El plástico es y será. Esa es la conclusión del visitante tras dar una vuelta por los pabellones de la principal feria del sector. Esta K 2019 respira un aire nuevo: más limpio y sostenible. La industria quiere conseguir que el material más estigmatizado no solo sea más respetuoso con el medio ambiente, sino que forme parte de la solución hacia un mundo más sostenible. Para lograrlo, su futuro pasa, irremediablemente, por la economía circular.

“Si queremos alcanzar una vida sostenible, veo difícil que sea posible sin plásticos”. El CEO de Covestro, Markus Steilemann, defiende las “numerosas ventajas” del material, pero reconoce que el reto que el sector no ha sido capaz de solucionar en el pasado es la gestión apropiada de los residuos.

Por eso, su compañía, uno de los mayores fabricantes de polímeros del mundo, ha rediseñado su estrategia sustituyendo el anticuado modelo lineal por uno circular. “Hemos entendido que tenemos que asegurarnos de que usamos lo que nos da la naturaleza para producir plásticos, usarlos sabiamente y al final de su vida devolverlos al círculo”.

“Circular significa que usas algo y antes de que se acabe su vida, lo vuelves a usar”, especifica. Se trata de imitar el funcionamiento de la naturaleza y trasladar este principio fundamental a la industria química. “Compartimos el mismo ladrillo, el carbono”.

Esta visión de futuro lleva al máximo responsable de Covestro a afirmar que el plástico no desaparecerá, sino que se incrementará su uso. Algo con lo que coincide el CTO de la compañía, Klaus Schäfer: “Cuando se habla del plástico hay que preguntarse cuál es la alternativa”. “Otros materiales se perciben como más sostenibles, pero en realidad no lo son”, añade.

El cristal, el metal, la madera y el papel necesitan mucha energía para su reciclaje. “Fundir vidrio requiere una temperatura de 1.000 grados y tratar una tonelada de papel, seis toneladas de agua”, especifica Steilemann.

En el proceso de reciclaje de una lata de aluminio se desperdicia entre el 10% y el 20% del material. El CEO de Covestro apuesta por convertir a la naturaleza en su aliada. “Utilizar materiales basados en plantas porque si algo se pierde y va a la atmósfera, nos ayudarán a recuperarlo”, explica. “Esto no ocurre con el aluminio y el metal, que se pierden”, añade. “Por este motivo creo que habrá más demanda de plástico en el futuro si lo hacemos bien y cerramos bien los círculos”.

Otra tecnología que permite imitar a la naturaleza en el diseño de los nuevos productos es la química computacional. La supercomputación y la inteligencia artificial llegan allí donde el humano no es capaz, reduciendo el tiempo del diseño de los plásticos y acelerando su salida al mercado. “Todo el trabajo del laboratorio se puede llevar a un ordenador para predecir con alta precisión cómo se comportará el material”, comenta Steilemann.

Hacia el reciclaje químico

Sin embargo, hay que buscar más allá del reciclado mecánico del plástico, un sistema que ha demostrado no ser válido para este material. “Lo que tenemos que hacer es mejorar su reciclaje, buscando otras alternativas que no sean mecánicas”. La antigua Bayer MaterialScience avanza en este sentido. “Vemos muchas oportunidades en el reciclaje químico”, dice el CEO. Su equipo conoce muy bien la composición de los plásticos, así que ahora está investigando cómo usar la química para recuperarlos.

“Primero hay que probar que funciona y que es económicamente viable”, señala por su parte el jefe de innovación de Covestro en LeverKusen, Hermann Bach. Pero para que este concepto salga adelante requiere “la cooperación de los diferentes eslabones de la cadena de valor”, apunta Schäfer.

Captar el CO2

Una de las vías más prometedores para cerrar el círculo del plástico es la reutilización de los gases que se emiten en su proceso de fabricación. “Nos preguntamos por qué en lugar de emitir CO2 no lo usábamos para hacer polímeros”, comenta Bach. ¿Es posible reemplazar el petróleo por el dióxido de carbono? Así es. Durante los últimos 10 años, el equipo de I+D de Covestro ha trabajo en dar con la forma de conseguirlo. Al final, el ‘truco’ fue dar con un catalizador basado en zinc y desarrollar un nuevo proceso industrial.

Así, la compañía ha reducido el uso de materiales basados en petróleo un 20%. De hecho, ya está fabricando una espuma blanda, un aglutinante y unas fibras con esta tecnología. Colchones, textiles deportivos, recubrimientos para edificios y aislamientos para refrigeración son los primeros usos de estos materiales.

Otra alternativa que Covestro ha diseñado para la descarbonización del sector tiene como protagonista a España. La multinacional integrará por primera vez a escala industrial en su planta de Tarragona la tecnología ODC, que permite reducir hasta un 30% la energía necesaria en la producción del cloro. El cloro es indispensable en la industria química, de hecho, dos tercios de los productos poliméricos dependen directa o indirectamente de él. “Es como el motor para producir plástico”, asegura el responsable de ODC, Andreas Bulan.

El sistema ha logrado usar solo dos voltios en lugar de los tres habituales. Para ello, ha evolucionado el método de las celdas de membrana que se utilizan en la electrólisis cloro alcalina. En este caso, has sustituido el electrodo de hidrógeno por un cátodo despolarizado de oxígeno. Así aumenta la eficiencia energética de la planta al tiempo que disminuye el consumo de energía, las emisiones de CO2 y los costes de fabricación.

¿Por qué Tarragona para inaugurar esta tecnología? Ya tiene el know how y el precio de la electricidad en España es más alto, con lo cual sus beneficios son más inmediatos, subraya el director general de Covestro España, Andrea Firenze.