Instalaciones de Steelcase en Múnich.

Instalaciones de Steelcase en Múnich.

Innovadores

De fabricante de muebles a asesora de ‘design thinking’

La multinacional Steelcase explica en su sede de Múnich su metamorfosis, similar a la de otras industrias ‘tradicionales’ como el automóvil

3 octubre, 2019 11:00

Esta es la historia de una escalera. Tres tramos de 18 peldaños en línea recta, que abren en canal cuatro plantas para hacerlas transparentes a todas las miradas y convertirse en símbolo y demostración de un concepto global de design thinking. Una redefinición del espacio y el modo de trabajar.

El edificio es el cuartel general en Europa de la multinacional estadounidense Steelcase, en Múnich. En otro tiempo su actividad era un negocio de muebles de oficina. La escalera de Múnich relata otra historia. "No hay despachos, cada uno nos sentamos donde queremos, donde nos sintamos más cómodos. Puede ser diferente cada día. Hay zonas para los equipos, pero te pones donde prefieras", relata en primera persona la dircom muniquesa Monika Steilen mientras descendemos la escalera. "Desde cada planta se ve lo que pasa las otras".

El motivo de esta revolución ‘espacial’ es cambiar la metodología de trabajo, generando dinámicas de "cocreación, hipercolaboración y desarrollo ágil de proyectos". Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia, pone en relación el estímulo de la creatividad de los equipos con el mobiliario y la arquitectura. "Es más fácil, claro, si se puede empezar por diseñar el edificio que si tienes que adaptarte a uno que ya existe, tal vez incluso ya con ideas de arquitecto muy vistosas…".

Pociña explica a INNOVADORES cómo de la necesidad Steelcase hizo virtud, cuando la crisis golpeó a las empresas, reinventándose como una compañía que diseña y asesora la creación de espacios y flujos de trabajo. Ahora fabrica los muebles y a la vez define espacios flexibles para la colaboración entre individuos y equipos.

Su línea de mobiliario Flex incluye mesas con rodaduras diseñadas para trasladarlas fácilmente, pero sin desplazarse por un empujón mientras alguien trabaja. Tienen alturas regulables para trabajar de pie o sentado. Separadores de quita y pon, livianos pero aislantes del ruido. Hay sillas altas, como de cafetería, módulos de conexiones, pizarras plásticas livianas que se levantan de un atril múltiple (también con ruedas) para llevarlas con dos dedos, adosarlas a la pared o usarlas como biombo… El espacio de trabajo cambia radicalmente en un par de minutos, reuniendo o separando equipos de un mismo proyecto.

No hay mesas para todos. Nadie tiene un sitio asignado. Todo es fluido. Parte del concepto global es una colaboración con Microsoft que aplica el ordenador Surface Hub 2S de gran pantalla táctil a un sistema de pizarra digital sobre un atril móvil. Los dispositivos Surface incluyen lápiz óptico. Jack Lewis, neurólogo de ‘cabecera’ de la compañía, le otorga un valor: "Tecleando podemos escribir hasta cientos de palabras por minuto. La escritura manual ralentiza el proceso y piensas mejor. Como científico, para mi primer paper tuve que hacer 20 borradores. Ahora el primer borrador lo hago con escritura lenta, a mano, y luego corrijo en pantalla. Es la mejor manera de ser creativo".   

Lewis detalla las conexiones cerebrales y cómo se coordinan los dos hemisferios en los procesos cognitivos. Qué impulsos activan unas y otras zonas de la materia gris y qué estímulos y alicientes puede aportar un determinado ambiente de trabajo al individuo. "Cuando estás en el flujo [del grupo] disuelves el ego. Organizar el espacio es parte del proceso para dejar libertad a la mente, para que se enganche al grupo, o para divagar".

Ya estamos abajo. Al final, o principio, de la escalera. "Tradicionalmente, la cúpula directiva está en la planta más alta. Aquí, no. Es al revés", subraya Steilen. Al llegar al último peldaño nos tropezamos con Guillaume Alvarez, vicepresidente senior de Steelcase y máximo responsable EMEA, sentado en una mesita redonda, con la chaqueta en el respaldo de la silla, tecleando algo en su portátil como si estuviera en el saloncito de casa. No tiene despacho. Levanta la vista de su pantalla y se acerca a saludar. "Normalmente, un empleado no suele ver al jefe. Si quiere hablar con él, tiene que subir hasta su despacho. Y el jefe tampoco ve a los empleados. Estando por aquí, todos me ven y yo los veo. Es más fácil charlar unos minutos y así me entero de todo lo que pasa".