Desde hace 36 años, cada mes de septiembre, los representantes de la industria digital y de las telecomunicaciones, junto con las administraciones, se reúnen en Santander bajo el paraguas de los reputados cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que actualmente celebra su 90º aniversario.

Este año se hemos debatido sobre reindustrialización, y que conste que no es el primero que lo hacemos. En 2019 se abordó la importancia de reindustrializar España, y si entonces era importante, urgente y necesario; imagínense ahora la relevancia que tiene.

Hemos evolucionado mucho en el ámbito de la digitalización, sin duda, con pasos de gigante. También hemos avanzado en la concienciación de la importancia que tiene la sostenibilidad, no solo para el futuro, sino también en el presente. Todavía queda mucho por hacer, aunque caminamos en la dirección adecuada.

Pero ¿por qué es importante la reindustrialización? Durante las jornadas de Santander ha quedado patente que, aparte de reducir la dependencia de otros países, la industria tiene un impacto directo en el desarrollo de la innovación. Sin industria no hay innovación y sin innovación no hay progreso, ni creación de riqueza, ni de empleos de calidad.

También se afirmó, con mucho acierto, que no es lo mismo ser líderes en ciencia que en innovación, y que la ciencia es universal, pero la innovación es local. Necesitamos un ecosistema eficiente que sea capaz de convertir la ciencia, se produzca donde se produzca, en innovación útil para las empresas españolas.

Pues bien, creo que ahora todos estaremos de acuerdo en que, cada día que pasa y que no avanzamos en la reindustrialización del país, es un día perdido. Un día más en el que aumenta nuestra brecha con el resto de los países. Un día más que en el que se reduce nuestra competitividad. Y un día más en el que ponemos en riesgo nuestro estado del bienestar, que tanto nos ha costado conseguir.

Ya no hay tiempo para debatir, es tiempo para actuar. Es el momento de fijar las prioridades y de ponernos manos a la obra.

La buena noticia es que se está avanzando en la reindustrialización, con el apoyo de los Fondos Europeos y los PERTES, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de industrias clave para la economía del país. También hay que celebrar que el pasado 27 de junio, el Foro de Alto Nivel de la Industria - órgano consultivo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo donde participa AMETIC, entre otros agentes sociales y económicos -, aprobó las bases del Pacto de Estado por la Industria; un primer paso para consensuar la futura Ley de Industria que trabaje el corto, medio y largo plazo, y que no dependa de cambios políticos. Es decir, una ley de país.

Además, contamos con lo más importante: un tejido empresarial resiliente que ha demostrado su fuerza, talento, ganas, experiencia y capacidad de innovar.

La Reindustrialización es un Gran Desafío y una gran oportunidad. Por ello, el presidente de AMETIC, Pedro Mier, insistió en Santander, en que se creará una Vicepresidencia de Reindustrialización e Innovación, las dos palancas que, apoyadas en la digitalización y la sostenibilidad, pueden y deben definir el futuro de España.