La razón, el progreso tecnológico o la evolución sistemática de nuestras capacidades sirven de más bien poco si no añadimos creatividad a la mezcla. Como demostró el Renacimiento (siglos XV y XVI), solo cuando se une la imaginación al resto de componentes sociales podemos asistir a los verdaderos avances de la Humanidad. Y, en una era tan lustrosa como la actual, en la que tenemos el enorme lienzo de lo digital, toca arremangarse y comenzar a pintar el nuevo futuro que queremos construir.

"La única forma de pensar y crear, de emprender, pasa por la innovación"

Un nuevo Renacimiento que ya anticipan analistas como Anne Lise Kjaer, danesa de 56 años, que explica a INNOVADORES en qué consiste esta particular concepción del mundo digital: "La única forma de pensar y crear, de emprender, pasa por la innovación. Y la innovación, a su vez, requiere de una nueva manera de enfocar las cosas, lo que podríamos llamar creatividad: empoderar a los ciudadanos para generar ideas y desarrollarlas con la tecnología como telón de fondo".

Para Kjaer, asesora de cabecera de numerosas firmas internacionales, los CEO de las principales compañías mundiales "están de acuerdo con que estamos en un escenario mucho más complejo, pero no tienen las herramientas para afrontarlo. Y por eso la creatividad es clave, se necesitan nuevos perfiles y propuestas para navegar por toda esa complejidad". Un alegato por la mentalidad abierta que no siempre se ha tenido en cuenta ("la creatividad ha sido minusvalorada durante mucho tiempo"), pero que resultará esencial para la supervivencia del tejido productivo, especialmente en el Viejo Continente. "El único futuro de Europa pasa por la creatividad", defiende la experta.

De hecho, las diferencias geográficas invitan a pensar que el polo de este nuevo Renacimiento estará casi exclusivamente ceñido a Europa... o Asia. En palabras de Anne Lise Kjaer, "en Asia hay más apertura de miras, más diversidad y capacidad innovadora. En Europa tenemos una enorme oportunidad si somos capaces de entender nuestra propia creatividad y de controlar a aquellos que quieren volver atrás en esta revolución digital en la que llevamos inmersos apenas 10 años. Pero, por el contrario, Estados Unidos no está contribuyendo en absoluto a afrontar los grandes retos sociales ni a que las nuevas generaciones exploten su potencial creativo".

"La creatividad ha sido minusvalorada durante mucho tiempo"

La propia Anne Lise Kjaer acaba de publicar un estudio junto a Huawei en el que analiza los principales polos que protagonizarán este nuevo Renacimiento. Curiosamente, son las pequeñas ciudades las que marcarán el ritmo de esta revolución digital y creativa porque, en su opinión, "son las que pueden crear nuevas formas de sacar el máximo valor del talento local".

En el caso español, sin ir más lejos, el informe señala a Salamanca como la ciudad a tener en cuenta, por encima incluso de clásicos como Madrid o Barcelona. "Salamanca tiene una gran apuesta por la ciudad inteligente, la sociedad conectada y la democracia de los datos. Además presenta un entorno -por su intercambio de conocimiento en la universidad y su ambiente colaborativo- que inspira a la gente joven hacia la creatividad, que activa a los emprendedores y fomenta el desarrollo de paradigmas disruptivos", explica la analista.

Todo pinta muy bien, pero no hay que olvidar que ante una revolución semejante siempre hay barreras a superar. "Se requiere de un cambio activo en la forma de pensar, asumir que estamos en un cambio constante y que, por ejemplo Europa, debe ser mucho más abierta de lo que ha sido hasta ahora", detalla Kjaer, quien apela también a la cocreación como fórmula de trabajo por defecto en este contexto renacentista y de expansión del saber digital en lo más profundo de la sociedad.