La geoestrategia hoy en día está más que nunca ligada a la innovación tecnológica y así se refleja no solo en la carrera de Estados Unidos y China por el liderazgo, sino en todo el mundo. Hay que recordar que dos tercios de la población mundial son asiáticos y, dentro de Asia, China e India están tomando el liderazgo con economías que apuestan fuertemente por la innovación tecnológica y el conocimiento y, por ello, serán la segunda y tercera economía del mundo antes de 2030.

El aumento de la población, su distribución y el envejecimiento de las sociedades más desarrolladas está comportando también un nuevo orden mundial derivado de la redistribución de la natalidad, el talento y la concentración de personas en las megaciudades. Con esta sociedad productiva y conectada, seguimos consumiendo más recursos de los que el planeta puede regenerar y, si no revertimos la tendencia, los eventos que se derivarán del cambio climático afectarán a la orografía del propio planeta y la manera en la que vivimos en este mundo, generando migraciones de refugiados climáticos.

Hace 10 años las principales empresas del mundo eran en su mayoría industriales o productoras de petróleo, hoy en día son tecnológicas americanas, pero también asiáticas. Las nuevas tecnologías, en especial la inteligencia artificial, están transformando la manera en la que nos relacionamos, también nuestras empresas, nuestra sociedad. Sus beneficios potenciales para mejorar la productividad, democratizar el conocimiento y el bienestar y la calidad de vida de las personas son muy grandes, pero también la capacidad destructiva si se utilizan para mal o no se ponen medidas a sus riesgos como la desinformación y, por tanto, manipulación, la exclusión de personas, así como los usos bélicos o malintencionados.

En los últimos siglos, hemos vivido un orden mundial en el que Estados Unidos y su economía, basada en el liderazgo tecnológico, la seguridad y el dólar, lideraba la conexión económica del mundo a través del sistema SWIFT internacional. Ante la pérdida del liderazgo, Estados Unidos ha reaccionado con una política protectora empezando por expulsar empresas chinas o recursos o prohibir la inversión en China, además de fortalecer de nuevo su propia industria y por supuesto reforzar sus propias compañías.

Las inversiones en inteligencia artificial o en energías verdes y sus cadenas de valor, como los semiconductores, son tan grandes que ahora incluso los hombres más ricos del mundo buscan inversores en los grandes fondos y fortunas en los Emiratos Árabes o los países asiáticos. Blackrock está detrás de la mayoría de estas grandes tecnológicas americanas, pero también de las de muchos otros países como España, donde ya posee un porcentaje relevante del Ibex 35.



Tanto Blackrock como Vanguard, son gigabancos de bancos centrales y empresas industriales y tecnológicas clave para el mundo, y detrás de ellos se encuentran las grandes fortunas, dueños económicos del mundo con capacidad real transfronteriza más allá de países o democracias.

Las nuevas tecnologías ofrecen oportunidades, pero también ponen sobre la mesa bajo qué valores las queremos utilizar y para qué finalidad. Los criterios de los diferentes países sobre la privacidad, la transparencia, el bien común o los posibles usos duales de la tecnología para fines bélicos y civiles no son los mismos e incluso están sobrepasados por empresas y propietarios de fondos.

Parece que la polarización entre Estados Unidos, Rusia y China es ahora multimodal (agravada por los conflictos de Ucrania e Israel), y han conseguido reunir bajo el foro BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a otras economías intentando salir del sistema liderado por Estados Unidos. Los BRICS, con las incorporaciones de nuevos países, representarán en torno al 40% del PIB mundial y más del 50% de la población, además de ser países ricos en materias primas, minerales y petróleo sin hablar de la potencia militar. 

Por otro lado, las nuevas tecnologías traen nuevas maneras de hacer. Estamos pasando del petróleo a la inteligencia artificial, además del blockchain, que fue concebido justamente para descentralizar las transacciones y los valores y pasar de una economía local a una global. Sea como fuere, ahora el nuevo orden mundial está basado en la innovación tecnológica y la capacidad financiera.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.