Además de la tragedia sanitaria, la crisis del coronavirus ha destapado muchas de las carencias industriales de Europa. En los primeros azotes de la Covid-19, la falta de material médico dejó en evidencia al Viejo Continente. Ahora, la escasez de semiconductores está causando estragos en multitud de industrias estratégicas con la automoción a la cabeza.

Lo vivido en estos meses ha hecho válida una vez más la célebre frase de Warren Buffet: "Sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo". La Europa forjada gracias a la pujanza industrial de antaño ha visto cómo la estrategia de dejar en manos de terceros elementos clave de la cadena de suministros ya no funciona

Un mal que también está sufriendo en sus carnes Estados Unidos y que ambas entidades políticas han decidido frenar. Para ello han puesto en marcha la Declaración de Pittsburgh, aprobada tras la primera reunión del Consejo de Comercio y Tecnología UE-EEUU. Este documento sienta las bases para que ambos territorios coordinen políticas e inversiones con el objetivo de conseguir dotarse de nuevas capacidades productivas de este tipo de componentes de alto valor añadido.

Un entendimiento que marca el primer paso de un camino que será largo. Y es que, todos los indicadores señalan que, durante los próximos años, la demanda de semiconductores va a crecer a un ritmo mucho más alto que la capacidad que van a tener los productores de aumentar su oferta.

España toma posiciones

Ante este contexto, desde el Gobierno de España se están poniendo en marcha iniciativas para tomar posiciones para aprovechar las potenciales posibilidades que se abren en el horizonte. Desde el arranque de la pandemia, el equipo de la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha señalado a la reindustrialización del país como una de sus prioridades. 

La llegada de los fondos Next Generation ha permitido que en el diseño del Plan de Recuperación y Resiliencia las acciones para dotar a la industria española de nuevas capacidades ocupen un lugar muy destacado. Un punto en el que tan importante son los segmentos que actualmente tienen un gran peso en nuestra economía como la necesidad de poner en marcha iniciativas en el país de industrias incipientes

En concreto, España ha incluido en el primer Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación, los denominados PERTE, toda la cadena de valor del vehículo eléctrico y conectado. Esta iniciativa, dotada con más de 4.000 millones de euros de inversión, señala específicamente un acompañamiento financiero para la fabricación de semiconductores en España.

Pero poner en marcha una instalación de este tipo no es sencillo. Además de la ingente inversión económica que requiere, es necesario contar con una industria auxiliar adecuada, infraestructuras, acceso a determinadas materias primas y, sobre todo, mano de obra altamente cualificada.

Solución para el medio/largo plazo

Además de estos retos, es necesario añadir la variable del tiempo. Contar con una instalación de este tipo requerirá poner en marcha un proceso largo y complejo. Harán falta varios años desde que se llegue a un acuerdo con un socio tecnológico hasta que la planta de semiconductores esté lista para comenzar a suministrar componentes.

Pese a ello, la actividad para buscar soluciones de este tipo no se detiene. Esta misma semana Reyes Maroto ha mantenido encuentros en Bruselas con el vicepresidente de Relaciones Interinstitucionales y prospectiva de la UE, Maros Sefcovic, y con el director general de DG Connet, Roberto Viola. En ellos, la ministra de Industria les ha trasladado la voluntad de España de formar parte de las soluciones futuras a la falta de instalaciones en territorio europeo en los que producir estos componentes. 

"Medidas como la Ley Europea de Chips son positivas. La escasez de los semiconductores es un problema que afecta a toda la industria de automoción europea y que exige actuaciones inmediatas como facilitar la flexibilidad interna de las empresas. A ellas hay que sumar actuaciones estructurales para incrementar la capacidad de producción en España y en Europa", señaló Maroto.

Los fondos europeos se presentan en este contexto como un elemento clave para que España pueda atraer este tiempo de proyectos. Sin ellos, las posibilidades de nuestro país para postularse como uno de los territorios donde se instalen serían mínimas. El bazuka de los Next Generation ofrece una solución inédita en este sentido. El paso de los meses marcará si la voluntad esgrimida y las nuevas capacidades económicas serán suficientes para que España entre a jugar en una de las ligas industriales con más presente y futuro de la industria tecnológica. 

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