Fundación Telefónica lanza un nuevo concepto de escuela de programación, pensada para preparar "perfiles de tecnología, ciencia y 'ciencias exactas' [matemáticas, en lenguaje universitario antiguo], también con un enfoque de humanidades que tienen impacto en lo que hacemos, para cambiar los perfiles y la forma de aprender", para engancharse a los empleos del futuro. Así lo explicó como primera presentación el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, tras constatar que él era "el único" que llevaba corbata en la sala, lo que interpreta como que "algo está cambiando ya con la revolución tecnológica".

La nueva escuela amparada por la Fundación tiene tres características esenciales bastante disruptivas: será totalmente gratuita; funcionará 24 horas al día, 7 días a la semana, pero no es online; y no tendrá profesores. La locura será cuando a partir del 2 de septiembre empiece la 'selectividad' de los candidatos en una tremenda performance de 28 días.

Para entrar en detalles, lo primero, el nombre: 42. Eso es todo. La cifra es un 'número mágico' para los programadores un poco frikis y se supone que es la respuesta a preguntar por el sentido de la vida (en Google, por ejemplo), basándose en la novela de Douglas Adams The Hitchhiker's Guide to the Galaxy (Guía del autoestopista galáctico), según contó Cath Madinier, directora pedagógica de 42 en Holanda.

El concepto de esta escuela nació en París y en Silicon Valley en 2013. Se ha exportado ya a ocho países (Bélgica, Holanda, Marruecos, Sudáfrica, Moldavia, Ucrania, Rusia y Finlandia). Fundación Telefónica lo lanza también en Sao Paulo, Brasil, simultáneamente con Madrid.

La gratuidad en la enseñanza no requiere más explicaciones. Se trata de que "el coste no sea una barrera de entrada", dice Luis Miguel Olivas, director de Empleabilidad e Innovación Educativa de Fundación. Tampoco será una barrera el conocimiento previo sobre tecnología y programación. "La enseñanza parte de cero, no buscamos alumnos que traigan un bagaje". Las barreras serán otras.

Por ejemplo, una exigencia fundamental es la presencia. La Fundación dispondrá en Madrid, en Distrito Telefónica (Las Tablas) unas dependencias previstas para atender hasta 900 alumnos, cuando la escuela esté a pleno rendimiento. Se estima que el ciclo de enseñanza durará tres años.

Esas instalaciones estarán abiertas a los alumnos "7 por 24", es decir todos los días y a todas horas, según confirma Olivas a INNOVADORES, porque la educación es presencial. "Podrán descargarse contenidos de la plataforma para trabajar en casa, pero el modelo consiste en acudir cada cual cuando pueda y trabajar y aprender en colaboración con otros. No es educación online".

El otro punto llamativo es que "no existe la figura del profesor. El aprendizaje se produce por un proceso de ayudar y dejarse ayudar entre iguales, peer to peer. La plataforma propone a cada alumno con quienes puede colaborar mejor. Hay un equipo pedagógico para ayudar, acompañar y desatascar las barreras que necesitan una intervención, pero no hay un modelo docente tradicional". Habrá exámenes, que serán corregidos entre los propios alumnos, unos revisarán los de otros.

El modelo se basa en contenidos suministrados originalmente por la organización internacional, a los que la Fundación planea "introducir una adaptación". Existen 21 niveles de aprendizaje, empezando por un primer estadio de enseñanza común general, a partir de la cual el itinerario se personaliza y cada estudiante podrá ir eligiendo lo que quiere aprender, contando con el asesoramiento inteligente de la plataforma que dibujará un gráfico de su trayectoria y le señalará cuáles van siendo sus habilidades y puntos fuertes. "Habrá muchos lenguajes para aprender, desde C++, java, html, hasta los que se más se usan en inteligencia artificial", aclara Olivas.

El objetivo en el que ponen la Fundación y Telefónica el máximo énfasis es que se trata de favorecer la empleabilidad para ese "85% de trabajos de 2030 que todavía no se han inventado". La escuela cuenta con establecer una conexión con las empresas (en Holanda y otros países con implantación de 42, son intensivamente demandados sus alumnos para cubrir empleos) y espera establecer compromisos para que los estudiantes puedan hacer prácticas, para que conozcan el tipo de trabajos, los perfiles que se demandan y cómo es el mundo de la empresa. "El problema, es que muchos cuando van de prácticas y empiezan a trabajar el segundo año ya no vuelven a la escuela para completar sus estudios", indica Madinier.

La escuela no plantea limitaciones de edades, aunque nació en París planteando un abanico de 18 a 35 años. "El empleo no tiene edades".

¿Cómo se entra en 42…? Pues echándole esfuerzo y mucha dedicación. Lo primero, que ya puede hacerse desde hoy en la web 42madrid.com es una prueba de memoria, de 10 minutos, y después un examen de lógica más largo, también online, de dos horas y media. 

Los candidatos que superen estas pruebas serán convocados para participar en una especie de maratón de 24 días, a partir del 2 de septiembre, que la Fundación llama "piscina". Cada estudiante tendrá que acudir a Las Tablas y participar en 48 proyectos, en colaboración con otros alumnos, en jornadas que pueden ser de 12 o 14 horas. "Estamos acondicionando las instalaciones y habrá hasta duchas y colchonetas para el esfuerzo de esos primeros días", aclara Olivas. Se clasificarán los mejores hasta completar el aforo.

Según datos de eficacia del método, en los años que lleva funcionando París ha tenido más de 100.000 solicitudes y han completado los estudios entre 5.000 y 6.000. La gran criba es en la primera fase de selección.

La escuela no ofrece certificación oficial, pero si su diploma, ("el de París es ya más valioso y prestigioso que el de muchas universidades" según Madinier), porque prefiere mantener la flexibilidad para poder evolucionar las materias con arreglo a los cambios que se producen continuamente, sin quedar atrapados en la rigidez de los sistemas oficiales de homologación.

La enseñanza en 42, subraya Olivas, "no tiene barreras de coste, pero sí de esfuerzo, de trabajo".  "Trabajas mucho, pero no lo haces por tus padres o por cumplir con otros, lo haces por ti mismo, para hacer cosas que te gustan y es muy diferente a la escuela tradicional", apostilla Madinier con una definición del método en tres palabras: "Aprender a aprender"