Envases de cartón que mantienen las botellas refrigeradas, cartón que absorbe olores y protege contra la migración de sustancias no deseadas, nanocristales de celulosa con los que se fabrican aislantes para aviones y barcos o envases fabricados con papel  y aceite vegetal que repelen el agua y la grasa son sólo algunos ejemplos de cómo la industria papelera, en un momento marcado por el descenso en el uso del papel, la necesidad de digitalización de sus fábricas y la obligada apuesta por la economía circular trata de reinventarse y apostar por la innovación en su producción. 
En España, de acuerdo con las cifras que ha presentado esta semana Aspapel, la entidad que aglutina al gremio, el pasado 2017 el sector registró un volumen de negocio superior a los 33.000 millones de euros, lo que representa cerca del 3% del Producto Interior Bruto  del país. La importancia del sector en nuestro país es innegable: las 12.800 empresas dedicadas a esta industria emplean a 220.000 personas de forma directa. Y para mostrar que el sector todavía tiene mucho que decir, Aspapel ha organizado esta semana en Madrid  la  exposición Siente el futuro, compuesta por bioproductos papeleros para los cinco sentidos cedidos por la Confederación Europea de Industrias del Papel. 
Entre las propuestas que se han podido ver destaca un novedoso papel higiénico llamado Bio Tech, fabricado por Sofidel Group, y que tras ser arrojado por el inodoro limpia las tuberías gracias a que está compuesto por microorganismos inofensivos para los seres humanos y el medio ambiente pero biológicamente activos que, además, reducen los malos olosre y los riesgos de obstrucción. 
Los embalajes que desaparecen también son un buen campo de pruebas para la renovación del mundo papelero. Así,  D-SACK  se ha presentado como un novedoso saco para cemento que se disuelve en el mezclador sin alterar las propiedades del hormigón. Además, dispone de un sistema de ventilación especial que hace el contenido se mantenga seco. Y es que la funcionalidad es un valor en auge.
Así, la integración en los envases de distintas funcionalidades, como patrones eléctricos que permiten la conductividad y la interacción, están facilitando toda una nueva generación de embalajes que no sólo cumplen los objetivos de marketing, sino que además aportan un valor añadido. Así, por ejemplo, se ha presentado ¡Esto es ritmo!, el poster de papel que suena como un tambor, gracias a un altavoz que trasmite a través un circuito impreso en el papel con tinta conductiva.
Y para los más apasionados con el mundo del papel la innovación llega hasta hasta el gusto el y olfato con los tallarines hechos de nanocelulosa (que además de saber bien son bajos en calorías) y de Demeter, el primer perfume que, aseguran sus creadores, huele a libro nuevo.