netas de activos bajo el programa de emergencia contra la pandemia del coronavirus (PEPP por sus siglas en inglés) sumaron la última semana 17.506 millones de euros, el importe semanal más bajo desde el inicio del programa a finales de marzo. 

¿Se consumirá todo el plan?

En total, el organismo ha adquirido 383.177 millones de euros con este plan, un 30% del volumen total del plan de compra, cuyo importe fue incrementado el pasado mes de junio hasta los 1,35 billones de euros desde los 750.000 millones previstos inicialmente.

Habrá que esperar a la reunión del BCE del próximo jueves para contar con una valoración más exacta sobre la evolución del programa, pero los analistas de Pimco recuerdan que en las actas de la reunión de junio ya se mencionó que el PEPP "debe entenderse como un límite máximo, lo que implica que en caso de que se produzcan importantes sorpresas al alza en las perspectivas, no será necesario utilizar el sobre completo".

En este sentido, varios miembros del Comité Ejecutivo del organismo han repetido ese mensaje desde entonces, lo que ha dado lugar a algunas especulaciones del mercado sobre la posibilidad de que el BCE reduzca las compras del PEPP antes de lo previsto. Sin embargo, desde la gestora estadounidense consideran que "dadas las perspectivas de inflación a medio plazo, esas consideraciones están fuera de lugar y las posibilidades de no agotar el paquete actual son muy escasas".

Si finalmente se completa el programa, las previsiones de Bank of America se cumplirán, y el gran temor es cómo afrontará el organismo la 'desescalada' de tan abultado balance.

Los expertos recuerdan que esta operativa por parte de los bancos centrales puede presentar implicaciones para la estabilidad financiera, ante una expansión excesiva del crédito, o por el propio riesgo de distorsión en los mercados. Algo que ya se vivió el pasado año cuando la Fed, en plena 'desescalada' de sus compras de deuda, se vio obligada a recuperar las inyecciones de liquidez a corto plazo por primera vez desde 2008 para mantener a raya el mercado de 'repos', en el que los bancos negocian sus operaciones diarias con otros bancos. 

De momento, el organismo ha optado por protegerse con liquidez y, además de las compras semanales de deuda, los últimos datos del estado financiero consolidado reflejan que, entre otras operaciones, también ha aumentado hasta los 548.758 millones de euros sus tenencias de oro, frente a los 470.705 millones registrados antes del inicio de la pandemia. Del mismo modo, el BCE ha aumentado sus reservas en moneda extranjera, que también ayudan a gestionar la liquidez del organismo.

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