Berlín

Stefan es el jefe de una empresa con diez personas a su cargo. Su compañía, con sede en Fráncfort (oeste germano), ofrece soluciones de ingeniería en todo el mundo. Stefan es alemán y tiene 44 años. Para llevar a su empresa hasta su actual éxito, se pasó desde los 25 años “trabajando y viajando mucho por todo el mundo, con mucho estrés, centrado exclusivamente en el crecimiento de la empresa”, cuenta Stefan a EL ESPAÑOL.

No se puede decir que no haya logrado su objetivo. Stefan ha tenido éxito profesional. Pero no ha podido dedicarse a las relaciones de pareja. Para, según sus términos, “conocer a muchas mujeres y muy guapas”, Stefan se daba de alta en hace unos tres años en Mysugardaddy.eu.

Esa página de Internet se presenta como la aplicación número uno en Europa dedicada a facilitar el contacto entre hombres con dinero y mujeres jóvenes de buen aspecto. Reúne a una comunidad de 250.000 personas. Unas 15.000 de ellas están en España, concretamente en los grandes centros urbanos (Madrid, Barcelona y Sevilla).

No tenemos una app en español, porque sólo está en inglés y alemán, pero esos 15.000 miembros es una cifra que no está nada mal teniendo en cuenta que no nos dirigirnos especialmente a España”, dice a EL ESPAÑOL Max Lehmann, responsable de comunicación en esta empresa alemana que da trabajo a 25 personas.

Thorsten Engelmann, de My Sugar Daddy

La mayoría de usuarios de Mysugardaddy.eu está en Centroeuropa. “En Europa los países con más usuarios que tenemos son de Alemania, Austria y Suiza, pero luego vienen España e Italia”, dice a EL ESPAÑOL Thorsten Engelmann. Él y Philip Cappelletti son los fundadores de esa comunidad de 'sugar daddies' y 'sugar babes' con sede Dortmund (oeste germano). Ambos lanzaron la empresa allí hace ya siete años. Al principio, levantaron la start-up mientras trabajaban como empleados del gigante siderúrgico teutón Thyssen Krupp.

Engelmann reivindica que su empresa esa ahora la número uno en Europa. “Reino Unido y Estados Unidos serán nuestros próximos objetivos. Representan mercados enormes”, asegura. Según datos de la firma estadounidense Seeking Arrangement, la líder mundial de la industria de los 'sugar daddies', sólo en el Reino Unido hay 250.000 estudiantes utilizando como 'sugar babes' este tipo de aplicaciones.

Mysugardaddy.eu está lejos de ser la primera empresa que explota el viejo fenómeno de hombres que ofrecen a mujeres dinero, regalos o un ritmo de vida al que ellas no podrían tener acceso rápidamente sin un 'sugar daddy'. De hecho, el proyecto de Engelmann se basa en el modelo de negocio de Seeking Arrangement.

Lanzada en 2006, la comunidad de esta empresa estadounidense está activa en 139 países. Con sedes en Estados Unidos, Ucrania y Singapur, su comunidad reivindica 4,5 millones de usuarios. A Seeking Arrangement se le atribuyen unos ingresos anuales que oscilan entre los 30 y 40 millones de dólares (entre 25 y 34 millones de euros).

A diferencia de otras aplicaciones destinadas a los encuentros entre hombres y mujeres, como Tinder, las que ofrecen contacto entre 'sugar daddies' y 'sugar babes' presentan un mayor porcentaje de población femenina que masculina. Si, de media, en las Tinder, Happn, Lovoo y compañía, hay una mujer por cada diez hombres, en Seeking Arrangement hay 3,3 millones de 'sugar babes' y 1,2 millones de 'sugar daddies' y 'sugar mommas' – la versión femenina del hombre maduro acaudalado.

“Hombres de éxito, más atractivos”

En la aplicación de Engelmann y compañía, la proporción es aún más llamativa. Por cada diez usuarios, dos son hombres y el resto mujeres. No todos los hombres pueden mantener el nivel de vida al que aspiran las 'sugar babes'.

Jessica es, desde principios de año, una 'sugar babe'. A sus 22 años, estudia Economía en Bochum (oeste germano). “Un 'Sugar daddy' es un hombre que ha llegado a algo en la vida, tiene un trabajo fijo. Esto hace a los hombres más atractivos que los hombres de mi edad, que están empezando con sus vidas”, dice Jessica a EL ESPAÑOL.

Ella, que se ha visto en los últimos diez meses con algo menos que diez 'sugar daddies', lamenta que lo que hace pueda verse como “prostitución”. “No tiene nada que ver, utilizar una de estas aplicaciones es como usar cualquier otra de las que se usan habitualmente para ligar, aunque en ésta una sepa que los hombres son más mayores”, abunda.

Al entrar en Mysugardaddy.eu, ella podía estar segura de que la app no le ofrecería contactar con hombres que se hacen pasar por varones de éxito. Para poder utilizar esta aplicación plenamente, ellos tienen que facilitar documentación sobre sus ingresos. Han de demostrar que pueden ser 'sugar daddies' de verdad.

No sólo sexo

El sexólogo afincado en Berlín Christoph Joseph Ahlers, explica que en esta industria del encuentro “el hombre no busca una prostituta en el sentido convencional, sino una compañera cuyo atractivo sexual hace que aumente su prestigio social”. Según escribe Ahlers en un libro recientemente reeditado en Alemania cuyo título es Von Himmel Auf Erden (Ed. Goldmann, 2015) o “Del cielo en la tierra”, este tipo de contactos “no son sólo una cuestión de sexo, aunque el sexo sea una parte” sino que “lo que va primero” es, por extraña que resulte, la idea de “relación”.

Engelmann reconoce, sin embargo, que puede haber gente en la comunidad que ha creado su empresa que utilice los contactos para la prostitución. “Nosotros no prestamos servicios de prostitución o de escorts. Pero no podemos descartar que alguien utilice la aplicación con esos fines”, asevera Engelmann. “Nuestra idea es facilitar relaciones que duren varios meses”, agrega.

Según las cuentas que manejan en Mysugardaddy.eu, la mayoría de estas relaciones duran entre tres o cuatro meses. “Luego, una de las partes se cansa y se acabó”, sostiene Engelmann. “Pero hemos hecho algunas encuestas y hay algunas parejas que han tenido niños, o se han casado”, asegura. 

Él está de acuerdo en pensar que en el tipo de contactos que facilita su empresa, la mujer adopta el papel de Julia Roberts en la célebre comedia romántica de los años noventa Pretty Woman. Stefan, el empresario de Fráncfort, reconoce haberse “enamorado” y haber tenido una relación “que duró un año” con una 'sugar babe'. “Al final, la relación no salió como yo quería”, dice el emprendedor, que actualmente alterna citas con dos 'sugar babes' de 22 y 24 años.

Un negocio de subscripciones

De fracasos y 'matches' como los suyos viven Mysugardaddy.eu o Seeking Arrangement. Estas empresas, abundantes cuando uno busca este tipo de contactos en plataformas como Google Pay o Apple Store, suelen cobrar por tener acceso a la comunicación entre usuarios. Éstos han de construir primero un perfil y después pagar si quieren hablar con otro integrante de la comunidad.

Stefan, por ejemplo, paga unos 55 euros mensuales. Eso le da derecho a un número de 'créditos' que son, en realidad, posibilidades de entablar comunicación con las usuarias que le gusten. Si se le agotaran esos 'créditos', como ya le ha pasado en alguna ocasión, puede comprar más.

Para ellas, la subscripción es más barata, de 25 euros mensuales. “Ellas no suelen pagar, se dejan contactar”, precisa Lehmann, el responsable de comunicación de la empresa alemana. Ni él ni Engelmann desvelan números sobre el volumen de negocio de su empresa, pero ambos señalan que su negocio está “creciendo de forma sostenida y estable”. Y tanto.

Engelmann sabe que, en todo el mundo, hay un mercado de hombres que han tenido éxito en lo profesional a costa de su vida amorosa. Pero, sobre todo, hay muchos interesados e interesadas en la promoción social por la vía rápida. “Los ricos cada vez son menos, pero el número de gente que quiere ser rica no para de crecer. Como 'sugar babes', las mujeres pueden asegurarse un compañero con el que vivir bien, ir a comer, comprar ropa, viajar, ir al cine...”, concluye Engelmann.

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