"En este mercado, los ganadores del futuro se deciden hoy". Así de contundente se mostró Enric Asunción, CEO de Wallbox, durante el primer encuentro con inversores celebrado por el fabricante de cargadores para vehículos eléctricos. Un evento que ha supuesto tanto la presentación en sociedad de la compañía previa a su estreno bursátil en Nueva York como una declaración de intenciones para toda la industria de la movilidad eléctrica: "Tenemos los ingredientes necesarios para liderar este negocio".

Pero ¿realmente los tienen? La escalada de Wallbox hasta el momento ha sido meteórica. En apenas seis años, esta empresa fundada en Barcelona ha pasado de ser una idea de un grupo de amigos a una de las compañías que más expectativas ha despertado en la industria de la movilidad eléctrica. Entre las señales que pueden indicar que el rumbo elegido para el proyecto puede ser el adecuado destaca como antes de poner el acento en las capacidades de su producto explican qué problema quieren resolver. Y es uno muy grande.

La vertiginosa adopción de vehículos eléctricos que se han marcado Europa y Estados Unidos, y que parece va a seguir China, ha creado una de las oportunidades de negocio más grandes de nuestro tiempo. Entre esta década y la siguiente el mundo necesitará centenares de millones de cargadores para vehículos eléctricos. Un mercado valorado en 589.000 millones de dólares en el que, actualmente, se pone mucha atención en las instalaciones para las recargas públicas cuando más del 80% de los aparatos se instalarán en hogares y centros de trabajo.

Y es en este segmento sobre el que Wallbox apuntó desde el primer momento. La experiencia adquirida por su fundador durante sus años en Tesla le permitió entender los problemas a los que se enfrentaban los usuarios de vehículos eléctricos al instalar sus cargadores domésticos. Además, durante esos años, supo adelantarse a la oportunidad de negocio que se abría dentro de este segmento de la movilidad eléctrica mientras otras compañías seguían centradas en la carga pública.

Cambio de paradigma

La visión de Wallbox va más allá de presentarse como un proveedor de productos que permiten cargar vehículos eléctricos. La compañía no se limita a entender esta nueva era como un cambio de motores de gasolina por motores eléctricos. "Estamos ante un cambio de paradigma. El coche ya no va a ser solamente un producto que nos ayuda a movernos. Podemos modificar su rol. Convertirlo en la solución para hacer más eficiente el uso de la energía en los hogares y las empresas", explica Asunción.

En el nuevo terreno de juego que plantea el CEO de la empresa, los vehículos pasan de ser coches a ser baterías inteligentes móviles. Un salto similar al que dio el teléfono cuando se transformó en smartphone "Los actuales coches eléctricos pueden suministrar energía a una casa durante cuatro días seguidos. Ninguna solución del mercado de acumuladores o baterías tiene ese nivel. Lo único que necesitamos es un cargador que, además de dotar de energía al coche, pueda llevar esa energía del automóvil a las viviendas. No estamos hablando de un proyecto futuro. Nuestro cargador Quasar ya permite hacer esto".

Tanto es así que Wallbox utiliza actualmente este modelo en sus propias oficinas. "En nuestra sede contamos con paneles solares desde los que captamos energía para cargar nuestros coches. Contamos con una treintena de vehículos de nuestros empleados con los que guardamos esa energía. Cuando los precios son más caros o los paneles no están operativos los vehículos nos dan la energía", detalla el máximo ejecutivo de la compañía.

Una experiencia que, según la visión de Asunción, puede, incluso, ofrecer una vía de ingresos a los dueños de coches eléctricos. "Un usuario que salga de su casa con sus baterías cargadas puede tener la oportunidad de llegar a un aparcamiento y ser fuente de energía para ese edificio mientras está aparcado. Del mismo modo, dentro de un barrio los domicilios con excedente energético podrían dar energía a otras casas. Existen multitud de casos de uso potenciales en esta línea". 

Sin olvidar la carga pública 

Lejos de contentarse con la carga doméstica, Wallbox pretende tener mucho que decir en la carga pública. En este punto, otra vez la compañía ha diseccionado el problema antes de poner en marcha una solución. "Existen dos grandes puntos de fricción en este tipo de instalaciones. El primero de ellos es la disponibilidad. En la actualidad muchas veces los cargadores no están operativos cuando el usuario los necesita. Además, se tratan de infraestructuras muy costosas y complejas de gestionar".

La respuesta a estas cuestiones por parte de Wallbox es su dispositivo Supernova. Un cargador público que ya cuenta con miles de pedidos en cartera de compañías como Iberdrola. "Hemos optado por utilizar las capacidades de nuestro modelo Quasar para hacer un diseño modular. Esto permite que si uno de nuestros componentes no está operativo el resto lo cubren con lo que damos respuesta al problema de la disponibilidad. Además, los Supernova cuestan la mitad que los modelos de nuestra competencia y los pueden instalar, fácilmente, dos operarios". 

Además de la venta de este tipo de dispositivos, Jordi Lainz, máximo responsable financiero de la compañía, explica como este segmento amplía las posibilidades de generar ingresos por servicios a Wallbox. "Actualmente el 95% de nuestros ingresos provienen de nuestros productos. Aspiramos a que los servicios crezcan en nuestra facturación por encima del 11%". Un objetivo para el que la compra durante el pasado año de Electromaps, una plataforma en la que los usuarios pueden localizar y acceder a cargadores públicos, va a desempeñar un papel crucial.

"Los usuarios necesitan información lo más detallada posible de cómo son las instalaciones de carga, de en qué estado están, de las experiencias de otros usuarios... En Electromaps encuentran la mayor fuente de información del sur de Europa sobre estas cuestiones. Ahora, nuestro objetivo es convertirla en la referencia mundial y que, gracias a ella, los usuarios puedan pagar sus cargas. Nuestros acuerdos con las compañías que gestionan estas instalaciones nos permiten, sin ser dueños de los cargadores, captar fees de un 10% del precio de cada recarga" explica Asunción. 

Proyecciones económicas

La visión y la hoja de ruta de Wallbox presenta un abanico de oportunidades para las que la compañía se está preparando. Pero, a la postre, las empresas no viven de sus ideas o sus proyecciones sino de la buena salud de sus cuentas de resultados. En lo meramente económico Wallbox también ha detallado su situación actual -el pasado semestre cuadruplicó sus ingresos- y sus planes futuros.

En este punto un elemento destaca por encima de todos: sus márgenes llegan al 40%. El responsable financiero de la compañía destaca que su "integración vertical nos permite realizar productos a precios muy competitivos con importantes márgenes. Gracias a ello nuestros crecimientos anuales están siendo de un 200% o un 300% hasta el momento. A medida que el mercado eléctrico crezca, nosotros lo vamos a hacer con él lo que nos va a llevar, si se cumplen nuestras estimaciones, a conseguir beneficios y cash flow positivo en 2023".

Una meta para la que el acuerdo con Kensington Capital para cotizar en Nueva York va a ser fundamental. "Esta operación nos va a dotar de 300 millones de dólares con los que cubrimos la totalidad de nuestro plan de negocio". Con estos fondos la compañía piensa redoblar sus esfuerzos de crecimiento. "Nacimos en Barcelona y el escaso desarrollo de la movilidad eléctrica aquí ha hecho que seamos internacionales desde el primer día. Gracias a esto producimos, vendemos y tenemos acuerdos comerciales y certificaciones para nuestros productos en Estados Unidos, Europa y China" explica Lainz.

Así las cosas, Wallbox encara las semanas previas a su estreno en la Bolsa de Nueva York con los deberes hechos para enfrentarse a una nueva etapa llena de oportunidades. Seguramente, si se repasa el histórico empresarial español pocas empresas desde Inditex han podido empezar desde cero un negocio y llegar a tener una posición que les permita optar a ser un actor clave de una industria con un volumen de negocio potencial del nivel del que presenta la movilidad eléctrica.

A Wallbox y sus fundadores aún les queda un importante camino para llegar a tener el impacto conseguido por la empresa que puso en marcha hace más de cuatro décadas Amancio Ortega. Pero, si la pregunta que debían responder en su primer encuentro con inversores era si contaban "con los ingredientes necesarios para liderar este negocio" la respuesta no puede ser más que afirmativa. Ahora llega el momento de mezclarlos. Planes y ganas para convertirse "en los líderes del futuro" no parece que les vayan a faltar.

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