La computación afectiva es el estudio y desarrollo de sistemas y dispositivos que pueden reconocer, interpretar, procesar y simular las emociones humanas. Es un campo interdisciplinario que conecta áreas como la informática, la psicología o la ciencia cognitiva.

La rama más moderna de la computación afectiva surge con un artículo de Rosalind Picard en 1997 para MIT Press. Una de las áreas de investigación de mayor interés en los últimos años es la capacidad de simular empatía. La inteligencia artificial debe interpretar el estado emocional de los humanos y adaptar su comportamiento a ellos, dando una respuesta adecuada a esas emociones.

En un artículo de Andrew Medal para Entrepreneur, el autor cita una frase de Annette Zimmermann indicando que para el año 2022 los dispositivos personales sabrán más sobre nuestro estado emocional que nuestras propias familias.

Un estudio de la Universidad de Ohio concluyó que la inteligencia artificial puede detectar mejor las emociones que los humanos. Otro informe analizó 1.400 estudios de caso de las principales campañas publicitarias en los últimos 30 años y encontró que la publicidad más efectiva es la que se enfoca en las emociones.  Esto plantea la importancia de conectar la inteligencia artificial con la computación afectiva de cara al desarrollo de nuevos productos y servicios.