Para poner sobre el papel todos los logros que suma en su carrera Nerea Luis habría que escribir páginas enteras. Solo por poner algo de contexto, esta madrileña, que apenas ha pasado la treintena, es doctora en Ciencias de la Computación, cofundadora del festival T3chFest, responsable del área de Inteligencia Artificial de la tecnológica Sngular y, además, también es divulgadora, tanto en programas de televisión como Órbita Laika como en la radio en Cuerpos especiales, de Europa FM. 

Por su trayectoria laboral, Luis ha sido galardonada por la Casa Real con la condecoración a la Orden del Mérito Civil y ha ocupado multitud de ránkings de mujeres líderes en España elaborados por diferentes empresas y organizaciones. 

Y, echando la vista atrás, ella misma sonríe al recordar que su relación con la tecnología empezó por el amor hacia los videojuegos. "Se juntan dos cosas: por un lado, la afición al anime, que me encantaba dibujarlo, y, por otro, el cómo aprendes a desarrollar esa tarea", explica en una entrevista con D+I-EL ESPAÑOL. 

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En ese momento, la divulgadora recuerda que encontraba muy poca información sobre esta temática en los canales tradicionales (un kiosko o una librería especializada), por lo que, cuando le presentaron Internet, se le abrió "todo un mundo". "Fue pensar: aquí la gente habla de lo que no encuentro en otros sitios", rememora. 

Luis afirma que de ese momento, entre 2005 o 2006, viene su obsesión por comprender cómo funcionaba ese universo en el que los usuarios compartían conocimiento de forma totalmente altruista. "Entonces, lo siguiente que entiendo es que para entender Internet, claramente, hace falta saber inglés", añade. Ahí, empezó su formación, tanto en idiomas como en la programación, algo que comenzó como "un juego" y que derivó en su convicción de apostar por la rama tecnológica. "Yo tenía súper claro que quería dedicarme a esto", afirma. 

"Un impacto real"

Así, decidió estudiar la carrera de ingeniería informática, una determinación que no estuvo exenta de diferentes comentarios reprobatorios. Según cuenta, la fama de dificultad asociada a la ingeniería, unido a que en ese momento se concebía la informática como algo muy de nicho, hizo que le llegasen diferentes mensajes, cargados de estereotipos, en los que le planteaban si no sería mejor que escogiese otra rama "con más estatus". 

"Esta es una de las barreras que, cada vez más, se va desmoronando, a medida que se generaliza el uso del software, especialmente, a raíz de la proliferación del smartphone, que ha cambiado mucho la percepción", explica. "Pero, en ese momento, era una lucha (...) y un planteamiento constante de si había elegido bien". 

"Luego, está el tema del género", señala. Luis recuerda que en el momento de empezar esta carrera se dio cuenta de que la representación de mujeres era ínfima, ya que la mayoría apostaban por otro tipo de rama. Esto, señala, puede convertirse en una barrera porque todo tu entorno cambia. En su caso, no llegó a serlo porque ella tenía muy claro a lo que quería dedicarse. "Era bastante cabezona", ríe. 

Volviendo la vista atrás hacia esta etapa, señala que, en su caso, hubiese agradecido que alguien le explicase cómo los ordenadores, los móviles y, en general, la tecnología que hay detrás, ayuda a resolver los problemas reales. 

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"Me hubiese ayudado un montón saber que una ingeniería no solo tiene que ver con construir puentes, que es la idea que existía sobre los ingenieros típicos, sino que hay una rama tecnológica que también se puede estudiar y que tiene un campo súper grande de aplicación", afirma. "Y, sobre todo, que sirve para resolver problemas que tienen un impacto real y a mejorar la vida de la gente". "A mí (ese discurso) me hubiese ayudado seguro", insiste. 

En este sentido, la madrileña señala que, hasta hace relativamente poco, no existía una apuesta por divulgar tecnología, como sí lo había de otras ciencias como la física o las matemáticas. "(La tecnología) siempre se quedaba en tierra de nadie", recuerda. 

Ahora, explica, los medios están haciendo un enorme trabajo por difundir conocimiento sobre esta materia. "Hay una parte que también es importante de dar espacio a la gente que ha hecho aplicaciones reales, que es lo que luego, realmente, cala", añade. 

La importancia de los referentes locales

Preguntada por sus referentes, sonríe y explica que han cambiado mucho a lo largo de su vida. Entre ellas, menciona a Manuela M. Veloso, con la que pudo trabajar durante su etapa en Estados Unidos, y que, recuerda, le marcó porque fue la primera mujer que vio liderando un laboratorio de robótica. "Te podías ver reflejada en ella", apunta. 

Sin embargo, cuenta que lo que más le dejó huella fue conocer personas a nivel local. "Al final, en la prensa te encuentras a Elon Musk, Bill Gates…, pero conocer historias más cercanas es muy valioso", afirma. Entre medias de sus palabras no deja de dar nombres: Elena García Armada, Verónica Pascual, Luz Rello, Nuria Oliver… 

"Para mí han sido fuente de inspiración", concluye. 

La inteligencia artificial

A lo largo de su camino formativo, decidió especializarse en inteligencia artificial, una de las áreas que ha experimentado una enorme transformación en los últimos años. Según recuerda, cuando empezó la única salida que existía para este campo de conocimiento era la docencia, pero, cuando entregó su tesis, en 2019, el panorama era totalmente diferente. 

"La situación era muy distinta cuando yo salí de la carrera", afirma. "En cuestión de diez años cambió tanto la demanda como el tipo de habilidades necesarias".

En estos años, explica que pasó de una interacción con la IA totalmente abstracta, caracterizada por un plano futurista y teórico, hacia una aplicabilidad extrema, especialmente en los últimos años con la proliferación de la vertiente generativa. En este camino, destaca algunos puntos clave como el boom de los datos o la apuesta de grandes tecnológicas por este campo, pero entre ellos hace hincapié en el desarrollo de la regulación europea, cuyo borrador fue aprobado a finales del año anterior. 

"A mí me sorprendió cuando escuché por primera vez que se empezaban a trabajar en esta estrategia a nivel europeo", recuerda. 

La experta en IA explica que el trabajo en este campo es arbitrario dependiendo de las personas que participen y su background, así como de la metodología que se emplee. Por ello, cree que es útil estandarizar ciertos procesos, algo que compara con los procesos necesarios que se deben pasar para publicar un artículo científico. 

En concreto, menciona los casos de uso prohibidos, que se afrontan diferenciados según sean de alto, medio o bajo riesgo, simulando un semáforo. "Todos los que hemos trabajado en IA sabemos que hay ciertos riesgos que puede haber si pensamos en sectores como la salud, en el empleo, en la justicia… por eso no me parece desorbitado lo que se está planteando", apunta.  

Aún así, una de las grandes dudas que le surgen a Luis al hablar de esta ley es la aplicabilidad de la misma. "Creo que se ha hecho un gran trabajo, solo me queda un poco como técnica el ver cómo se baja a tierra este proceso", explica. "Tengo bastante curiosidad por ver cómo lo implementan los gobiernos". 

La divulgadora compara este proceso con el de la integración del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés), que también fue recibido con recelo e incluso rechazo, pero que terminó por sentar precedente a nivel mundial. "Realmente, lo difícil de lo tecnológico es el primer momento, donde hay una incertidumbre de ver en qué se va a traducir", señala.