Los autores Tony Veale y F. Amílcar Cardoso definen la creatividad computacional como un área emergente dentro de la inteligencia artificial centrada en la capacidad de las máquinas para generar y evaluar resultados novedosos que, si los hubiera producido un ser humano, se considerarían creativos.

La creatividad computacional se ubica en la intersección de la inteligencia artificial, la psicología cognitiva, la filosofía y las artes.

El ordenador Watson de IBM compuso la primera canción cognitiva. Microsoft, ING, la Universidad Técnica de Delft y varios museos demostraron con Next Rembrandt como ciertos algoritmos y una impresora 3D podían pintar un cuadro de Rembrandt.

Softlab e IBM Watson crearon una escultura creada con tecnología cognitiva. Google generó el primer videoclip realizado por una inteligencia artificial con herramientas como Deep Dream.

El profesor de sociología Anton Oleinik explica que las redes neuronales no son capaces de superar a los humanos. Un motivo es que las redes neuronales son algoritmos de aprendizaje automático compuestos de capas de cálculos que sobresalen al manejar grandes cantidades de datos y encontrar cada patrón dentro de ellos.

Se basan fundamentalmente en la regresión estadística, lo que significa que, si bien son buenos para identificar patrones, no son capaces de anticipar cuándo cambiará un patrón, y mucho menos conectar un patrón con otro patrón con el que no esté relacionado. Esto, en concreto, resulta un ingrediente crucial en la creatividad.