Bautizada con el nombre de Armada es la primera flota de barcos autónomos del mundo. Buques destinados a la investigación oceanográfica encargados por la empresa Ocean Infinity al astillero noruego  GMV (Grotfjord Mek Verksted). Un total de 11 barcos robóticos diseñados para investigar y monitorizar los fondos marinos sin alterar el ecosistema.

Sus motores, diseñados por Danfoss Editron y Volvo Penta, cuentan con un sistema completo de propulsión híbrida-eléctrica y un equipo de recarga con un sistema de gestión de energía y control de propulsión para cada embarcación. Reducen hasta en un 90% las emisiones de CO2 ya que para algunas operaciones pueden navegar empleando tan sólo el motor eléctrico.

Los barcos que componen Armada tienen dos dimensiones, de 21 metros y de 37 metros de eslora y serán capaces de realizar viajes transoceánicos sin necesidad de llevar tripulación a bordo. Equipados con sensores de última generación y tecnología de navegación autónoma, podrán recopilar información de las aguas más profundas. No necesitan del apoyo de ninguna nave nodriza. Desde tierra, dos centros de control - uno en Texas (EEUU) y otro en Southampton (Reino Unido)– dirigirán vía satélite las operaciones de los buques y recibirán la información que envíen desde alta mar.

Cada uno de los buques está completamente equipado para realizar tareas de inspección y recopilación de datos en alta mar hasta una profundidad de 6.000 metros. Pueden trabajar de manera individual o en equipo.

Además, pueden desplegar drones y submarinos robóticos autónomos con los que recoger imágenes o sonidos del fondo marino. Equipados con diferentes tipos de sonares, radares y cámaras fotográficas de alta definición, son capaces de desplazarse a una velocidad de 4,5 nudos y enviar al mismo tiempo la información recopilada lo que facilita el trabajo de investigación, cableado, supervisión de instalaciones offshore, búsqueda, rescate, etc.

Una de las tareas de esta Armada robótica, será ayudar a las comunidades marítimas y científicas a conseguir el objetivo de cartografiar todo el suelo oceánico de la Tierra para 2030. Los primeros buques podrán zarpar a finales de 2020, aunque la flota completa no estará terminada hasta mediados de 2021.