Los elementos de extinción son la primera barrera entre el fuego y el humano. Si fallan, las consecuencias pueden ser dramáticas. Más aún si se trata de industrias críticas como petroquímicas o puertos. A pesar de su criticidad, este sector no ha evolucionado en los últimos 50 años. Hay quien lo ha intentado… sin éxito.

Extintores, mangueras, puestos de control, tuberías… Todos funcionan a presión. El problema es que pueden fallar. Pero ¿y si su gran hándicap se convirtiese en su solución? Esta es la idea detrás de la tecnología patentada de la empresa española Titan Fire System. “En el ‘boom’ de la Industria 4.0, este era el único elemento que no se había llegado a controlar”, afirma el CTO, Héctor Gil.

Resulta que todos los elementos de presión tienen un sistema en común: los manómetros. “Nadie había caído en usar estos dispositivos”. La empresa de Zaragoza ha dotado por primera vez de inteligencia y conectividad a estos instrumentos encargados de medir la presión. “La competencia no ha llegado a este punto”, dice la CEO de Titan Fire System, Carolina Vilas.

Tres son las patas que sustentan la solución: los manómetros, un software de control y una aplicación móvil para el instalador. “Se trata de un sistema tecnológico muy complejo”, comenta Vilas. Pero esta complejidad interna se traduce en una enorme sencillez para el usuario. No tiene que cambiar las instalaciones existentes, simplemente sustituir los manómetros tradicionales, “que son inertes”, por los inteligentes.

Estos elementos incorporan diferentes sensores que captan las subidas y bajadas de presión, el movimiento (si, por ejemplo, se desenrosca la manguera) o la pérdida de anilla de seguridad de un extintor. A su vez, están continuamente comunicándose vía radio, con un alcance de 150 metros multidireccional. Así, el software en la nube de Titan Fire System registra todos los datos y alerta en cuanto detecta una anomalía. Ni siquiera tiene que haber perdido toda la presión, si lo va haciendo poco a poco también lanza un aviso. Todo esto se completa con una app, con conectividad NFC, que permite hacer la instalación de todos los elementos desde un teléfono móvil.

La mayor complejidad del desarrollo, reconoce Gil, ha sido unificar tanta tecnología en un espacio tan reducido como es un manómetro de cuatro centímetros. “La batería fue un gran reto”, resalta. Hoy ya venden estos instrumentos capaces de funcionar con pilas comerciales y con una vida útil de tres años. Europa, Latinoamérica y Emiratos Árabes son sus principales mercados. “Queremos legitimarnos como prescriptores de seguridad”, destaca la COO, Pilar Andrade. “No se puede consentir que un extintor falle”.