En las últimas décadas, las grandes empresas se han prestado a la externalización de parte de su actividad en territorios con bajos costes salariales, como India o las Filipinas. Sin embargo, el coronavirus ha demostrado que estas estrategias resultan inútiles en situaciones así.

No hablamos sólo de las limitaciones habituales y que hemos padecido en todo el mundo, sino de la incapacidad de sus operarios de teletrabajar (debido a las malas infraestructuras de red en muchos hogares) y las condiciones "infrahumanas" a las que se ven sometidos aquellos que se ven obligados a encerrarse en sus puestos de trabajo para seguir funcionando, como ha denunciado un reciente artículo de AFP con numerosas compañías afectadas.

Cuando no sabes controlarte en Twitter

Lo de Elon Musk con Twitter comienza a ser digno de un caso de estudio clínico. En 2018 ya fue multado con 20 millones de dólares y obligado a dimitir como presidente de Tesla tras ser condenado por fraude bursátil al anunciar en un tuit que tenía unos supuestos fondos para lanzar una OPA sobre la compañía y sacarla de los parqués.

Tampoco se escapan acusaciones de pederastia a rescatadores de emergencias y, más recientemente, su escalada de críticas sobre la COVID-19, llegando a negar la mayor. Pero ha conseguido algo más: que Tesla pierda 15.000 millones de dólares con un solo tuit ("Tesla stock price is too high imo"), del pasado uno de mayo. Busquenle el sentido a su actitud... si pueden.

El renacer de la "internet social"

Entre 2002 y 2012 se vivió la "era dorada de las redes sociales" con el nacimiento de enseñas como Facebook, Twitter o LinkedIn. Sin embargo, parecía que el interés por los negocios sociales había decaído, fruto de la consolidación de este mercado  en manos de unos pocos operadores (con permiso de Tik Tok).

Algo que podría cambiar radicalmente en la nueva nueva normalidad, ya que  se abren "nuevas necesidades de interacción social" que no estaban cubiertas por estas plataformas, según destacan en NFX. El éxito de Zoom, que abarca tanto clientes corporativos como usuarios domésticos, o de HouseParty son solo dos ejemplos de lo que podría estar por venir...