La innovación, la nueva economía digital ha estado también presente en el discurso de investidura de Pedro Sanchez. “España debe liderar la revolución digital en Europa” ha señalado el presidente en funciones en los cinco minutos que ha dedicado a este tema en su intervención en el Congreso de los Diputados. Una frase que ha sabido a poco porque no han sido muchas las novedades que ha aportado sobre una materia, la revolución digital, que está transformando la economía mundial. Eso si, ha sido el segundo argumento de Pedro Sanchez, por detrás de las pensiones y por delante del cambio climático.

"El segundo reto tiene que ver con la revolución tecnológica. Según datos de la OCDE, un 21,7% de los empleos en nuestro país están en riesgo de automatización y de desaparición". Una visión un tanto catastrofista de la nueva sociedad tecnológica, porque, si bien es cierto que la digitalización está transformando muchos de los empleos conocidos hasta ahora, en realidad está creando otros muchos puestos de trabajo y creará nuevos empleos más cualificados que incluso están todavía pro diseñar.

Para Pedro Sanchez, la transformación tecnológica está desarrollando nuevos puestos de trabajo sin reglas que hacen posible que prolifere el empleo precario. Por eso, ha señalado que el papel de España debe estar en conseguir regular este tipo de situaciones que evite la explotación. "En este periodo de transformación digital, ¿dónde queremos situar a España? Liderando en Europa la revolución digital y protegiendo a la ciudadanía de estos nuevos retos".

El valor de los datos

Sanchez ha defendido una revisión de la política fiscal para las grandes tecnológicas, en referencia a la posible aplicación de la llamada 'tasa Google', tal como anunció la pasada semana la ministra Nadia Calviño, aunque sin mencionarla. "La revolución digital no solo impacta sobre el empleo, sino que afecta de lleno a cuestiones esenciales, que defiende un Gobierno progresista como el que nosotros queremos conformar. Por ejemplo, la justicia fiscal. Hace pocas semanas conocimos que una conocida plataforma digital pagó en España algo más de 3.000 euros en impuestos". Pedro Sánchez se refería así, sin mencionarla, a la empresa Netflix que en su primer ejercicio fiscal en España tan sólo pagó 3.146 euros en concepto de impuesto de sociedades.

Insiste el presidente en funciones en señalar que es necesario un control de las nuevas tecnologías porque, de lo contrario, la sociedad estará abocada a perder el control sobre la privacidad. "La pregunta que hay que hacerse es a quién pertenece esa información, quién controla esos datos que se están convirtiendo en un factor de producción tanto o más importante que la energía, el capital humano". Un argumento de peso que, sin embargo, no ha tenido una propuesta concreta en su discurso de investidura.

Sin embargo, Sánchez no ha hecho referencia expresa a las grandes tecnologías con las que ya operan empresas y startups en nuestro país y que están marcando el futuro de la economía digital como la inteligencia artificial, la robótica o el blockchain. Ni una mención al trabajo que ha desarrollado el comité de expertos sobre inteligencia artificial, formado en noviembre de 2017, ni a debates que están marcando el debate internacional como la importancia de la ética en la tecnología.

Pacto de Estado por la ciencia

Asimismo, ha vuelto a proponer un pacto de Estado por la ciencia y aumentar la inversión en I+D+i hasta el 2% del PIB. "Vamos a invertir de forma decidida" en investigación, desarrollo e innovación; "España tiene que ser un país de referencia. No podemos ser el único país que retrocede".

Sánchez ha anunciado la creación de una entidad pública y única de financiación de la innovación, emprendimiento y transformación digital y ecológica, que integre todas las entidades de crédito que actualmente existen. Así, ha hecho mención a la necesidad de poner en marcha de un plan de retorno de talento, en concreto de científicos.

También ha mencionado la ciberseguridad, para la que, entre otros, promoverá un plan y ha nombrado una carta de derechos digitales: hay quien dice que los datos son el petróleo del siglo XXI y hay que evitar su explotación indiscriminada y la creación de nuevos privilegios.