China es una cultura milenaria, un imperio líder durante muchos años y este es su anhelo y el discurso de su líder para transformar el país. Los últimos 150 años son, en la interpretación china, un paréntesis del que han aprendido los errores. El redespertar de China no se improvisa y llevan años invirtiendo, ahora recogen.

Uno de los primeros ejemplos fue la creación del Beijing Genomics Institute (BGI) en 1999. Lo que empezó como un centro de investigación para secuenciar genomas, es hoy un holding de empresas que provee de tecnología médica, de equipos, de instalaciones y de servicios a todo tipo de compañías, hospitales y aseguradoras del mundo con múltiples filiales y laboratorios, siendo una de las principales empresas del mundo que controla la cadena de valor de las ciencias de la vida.

Otra de esas cadenas es la de semiconductores, los chips imprescindibles en prácticamente cualquier dispositivo electrónico, desde cualquier sensor a un vehículo eléctrico, pasando por todos los dispositivos digitales, un mercado cuya demanda crece exponencialmente y más aún con la inteligencia artificial.

Hace años que China promueve la nueva ruta de la seda, su conexión de transporte con el resto del mundo, con el objetivo de proveerse de las materias primas de esta nueva economía que se encuentran en terceros países (africanos y latinoamericanos), principalmente minerales críticos para semiconductores y baterías, y establecer nuevas rutas de conexión para llevar sus propios productos alrededor del mundo y evitar depender de terceros.

De ello se deriva su posición al respecto de Taiwán, cuya joya de la corona es su fábrica de semiconductores TMSC, que produce el 55% de toda la producción mundial y que China reclama históricamente como parte de su territorio, al igual que Hong Kong.

La ruta de la seda además pretende crear vínculos y rutas de transporte con sus principales mercados, internacionalizando su propia economía, pero controlando el mercado interno.

No solo eso, sino que el comunismo capitalista de China ha promovido la creación de grandes empresas punteras similares americanas pero controladas de manera directa o indirecta por el gobierno chino, sus propias macroincubadoras de startups, sus propios bancos y plataformas de crédito para pymes, clústeres de innovación (Shenzhen-Hong Kong-Guangzhou-Hefei y Shanghái), y sus propias grandes infraestructuras (superordenador cuántico o el acelerador de partículas). 

China hoy en día publica más y mejores artículos científicos que Estados Unidos y es ya el gran inventor del mundo generando la mayoría de las patentes del mundo. De hecho, la empresa china Huawei es la empresa del mundo con más patentes en 2022. Igualmente las de Inteligencia Artificial.

La nueva ruta de la seda bien podría llamarse la nueva ruta de la tecnología y es por ello que China no está emergiendo sino recuperando su liderazgo milenario.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.