El ser humano es capaz de percibir más de 10.000 olores diferentes, captar sonidos que van desde los 20 Hz hasta los 20 KHz y diferenciar millones de colores. En la era de la industria 4.0, el componente humano sigue siendo insustituible y, por ello, el departamento de Calidad de Seat pone en marcha el Centro de Entrenamiento de los Sentidos, en el que los inspectores reciben una nueva formación para ejercitar la vista, el oído, el tacto y el olfato.

“Tenemos herramientas, tenemos tecnología, pero el componente humano nunca podremos sustituirlo”,  incide Álvaro Niño, uno de los profesores de este curso. En la planta de Martorell conviven los 7.000 trabajadores con los 2.000 robots en el taller de chapistería y los 125 robots autónomos de los talleres de montaje.

Aunque los sentidos sean cualidades innatas de las personas, es necesario entrenarlos para aprender a sacarles el máximo partido. Así, estos nuevos especialistas de Seat serán los encargados de la última revisión de los coches antes de que salgan de fábrica y lleguen al cliente.

“Es algo suave, redondo. Diría que es una pelota”, comenta una de las participantes mientras realiza un tacto a ciegas. Al otro lado, evaluando el resultado de las pruebas, está Álvaro Niño, que señala que el objetivo es perfeccionar la capacidad de percepción “para aprender a utilizarla cuando revisen la calidad de los vehículos” a lo largo del proceso de fabricación.

La formación consiste en ejercicios prácticos como los test olfativos. Los alumnos tienen que identificar si el olor de la piel o el plástico es el adecuado. También se les pide que identifiquen olores de la vida cotidiana, por ejemplo, el de hierbas aromáticas como la lavanda. En el caso de las pruebas de audición, los participantes tienen que detectar posibles sonidos discordantes en un simulador.

Para revisar correctamente la calidad de los coches, el equipo realiza una pauta de movimientos determinada, de ocho minutos, alrededor del vehículo. Examinan su interior, el exterior y que las puertas y el maletero se ajusten bien para poder darle al coche la ‘Q’ de calidad antes de que salga de la línea de producción.