Era el momento de hacer la gran presentación ante los inversores españoles. Pero tiró de discreción, de silencio. Sólo un discurso de intenciones. Sol Daurella (Barcelona, 1966), la presidenta de Coca-Cola European Partners, nunca se ha prodigado en los medios y la salida a bolsa de la nueva megaembotelladora, la que preside, tampoco fue la ocasión. Esquivó a la prensa tras su discurso. Se amparó en él. Ahí estaban todos sus mensajes a los inversores españoles en el que es, de momento, el mayor salto al parqué español de 2016.

Sol Daurella es una de las mujeres más relevantes del empresariado español y una de las mujeres más ricas de la Península. La fortuna de su familia se calcula en 3.700 millones de euros, según los cálculos realizados por 'Forbes España' el pasado mes de noviembre. Sólo hay una mujer más rica que ella en España, según la revista. Se trata de Sandra Ortega Mera, la hija de Amancio Ortega, el fundador de Inditex. En este caso, la fortuna es casi el doble, 7.500 millones de euros.

Al margen del dinero está el poder. Coca-Cola European Partners sueña con llegar al selectivo Ibex 35. Su valoración en bolsa lo permitiría. Tras su primera jornada en el parqué la empresa está valorada en más 17.300 millones de euros. Podría colarse en el selectivo, aunque eso depende del comité asesor de BME y el free float -porcentaje de acciones libres que no pertenecen a ningún accionista institucional-. De estarlo, ocuparía el décimo puesto, por detrás de Gas Natural.

¿Otra cara femenina en el Ibex?

“Es seria pero agradable, profesional y, quizás, excesivamente educada”, aseguran fuentes empresariales que han trabajado con ella. Si llegara al Ibex, Daurella sólo se encontraría con otras tres mujeres entre los presidentes de las 35 mayores cotizadas de España. Este pequeño club femenino está compuesto por Ana María Llopis, la presidenta no ejecutiva del grupo de supermercados Dia; Esther Alcocer Koplowitz, que ocupa el mismo cargo en la constructora FCC, compañía ya en manos del magnate mexicano Carlos Slim. La tercera, Ana Botín, presidenta de Banco Santander. Esta última no le es desconocida. Daurella ya atesora con Botín una relación de amistad y de consejo de administración.

La ejecutiva catalana es consejera de Santander desde noviembre de 2014. Llegó a la entidad de Boadilla sólo cinco días después de que abandonara ese mismo cargo en el Banco Sabadell. Un cambio de entidad financiera que conllevó revuelo mediático por ser percibido como un desplante a la entidad bancaria ligada a la burguesía catalana. De hecho, su familia materna fue una de las que promovió la creación del banco. Pero dejó Sabadell por el ‘banco rojo’ y también entró en el accionariado de éste. Daurella tiene el 0,003% de Santander, 413.500 acciones valoradas en 1,7 millones de euros.

Sol Daurella, en la Bolsa de Madrid. Efe

La vinculación de Daurella con Botín va más lejos. La santanderina es consejera de Coca-Cola Company, el gigante de los refrescos con sede en Atlanta y Santander será, además, una de las entidades encargadas de poner en marcha la primera emisión de bonos de Coca-Cola European Partners.

La presencia de Sol Daurella en el consejo de Santander también supuso su marcha de otras cotizadas. Abandonó el consejo de Ebro Foods y el de Acciona. Quería centrarse en el consejo del banco y, sobre todo, en el lanzamiento de Coca-Cola European Partners, entonces en fase embrionaria. Una fusión de tres embotelladoras que no se hizo pública hasta meses después, ya en verano de 2015.

Fortuna a golpe de refresco

No toda la fortuna de los Daurella es Coca-Cola pero sí es su piedra angular. Hay que remontarse a principios de la década de los 50 del pasado siglo para saber cómo llegó a sus manos el negocio de embotellar refrescos. Santiago Daurella i Rull (abuelo de Sol) recibió la concesión del gigante de los refrescos para ser su factoría en España. Hasta entonces, el empresario se dedicaba a la importación de bacalao y tenía una planta de gaseosa en la ciudad condal.

Se dice que, antes de Daurella, el millonario mallorquín Juan March rechazó ser el licenciatario de Coca-Cola. No vio futuro al refresco. A partir de ahí, el negocio de embotellar ‘cocacolas’ fue regionalizándose con familias de renombre. En total, más de 40 empresas y detrás de ellas, apellidos como Gómez Trenor, Víctor Urrutia, Jaime Castellano o las familias Comenge, Mora-Figueroa, Bohórquez, Sáenz de Vicuña y Álvarez de Estrada. Todos ellas han estado (o están) ligados a la historia del refresco en España.

Hasta los años 90, cuando el número de envasadoras se redujo a 13 y, después, a siete: Casbega, Colebega, Rendelsur, Norbega, Begano, Asturbega y Cobega. Ésta última, la de los Daurella. Fue ésta la que encabezó la fusión en 2012 de las siete empresas, para que sólo quedará una. Atlanta estaba de acuerdo con tener un único embotellador, sobre todo, de cara a la integración europea que ya tenía en mente. Hoy, los Daurella tienen cerca del 18% de Coca-Cola European Partners, que envasa para España, Andorra, Portugal, Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Luxemburgo, Mónaco, Noruega y Suecia. Esa participación, según el precio tras el debut en bolsa, vale 3.114 millones de euros.

Pero el refresco sólo fue el germen de un imperio familiar más amplio, bajo el paraguas de la sociedad Cobega. Los Daurella también controlan, junto a Nestlé, el negocio de Nespresso, gestionan la marca de batidos Cacaolat, la embotelladora de Coca-Cola en Marruecos, en Cabo Verde, Gambia, Ghana… En total, el grupo Cobega está integrado por 73 sociedades que, en 2014 (el último año con datos en el Registro) tuvo un beneficio de 272.2 millones de euros. Ese año su cifra de negocio fue de más de 3.918 millones de euros.

Cónsul honorario de Islandia en Cataluña

Daurella será presidenta de Coca-Cola European Partners, como mínimo hasta 2025, según la documentación que envió al regulador bursátil estadounidense antes de dar el salto a bolsa. Pero en su currículum hay mucho más. Por ejemplo, es cónsul general honorario de Islandia y Preside el consejo del Teatre Nacional de Catalunya en Cataluña. Su formación: es licenciada en Ciencias Empresariales y MBA en Administración de Empresas por ESADE.

Sol Daurella, entre Muhtar Kent (i), presidente de The Coca-Cola Company, y John Brock (Coca-Cola Enterprises).

Su marido tampoco es un desconocido. Carles Vilarrubí es vicepresidente del banco de inversión Rothschild en España y presidente de la correduría de seguros Willis. También es vicepresidente segundo del FC Barcelona. Vilarrubí estuvo presente este jueves en la salida a bolsa de European Partners y, después del toque de campaña, subió con Daurella al escenario para fotografiarse delante del logo del refresco.

En los tribunales

Vilarrubí no ha ocupado titulares sólo por sus cargos, también por su relación con Jordi Pujol Jr. El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata le acusa de haber pagado comisiones “irracionales” al primogénito del expresidente catalán bajo la coartada de “buscar instalaciones para organizar concursos deportivos ecuestres en Cataluña”. Fue el mismo juez el que, el pasado octubre, ordenó el registro del domicilio de los Vilarrubí-Daurella.

Este no es el único revés de la justicia al matrimonio catalán. Daurella tuvo que declarar en octubre por tres presuntos delitos: estafa procesal, administración desleal y delito contra los trabajadores en su gestión al frente de Cacaolat. Se hizo con la gestión de la enseña de batidos tras la debacle de Nueva Rumasa, su anterior propietario. Presentó a los administradores concursules del antiguo emporio de los Ruiz-Mateos un ambicioso proyecto para poder hacerse con el control de la marca. No cumplió sus promesas de plan de negocio y la plantilla la llevó a los tribunales.

Carles Vilarrubí.

Su otro gran problema con la justicia fue por Coca-Cola. En concreto, por el recorte de empleo que conllevó la creación de la embotelladora única en España en 2012. Supuso el cierre de cuatro fábricas: la de Baleares, Asturias, Alicante y la de Fuenlabrada en Madrid. En total, 1.200 despidos que se redujeron a 840. Un expediente de Regulación de Empleo que los trabajadores llevaron hasta el Tribunal Supremo. Y ganaron. En mayo de 2015, anuló el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) al entender que la compañía había vulnerado el derecho de huelga de los trabajadores y decretó su readmisión. Iberian Partners, según el Supremo, vulneró los derechos de su plantilla al minimizar el impacto de la huelga incrementando la producción y la distribución desde otras fábricas españolas, para que los consumidores no percibieran la falta de productos como consecuencia del paro.

Más allá de la gran empresa (y de la justicia) su familia tiene presencia en el mundo del arte. Su tío Francisco puso en marcha en 2009 la Fundación AMYC. Quería acercar a los madrileños el arte catalán y mediterráneo de los siglos XIX y XX. Para ello, puso en marcha un museo en Aravaca (Madrid). En él, más de 250 obras de pintura y escultura, con nombres como Joaquín Sorolla, Salvador Dalí, Joan Miró o Antoni Tàpies, entre otros.

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