Japón se repone como buenamente puede de unas vacaciones forzosas de 10 días, desde el 1 de mayo y por orden del Gobierno, con motivo de la nueva era imperial Reiwa, por la entronización de Naruhito. En España habría sido motivo de jolgorio generalizado, pero no en el país del Sol Naciente, donde ya muchas empresas, como por ejemplo Fujitsu, siguen directrices gubernamentales para empujar a los empleados a marcharse a casa (o donde sea) cuando toca y tomarse todos los días de asueto que les corresponden. Aquí el Gobierno no manda fichar para que se coticen horas extra. Japón es diferente.

También Fujitsu, ya que venía al caso, está en un cambio de era. Con discreta escenificación, el actual presidente ejecutivo y CEO, Tatsuya Tanaka, presentó este jueves, en el Foro anual de la compañía en Tokio, a quien será su sucesor a partir del 24 de junio. Es el ahora vicepresidente Takahito Tokita, que desde 2014 ha dirigido desde Londres la estructura del Global Delivery Group.

Con un par de inclinaciones y un apretón de manos, Tanaka hizo mutis y cedió el escenario al ingeniero de sistemas -según su propia presentación- que devino en gestor, para anunciar el nuevo rumbo de la compañía. Y, si Japón es un país que se caracteriza por el orden, lo que Tokita explica es la visión de que el mundo digital camina hacia el caos (intrusiones en la intimidad, inseguridad de los datos, fake news…) y el único camino hacía el futuro sólo puede seguir la ruta de un cartel que diga “confianza 3.0”.

“Hay que reconstruir la confianza en la tecnología”, es el mensaje de la multinacional que, entre otras cosas, es número siete en el mercado mundial de la ciberseguridad (número uno en Japón). Si bien los vicepresidentes Ichiro Ohama y Rob Norris reconocen a INNOVADORES, en un recinto de ciberseguridad que parece sacado de Star Trek, que es un mercado muy fragmentado: el número uno, IBM, tiene una cuota del 4,3%; el segundo DXC, el 3%; los siguientes bajan al 1,4%, 1% y así sucesivamente.

“La confianza son los cimientos de las relaciones de negocios”, subraya desde el escenario el futuro presidente, advirtiendo de su importancia en actividades volcadas en lo digital como la banca, salud y compras online. “Confianza de la sociedad”, insiste, a cuya búsqueda deben aplicarse el entorno IT y la industria, con “transparencia en la inteligencia artificial”. Y mostrando qué calidad de datos y cómo se usan, para dar la tecnología un enfoque “centrado en el ser humano”.

Los propósitos que anuncia Tokita para su mandato pasan primero por la continuidad de los servicios globales de investigación, consultoría y transformación digital que la compañía ha puesto en marcha bajo su gobierno directo durante los últimos años. “No son servicios low cost”, advierte. Un par de horas después de su puesta de largo, en reunión con un grupo internacional de periodistas, el análisis de lo que Tokita explica que, para Fujitsu, el choque entre el mundo físico y el digital ha sido muy duro.

“La compañía está desequilibrada”, admite, tras indicar que en 2018 hizo récord de ingresos en el negocio interno de Japón, pero las cuentas resultan negativas en el negocio exterior. Una parte esencial del negocio fuera es “producto, hardware” y esos ingresos han caído. “Hemos abrazado un modelo de negocio orientado a los servicios y hemos intentado ponerlos por encima de los servidores y el producto legacy…”, señala. El éxito ha sido limitado.

Tokita pide “sensibilidad” a los medios para informar sobre el cese de actividades en algunos países europeos que desembocan en despidos, resolución de contratos con algunos clientes o traspaso de operaciones (mantenimiento de máquinas) a otros proveedores. “Es una decisión difícil. Y también para los clientes y los empleados”, añade. “Soy humano, deseo que mis chicos me quieran, pero el mercado no necesita eso. Tomaré las decisiones de peso que sea necesario”, concluye, tras admitir que Fujitsu “no está en el nivel óptimo que debería como compañía de servicios y se va a reducir el negocio al salir de algunos mercados”. 

La cura de realidad se completa con una pregunta de INNOVADORES: ¿tiene en mente algún nuevo tipo de servicio, algún nuevo negocio para el futuro, para cambiar ese panorama a la defensiva? La innovación es cosa de pioneros… “Si sales con una buena idea, de un día para otro alguien te la copia”, responde. “Así que no, no quiero compartir ninguna idea”. 

En su presentación había sido mucho más entusiasta. En cuanto a la transparencia en el uso de la IA y la tecnología, Tokita compromete a Fujitsu con la iniciativa AI for the people, promovida por el World Economic Forum de Davos, y con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles de Naciones Unidas. La compañía nipona ha contado con su encuesta global sobre transformación digital, consultando a 900 líderes empresariales en nueve países en el mes de febrero. Con ese universo de consulta, un 60% piensa que las decisiones de una IA son más justas que las de personas, por las limitaciones a las que están sometidas las personas, pero un 52% no se fía de la IA, porque los datos pueden ser incorrectos o limitados. El problema de la ‘black box’ donde la IA genera sus resultados lleva a que un 60% quiera que la decisión final sea de un humano y el 63% para poder asumir sus decisiones pide que la IA las argumente con razones substanciales. Además un 72% de los consultados teme que alguna organización pueda utilizar sus datos personales sin pedir permiso; al 59% le preocupa estar utilizando datos falseados; y un 70% encuentra difícil valorar si la información online es correcta y fiable.

El mensaje condensado es buscar esa ruta hasta la “confianza 3.0 en la tecnología”. Señala David Gentle, director de estrategia y futuro, que se trata de llevar los negocios a una escala centrada en los individuos, “en un entorno de cocreación de valor, dentro de un ecosistema distribuido”.

Propone tres acciones: dotar a los negocios de un propósito claro, estableciendo cuál es el valor que aporta a la sociedad y a la gente; construir la organización centrada en las personas, potenciándolas y con una cultura ágil; y conducir el negocio con la tecnología, el poder y el valor de los datos.

Pero, pese a esa omnipresencia de la digitalización como meta y mantra, uno de los logros de los que más orgullosa se muestra Fujitsu en su foro es la plataforma Annealer. Literalmente, una caja negra en cuyo interior ejecuta sus procesos un chip llamado Digital Annealing Unit (DAU), que es “lo más próximo a la computación cuántica”, según explica Masamoto Goto, jefe de los servicios de IA para negocios. El sistema resuelve problemas de cálculo combinatorio, con posibles aplicaciones en campos como medicina contra el cáncer (estimando las posibilidades de diversos tratamientos, sin probarlos uno a uno); gestión del tráfico ciudadano; o control financiero de una cartera de hasta 500 valores.

La primera versión del chip, lanzada en mayo de 2018 tenía 1.024 bits. La segunda, que es la actual, de abril de este año, tiene 8,192 bits y la próxima generación, sin fecha anunciada, llegará un millón de bits (un megabit).

El contrapunto al discurso de la digitalización por encima de todo lo pone Martin Schulz, responsable del Instituto de Investigación de Fujitsu, el think tank de la compañía, que asume tareas de consultoría en transformación digital. Y él, Schulz, hace de Pepito Grillo, advirtiendo que las estructuras japonesas son todavía demasiado analógicas y la solución “no es digitalizar lo que no funciona para abaratarlo. Digitalizar debe ser para crear cosas nuevas”. No cree en los vehículos autónomos, al menos en mucho tiempo, por motivos de seguridad, y se plantea que la tecnología está creciendo en una burbuja que, sí, “puede estallar”.

No es que Schulz sea un ludita infiltrado en el corazón del mundo de los proyectos digitales: es que, explica, él tiene que “mirar los proyectos también desde el aspecto económico. Las compañías digitales en algún momento necesitan ir a lo analógico. Amazon es disruptiva, pero triunfa porque tiene una buena logística analógico [la entrega física del producto]. Tesla es brillante en sus desarrollos, pero en la producción no sabe hacerlo como los fabricantes de coches de toda la vida”.

Ilusión olímpica

En 2020 Tokio organiza unos Juegos OIímpicos de los que Fujitsu es ilusionado patrocinador. En el foro se muestra un sistema de análisis 3D, con dos cámaras láser e IA para analizar los datos, que ve hasta el último detalle de los movimientos en un ejercicio gimnástico. Ayudaría mucho a los jueces. Pero por ahora no tiene autorización del CIO.