Bruselas

"Esta experiencia ha sido muy intensa, profunda y fascinante". Tras ocho años de mandato, Mario Draghi (Roma, 72 años) se ha despedido este jueves como presidente del Banco Central Europeo (BCE) avisando de que el frenazo económico que sufre la eurozona es más grave de lo previsto y defendiendo su paquete final de estímulos monetarios aprobado en septiembre frente al alud de críticas que ha recibido de países como Alemania u Holanda.

Draghi se marcha de Fráncfort dejando el tipo de interés de referencia en el 0%. La facilidad de depósito, es decir, el tipo que se aplica al dinero que aparcan los bancos en el BCE, está en negativo (-0,5%). Además, en noviembre se reanudará el programa de compra de deuda pública a un ritmo de 20.000 millones de euros mensuales y sin fecha de caducidad. El Banco Central Europeo se compromete a no subir los tipos hasta que la inflación remonte al objetivo del 2%.

"El principal riesgo es una recesión en la economía, ya sea global o en la eurozona", ha avisado el banquero italiano. "Desafortunadamente, todo lo que ha ocurrido desde septiembre ha demostrado sobradamente que la determinación de actuar del consejo de gobierno estaba justificada", ha resaltado. La menor probabilidad de un brexit salvaje ha mejorado la situación, pero la incertidumbre sigue siendo muy alta.

Aunque se le atribuye la salvación del euro con sus "palabras mágicas" (Whatever it takes) en julio de 2012, Draghi ha tenido que pasarse la mayor parte de su rueda de prensa final a la defensiva. Justificándose frente a los críticos que alegan que la política del BCE no está justificada ni es eficaz, sino que produce burbujas. O frente a los bancos que se quejan de que los tipos negativos hunden su rentabilidad.

"Los tipos negativos han sido una experiencia muy positiva: han estimulado la economía y han afectado positivamente al empleo", sostiene el banquero italiano. Las mejoras en la economía han compensado sobradamente cualquier efecto secundario negativo", ha agregado. A su juicio, incluso las entidades financieras han salido ganando porque la recuperación económica ha mejorado la calidad de sus activos.

¿Qué opina de las críticas que ha recibido de colegas en el BCE como el alemán Jens Weidmann o el holandés Klaas Knot? "Todo el mundo tiene discusiones y desacuerdos sobre las decisiones de política monetaria. No es la primera vez. Me lo tomo como parte del debate", responde Draghi. Además, en su última reunión en el BCE, incluso los "disidentes" han hecho "un llamamiento general a la unidad".

¿Cuál ha sido su principal error estos ocho años? ¿De qué se siente más orgulloso? El banquero italiano ha eludido hacer un balance detallado de su mandato al frente del BCE. "Si hay algo de lo que estoy orgulloso es que siempre hemos cumplido nuestro mandato. Es parte de nuestro legado. No rendirse nunca", ha dicho Draghi.

El banquero italiano ha vuelto a pedir a los países con margen presupuestario como Alemania y Holanda que aumenten el gasto público para combatir la amenaza de recesión. Si estos países quieren que los tipos de interés suban cuanto antes, lo que deben hacer es desplegar una política fiscal más activa, ha dicho.

En contraste, los países con elevada deuda pública, como Italia, Francia o España, deben mantener "políticas prudentes". En su opinión, la principal pieza que le falta a la eurozona para funcionar bien es un presupuesto centralizado que permita salir en auxilio de los países que sufran crisis específicas.

El presidente saliente del BCE no ha querido hacer ninguna recomendación a su sucesora, Christine Lagarde, que ya ha estado presente este jueves en las deliberaciones aunque no toma posesión hasta el 1 de noviembre. "No tengo ningún consejo para Christine: ella sabe mejor que nadie qué hacer y qué decir", ha apuntado.

¿Qué hará Draghi a partir de ahora? ¿Se jubila o todavía tiene previsto volver a la política italiana, por ejemplo aspirar a la presidencia de la República? "No tengo ni idea. Pregúntele a mi esposa. Ella lo sabrá".

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