La cadena de gasolineras urbanas Ballenoil facturó 310 millones de euros en 2019 netos frente a los 266 millones de 2018, sin cotejar el precio diferente del carburante, y prevé acelerar progresivamente en su estrategia de implantar puntos de recarga para vehículos electrificados.

Ballenoil, que oferta carburante más barato gracias a su menor estructura de costes, repartió 262 millones de litros en 2019 (35 millones más que en 2018) en sus 120 estaciones operativas.

La empresa ha presentado 35 proyectos para su tramitación, aún pendientes de los permisos, y este año prevé inaugurar 20 de las estaciones proyectadas que distribuirán unos 40 millones de litros adicionales entre sus clientes, con una inversión global de 12 millones.

En cuanto a la movilidad electrificada, la cadena ha firmado dos acuerdos con Endesa e Iberdrola para instalar puntos de recarga en sus gasolineras.

Según ha señalado este miércoles en un encuentro informativo David Querejeta, socio y director de Expansión de la compañía, Ballenoil tiene ya firmados 86 puntos de recarga, alguno de ellos ya ejecutados.

No obstante, Querejeta ha apuntado que los precios de la recarga de vehículos eléctricos no está en la misma línea de lo que ocurre en su negocio con el carburante.

"No nos gusta que nos cataloguen como una 'low cost' del carburante", ha precisado el directivo de Ballenoil, quien ha subrayado que incluso sus ingenieros añaden aditivos al producto para "mejorar la calidad".

Ha argumentado que el precio que ofertan es más bajo por los menores costes de inversión debido al tamaño de las instalaciones, la ausencia de tiendas (menos empleados) y el mercado libre al que acuden (mejor precio diario) para comprar el producto.

Ballenoil, presente en el mercado desde 2010, tiene 180 empleados y unos 30 más en labores de gestión y oficinas.