Los rascacielos de Benidorm, capital turística de Alicante, han sido el escenario para la primera demostración en el mundo del vuelo de un dron más allá de la línea de vista de piloto en un entorno urbano real controlado por 5G. De gestionarlo se han encargado los responsables de Vodafone, la operadora que ha presumido de capacidad técnica con dos pruebas ante los medios de comunicación.

Presentarlo ante los medios tiene también otra voluntad, como han destacado. En 2017 ya se hizo una demostración de lo que se podía realizar con la red 4G que estimuló las conversaciones con la Administración para avanzar en la regulación de su uso. Ahora se pretende recordar cuál es el estado de una tecnología que es capaz de atender el envío de paquetería comercial o de medicamentos, por ejemplo. Unos medios que actualmente no pueden usarse porque están prohibidos.

En Benidorm han encontrado el apoyo para realizarla en una administración local que ya está habituada al manejo de drones. Su policía local sí cuenta con permiso para utilizarlos en emergencias tanto en la playa como en la montaña. Y como apuntan desde la operadora, la ciudad es también un buen escenario para esta clase de demostraciones. Unas con las que Santiago Tenorio, director de red de Grupo Vodafone, también pretende poner en valor el esfuerzo en innovación que se hace en España en materia de despliegue de esta tecnología.

“Estamos orgullosos de ser pioneros a nivel mundial”, señala el directivo, quien en la rueda de prensa recordó que ya en febrero de 2018 fue a través de Vodafone que se hizo la primera llamada en estándar 5G. Y que en julio de 2019 ya ofrecían esa cobertura a sus clientes. La demostración de Benidorm es también el anuncio de la expansión a otras seis ciudades en España además de las quince en las que ya están presentes.

Las dos pruebas ofrecidas buscaban mostrar las capacidades del 5G. En la primera un dron salía desde la playa de Poniente hacia la Isla de Benidorm para simular la entrega de un paquete. La distancia de cuatro kilómetros es superior precisamente a ese límite de “más allá de la línea de vista de piloto” que se marca. En ocho minutos realizó ese trayecto retransmitiendo en directo mediante el vídeo el camino recorrido. Una posibilidad que se ofrecía gracias al módem 5G que llevaba incorporado.

La segunda prueba era la que quería marcar la gran diferencia de la 5G. En el parque de la avenida de Bélgica se mostró como un coche de policía podía establecer una zona dinámica de exclusión de vuelo a dos drones que sobrevolaban el lugar. El objetivo era demostrar que la baja latencia que permite la red facilita que se puedan marcar límites móviles. De esta forma, se vio cómo se puede marcar que un vehículo en movimiento cree un espacio seguro a su alrededor sobre el que no pueden pasar los drones.

La seguridad es uno de los aspectos en los que Tenorio hizo especial hincapié. Al usar tarjetas SIM, “un dron está identificado de forma unívoca, la SIM proporciona ese registro desde que lo controlas en la red”. A eso suma la localización RPS, siglas de sistema de posicionamiento por radio en inglés. Con esta se superan los límites de los radares que tienen muy difícil detectar aeronaves tan pequeñas como un dron en vuelos a baja altura. La red móvil se convierte en una red de radares que pueden identificar además con la tarjeta incorporada, explica.

La latencia inferior a 5 milisegundos y la seguridad se relacionan también en la capacidad de reacción frente a estos sistemas. Cuando hablamos de drones volando o de coches autónomos, es clave el tiempo que pueden tardar en responder a los avisos que genere otro elemento. “Un centro de control que cree una zona de exclusión dinámica es un comando externo. En una fracción de segundo, un vehículo en movimiento se puede desplazar varios metros, por eso que la red sea dinámica y que la latencia sea de un segundo o de un milisegundo sea tan importante en un entorno urbano”, destaca el director de red, “con una latencia de 5 milisegundos la zona de exclusión no tiene que ser más grande. En un entorno denso de aeronaves volando, cuanto más precisa, más se puede controlar”.

La última de las ventajas presentadas apunta al futuro. La velocidad de transmisión de datos de la red 5G permitiría llevar a la nube parte del procesamiento necesario en la actualidad. Eso se traduce en que los drones puedan ser más ligeros al necesitar CPU de menor tamaño. De esta forma se reducen materiales, se aumenta la duración de la batería y se consigue que sean más asequibles. Aunque todo esto, puntualizan, ya será una cuestión que tendrán que explorar los fabricantes. Para los responsables de Vodafone se trata de demostrar las capacidades reales que tiene la tecnología y hacia dónde se puede ir. Lo siguiente es ver cuánto tiempo tarda la regulación en abordarlo.