La Comisión Europea acaba de desvelar las claves de su Estrategia de Datos, que incluye previsiones como estas para 2025: el volumen global de datos se incrementará un 530%, al pasar de los 33 zettabytes actuales a 175. Además, también se incrementará el valor de la economía del dato alcanzará los 829.000 millones de euros, frente a los 301.000 millones actuales, lo que supondrá el 2,4% del PIB de la UE.

Estas cifras son de sobra razones de peso para elaborar una estrategia común en la UE, sobre todo, si se añade que dentro de solo cinco años ya habrá 10,7 millones de profesionales de data, frente a los 5,8 millones actuales; y que el 65% de la población tendrá habilidades (las llamadas skills) básicas digitales, frente al 57% actual.

Esta estrategia tiene como objetivo hacer de la UE “un líder en una sociedad basada en datos” porque lo que se pretende es crear “un mercado único de datos que circulen libremente dentro de la UE y en todos los sectores”, lo que beneficiará a las empresas, los investigadores y las administraciones públicas, aseguran desde la Comisión.

Sin embargo, para que esto sea factible las personas, las empresas y las administraciones “deberían estar facultadas para tomar mejores decisiones basadas en el conocimiento de los datos no personales”, unos datos, inciden, que deberían estar disponibles para todos.

Así, señalan que la pieza clave del puzle de la transformación digital en la que la sociedad y la economía están inmersas se encuentra en los datos, “desde la forma en que producimos hasta en la que consumimos y vivimos”. 

En este sentido, desde la Comisión Europea se insiste en que la innovación basada en datos “puede aportar beneficios importantes y concretos a los ciudadanos, a través de, por ejemplo, la medicina personalizada o la movilidad mejorada, y a la economía europea”.

Por ejemplo, el uso de datos industriales y comerciales es fundamental a la hora de fabricar motores a reacción, que están llenos de miles de sensores que recopilan y transmiten datos para garantizar un funcionamiento eficiente. También es esencial en los parques eólicos, cada vez más comunes en la geografía europea, porque utilizan estos datos industriales para reducir el impacto visual y optimizar la energía eólica.

En el transporte, por ejemplo, por mar, un análisis de datos permite evitar el tráfico en tiempo real, lo que puede suponer un ahorro de hasta 730 millones de horas, que se traduce en hasta 20.000 millones de euros en costes laborales. Algo similar ocurre con los trenes, porque la notificación en tiempo real de sus retrasos puede ahorrar 27 millones de horas de trabajo, es decir, 740 millones de euros en costes.

Y en el sector de la salud, una mejor asignación de recursos para combatir la malaria podría ahorrar hasta 5.000 millones de euros en costes de atención médica a nivel mundial.

En definitiva, este mercado único para datos puede transformar la sociedad y la economía en la que vivimos, pero será fundamental, apuntan desde la Comisión Europea, “respetar plenamente las normas europeas, en particular la privacidad y la protección de datos, así como la ley de competencia”.

Todo para que la UE se convierta “una economía de datos atractiva, segura y dinámica” al establecer unas “reglas claras y justas sobre acceso y reutilización de datos” e invertir en estándares, herramientas e infraestructuras de próxima generación para almacenar y procesar datos.