Cuando se habla de la brecha salarial de género, uno de los argumentos que se esgrimen para intentar justificarla es que las mujeres realizan con mayor frecuencia trabajos denominados de bajo valor, que suelen conllevar salarios más bajos. Este tipo de trabajos, como la limpieza o los cuidados, son ocupados en su mayoría por mujeres.
Podríamos discutir si realmente son tareas de bajo valor, puesto que disfrutar de un entorno limpio e higiénico o que se cuide y atienda a las personas más queridas y más vulnerables me parecen tareas muy importantes y que aportan un gran valor a la sociedad.
Lo llamativo que es que, aunque, según datos del INE, la brecha salarial se va reduciendo según bajamos en los tramos de edad (es 15 veces mayor en el tramo de 55 a 64 años que en el tramo de 25 a 34), lo que nos encontramos es que hay ciertos sectores, incluso de los que rondan el pleno empleo, que se están precarizando o donde las mujeres pierden presencia.
En la búsqueda de la equidad de género, la presencia de mujeres en campos relacionados con la ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM) ha aumentado en las últimas décadas. Sin embargo, este crecimiento no siempre se traduce en igualdad de condiciones y la feminización de ciertos sectores presenta desafíos particulares.
Actualmente, las mujeres representan más del 55% de los estudiantes universitarios. Mientras copan estudios como las formaciones de profesorado, educación social o enfermería (con cuotas superiores al 80% de presencia femenina), la última posición la ocupa informática, con menos del 15% de cuota, que, por alguna razón (o por varias) no ha conseguido captar la atención del talento femenino a pesar de ser una profesión con pleno empleo y buenas condiciones salariales.
A pesar de estos datos, en los últimos años, hemos sido testigos de un aumento significativo en el número de mujeres que optan por estudios en campos STEAM, sobre todo en el ámbito de las ciencias y la ingeniería. Esto representa un avance positivo en la lucha por la igualdad de género, pero también plantea la pregunta crucial: ¿cómo se están integrando estas mujeres en el mercado laboral y en posiciones STEAM?
Uno de los fenómenos más destacados es la relación entre la feminización de ciertos sectores STEAM y la precarización laboral. Tomemos el ejemplo del sector sanitario, donde, como hemos comentado, la presencia femenina en las universidades de enfermería es mayor del 80%, mientras que en medicina es casi de 70%. Es decir, las mujeres representan una gran proporción de profesionales en un sector, que debería ser el más importante de nuestra sociedad (¿hay algo más importante que la vida?).
Además, es un sector absolutamente necesario y no depende de estaciones o modas: siempre se necesitan sanitarios y la evolución de contrataciones no debería ser otra cosa que creciente, debido al envejecimiento de la población y demás retos pandémicos.
Sin embargo, aunque la presencia de mujeres en el sector sanitario ha aumentado, también se ha observado un aumento en la precarización laboral, con salarios más bajos y condiciones de trabajo menos estables en comparación con otras profesiones.
Hace unas pocas décadas, ser un médico era algo, primero, masculino, y, segundo, una posición incluso social de relevancia. Ahora, tenemos muchos médicos, que después del gran esfuerzo realizado en su formación, tienen condiciones precarias y no consiguen tener estabilidad hasta dentro de muchos años. Esto ocurre también en otras profesiones como enfermeros o fisioterapeutas. E incluso psicólogos, sector altamente demandado actualmente debido a los estragos causados por la pandemia de la Covid (y por esta sociedad altamente enferma), donde se están ofreciendo salarios cercanos a los de la limpieza.
Como ejemplo, un botón, que ilustra claramente esta precarización. Mi hija ha estado vacunándose cada mes durante 5 años por la alergia. Tenía un enfermero ya mayor, pero estable, con su nombre en la puerta de la sala. El señor se jubiló y estuvimos más de año y medio, donde cada mes que íbamos para su vacuna nos encontrábamos con una enfermera distinta (solo una vez hubo un enfermero). Creo que sigue sin haber un profesional estable en esa plaza, totalmente necesaria.
También, merece atención el fenómeno de los titulados en matemáticas que ingresan al ámbito de la data y la inteligencia artificial. Aunque la presencia de mujeres en las carreras de matemáticas supone un 36% del total, las que se decantan por posiciones en el sector del data science solo suponen alrededor del 20%.
Dato llamativo si se tiene en cuenta que la demanda de estos profesionales lleva aumentando alrededor del 30-40% cada año desde hace más de un lustro. Además, se trata de profesionales con buenas condiciones económicas y proyectos interesantes.. ¿No están interesadas las mujeres en posiciones que son acordes a su formación y que ofrecen estabilidad, proyectos interesantes y condiciones óptimas? ¿Hay un sesgo en la búsqueda de estos profesionales y las empresas se decantan más por profesionales masculinos?
Las mujeres en el entorno STEAM se enfrentan también a otros desafíos, como la falta de representación en puestos de liderazgo, que al final son los que toman las decisiones de contratación, sesgos de género y barreras culturales. Superar estos obstáculos es esencial para garantizar que la presencia de mujeres en STEAM no sea solo numérica, sino que también se traduzca en una participación activa y equitativa en todos los niveles de la industria, y sean partícipes y beneficiarias de los subsectores más demandados y prometedores.
En la era actual, donde la tecnología y la innovación impulsan gran parte de la economía global, es esencial abordar las inequidades de género en los campos STEAM. La feminización no debe ir de la mano con la precarización, y es responsabilidad de la sociedad y las empresas garantizar un entorno equitativo y sostenible para todas las profesionales en STEAM.
Al hacerlo, no solo se fomenta la diversidad, que ya se ha comprobado que genera riqueza y no es una mera cuestión de salir bonito en la foto, sino que también se promueve un futuro más inclusivo, próspero y sostenible.
Al final, todo se resume en lo que escuché decir a Ana Bujaldón, presidenta de Fedepe, en una charla: "sector que se feminiza, sector que se precariza". ¿Podremos parar esta tendencia?
***Epifanía Pascual es country manager de LetMeShip en España.