La 'deep science’ no es barata ni rápida. IMAGEN: Freepik

La 'deep science’ no es barata ni rápida. IMAGEN: Freepik

Europa

Las tecnologías 'deep science’ que transforman la ciencia en industria se estancan en Europa por falta de inversión

"Europa es líder mundial en deep science, aportando alrededor del 30% de la producción científica mundial, pero falta convertirla en empresas reales".

4 marzo, 2024 02:00

 Las deep science technologies, o tecnologías de la ciencia profunda, hacen referencia a un ámbito de estudio que busca abordar cuestiones esenciales de nuestro tiempo. Se trata de desarrollos científicos enfocados a comprender aspectos fundamentales de la naturaleza y el universo; así como a determinar la aplicación práctica de estos conocimientos para afrontar algunos de los desafíos de nuestro tiempo, como el cambio climático, la producción de energía sostenible, la mejora de la salud de las personas o la preservación del medioambiente.

Para ello, como ya apuntaba hace unos años el Foro Económico Mundial, no sólo se requiere de la habilidad de los científicos, también de la colaboración de todos aquellos que pueden contribuir a su impulso “a través de la planificación y gestión de proyectos excepcionales”, y que implican grandes inversiones en infraestructuras y tecnologías. La falta de apoyo financiero es el eslabón más débil de toda esta cadena.

“El science equity, la inversión especializada en estas tecnologías deep science que provienen de la ciencia, es la pieza clave para crear una industria de alto valor y competitiva frente a otros países”, defiende Almudena Trigo, la presidenta y socia fundadora de BeAble Capital, en una entrevista con D+I –EL ESPAÑOL.

Tecnologías para soluciones “tangibles”

En Europa, ese déficit de financiación existe, según se desprende del informe European Deep Sciences Technologies: the time for Science Equity in now, llevado a cabo por esta firma de inversión especializada en este tipo de tecnologías junto a BBVA Research.

Europa es líder mundial en deep science, aportando alrededor del 30% de la producción científica mundial. Además, dos tercios de las tecnologías que son estratégicas para nuestra región, se engloban dentro esta categoría de la ciencia, pero falta convertir esa gran producción en empresas reales, que solucionen problemas reales, y el science equity es el catalizador para conseguirlo”, manifiesta Trigo.

Para saber exactamente a qué hacen referencia estas tecnologías, hay que diferenciar, dentro de las deep tech, entre las puramente digitales, que engloban el big data o la inteligencia artificial; y aquellas surgidas en ámbitos científicos (deep science). Es a partir de estas últimas con la que se desarrollan productos “físicos y tangibles” en sectores como los nuevos materiales, la nanotecnología o la micro y nanoelectrónica, explica la presidenta de BeAble.

"Con este informe, el primero que se hace sobre inversión en deep science a nivel europeo, hemos querido dar visibilidad a la ciencia desde un punto de vista de economía e industria. Ambas fundamentales para Europa por su gran impacto económico y social, sólo a través de ellas se conseguirán solucionar grandes retos como el cambio climático", afirma.

Sostenibilidad, resiliencia y competitividad

En cuanto a las conclusiones del documento, Trigo destaca tres retos clave que Europa debe afrontar y donde la inversión en deep science juega un papel crucial: sostenibilidad, resiliencia y competitividad.

El primero de ellos es “un imperativo sin alternativas” para resolver problemas, como la escasez de materiales y la necesidad de una agricultura más sostenible, que sólo pueden abordarse, según señala el documento, a través de la ciencia. “Algo que también ha declarado Nacionales Unidas a través de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible”, aporta Trigo.

El segundo reto, resiliencia frente situaciones críticas, cobra especial relevancia en un mundo que acaba de sufrir una de sus mayores pandemias. “La reciente crisis sanitaria evidenció las carencias de Europa y la vulnerabilidad ante dependencias externas, como en el caso de materiales básicos como los semiconductores”, recuerda la portavoz de BeAble.

Finalmente, el informe destaca la necesidad de mejorar la competitividad frente a otros países, señalando a potencias como China y Estados Unidos, que llevan años invirtiendo en deep science. “De hecho, según DARPA, la agencia de proyectos de investigación avanzados de Defensa de Estados Unidos, el 60% de su presupuesto, equivalente a 2,36 billones de dólares, se destina a estas tecnologías disruptivas”.

Casi nada que envidiar a EEUU

En términos de financiación, Trigo destaca la necesidad de grandes inversores privados que comprendan la importancia de estas tecnologías y estén dispuestos a apoyarlas. "Los inversores públicos ya son conscientes de ello. La Comisión Europea conoce perfectamente el potencial del deep science y en la próxima década EIC Fund invertirá cerca de 2.000 millones en empresas de este ámbito”.

También destaca programas como Horizonte Europa y el EIC Accelerator (Consejo Europeo de Innovación) como ejemplos de iniciativas que respaldan el desarrollo de estas tecnologías y posicionan a Europa como líder en investigación e innovación. “Pero esto no es suficiente: se necesitaría una coinversión de unos 5.400 millones de euros”, advierte la presidenta de BeAble.

Como se adelantaba más arriba, Europa lidera en la generación de tecnologías deep science, según el informe elaborado por BeAble Capital y BBVA Research. El desafío ahora radica en convertir este potencial en una sólida base industrial y económica.

“Europa no tiene nada que envidiar a otros gigantes como Estados Unidos en términos de educación, calidad y cantidad de investigadores. Incluso estamos a la par en cuanto a la inversión y tenemos una gran capacidad científica, pero muchas veces no encuentra tejido industrial en el que anidar”. Y añade: “El verdadero reto está en transformar toda esta ciencia en industria”.