El reequilibrio en la forma en que interactuamos e implementamos la tecnología y las transformaciones de negocio más exitosas son algunos dilemas a los que se enfrentarán las empresas dentro de cuatro años, según la publicación Journey 2022 - Resolving Digital Dilemmas, elaborada por la comunidad científica de Atos, que identifica los grandes desafíos tecnológicos del futuro a corto plazo.

El dilea, según esta publicación, se centra más en cómo lograr un equilibrio y su impacto en las personas y la sociedad que en la capacidad pura de la tecnología. Así, cuestiones como la ética y la igualdad cobran protagonismo a medida que el potencial de las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y la automatización, se vuelven más claras y ambiciosas.

Por ello, las organizaciones deberán dar respuesta a los dilemas que surgen de la creciente tensión entre el "arte de lo posible" y "el arte de lo permisible". Por ello, tanto las empresas como los ciudadanos (en forma de clientes, usuarios y trabajadores) serán los que den valor y gestionen "de manera ética" la tecnología.

En este sentido, actualmente más del 40% de los líderes empresariales consideran que su mayor desafío en la transformación digital es el relativo a cultura y habilidades. De hecho, la naturaleza y el impacto de los dilemas emergentes están cambiando.

Por ejemplo, aunque siempre se ha gestionado la obsolescencia de las habilidades, la novedad es que por vez primera nos enfrentaremos a una situación en la que el sistema educativo está capacitando a las personas para habilidades que serán obsoletas antes de que se usen. Las habilidades que se requerirán en le futuro aún no se han identificado y la tasa de cambio de la tecnología dificulta que los humanos se mantengan al día con la tasa de aprendizaje requerida.

“A medida que avanzamos hacia 2022, las preguntas de "¿Podríamos?" y "¿Deberíamos? siempre deben ir de la mano", señala John Hall, miembro de la comunidad científica de Atos y editor jefe de Journey 2022. Por ello, las empresas deben considerar con cuidado la forma en que los valores culturales se reflejan en sus productos y servicios.