La búsqueda de una fiscalidad acorde a los nuevos tiempos digitales sigue su particular curso, con la 'tasa Google' rondando la cabeza de los gobiernos de media Europa en la búsqueda de cómo gravar a firmas como Google, Facebook, Amazon, Apple o la propia Google por su actividad en el Viejo Continente. Y en nuestro país, uno de los primeros en impulsar esta medida recaudatoria sobre los grandes actores tecnológicos, este impuesto no ha caído en saco roto pese al obligado parón por la falta de Ejecutivo.

Así lo ha admitido en la jornada de hoy la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño. En declaraciones a los medios de comunicación en el congreso anual de la patronal AMETIC, la economista ha declarado que "es necesario adaptar la fiscalidad al siglo XXI, porque hay una situación de desigualdad entre las empresas tradicionales que pagan sus impuestos en el lugar donde prestan sus servicios y las empresas digitales, que no pagan impuestos donde generan valor a través de los datos".

Nada nuevo bajo el sol hasta aquí: Calviño y su equipo se mantienen firmes en este propósito. Pero conforme se está urgiendo a una resolución internacional y coordinada sobre el tema, el Gobierno acepta la máxima pero sin olvidar una posible acción unilateral. "Estamos trabajando con el G20 y la OCDE para llegar a una acuerdo para establecer esta tasa. Pero si no hay acuerdo a esos niveles, lo haremos a escala europea o incluso nacional".

Eso sí, la ministra no se pronuncia sobre el reciente acuerdo al que Estados Unidos y Francia llegaron en el pasado G7 celebrado en Biarritz (por el que los galos se comprometen a compensar económicamente a las empresas norteamericanas afectadas por este impuesto en caso de que la futura tasa internacional sea inferior a la decretada en suelo francés) o su posible réplica en el caso español. "Estamos pendientes de ver ese acuerdo y el trabajo en la OCDE antes de tomar decisiones", ha indicado Calviño.