El agua es fuente de vida y motor de desarrollo, y como tal, es un hecho diferencial para Castilla-La Mancha. Este elemento es soporte de los ecosistemas acuáticos y terrestres, pero, ante todo, es un bien público y un patrimonio natural, limitado, frágil e imprescindible que hay que conservar y proteger ahora, para garantizar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.


Para una región como Castilla-La Mancha, el agua lo es todo.

La existencia de agua líquida en nuestro planeta ha sido determinante para el desarrollo de la vida. Y luego la propia vida, rompiendo la molécula de agua en el proceso de fotosíntesis, ha propiciado el incremento de la proporción de oxígeno en la atmósfera y la formación de combustibles fósiles.

El Preámbulo de la Ley de Aguas de 1985 señala que "el agua es un recurso natural escaso, indispensable para la vida y para el ejercicio de la inmensa mayoría de actividades económicas: es irreemplazable, no ampliable por la mera voluntad del hombre, irregular en su forma de presentarse en el tiempo y en el espacio, fácilmente vulnerable y susceptible de usos sucesivos. También nos dice que el agua constituye un recurso unitario, que se renueva a través del ciclo hidrológico y que conserva, a efectos prácticos, una magnitud casi constante dentro de cada una de las cuencas hidrográficas del país".

Apenas han pasado 35 años y esos planteamientos ha envejecido notablemente, porque esa definición no se refiere al conjunto del agua del planeta, sino a las aguas dulces continentales; y éstas en las zonas costeras sí son susceptibles de incrementarse por la mera voluntad del hombre. Así que, en determinadas cuencas, la desalación está incrementando los recursos hídricos disponibles. Pero, en la España interior sí tienen plena vigencia las definiciones de la Ley de Aguas de 1985.

Además, la España interior tiene otros hándicaps, que vienen de lejos. A mediados del pasado siglo XX Perpiñá Grau[1] comparó a nuestro país con una rueda de bicicleta, con la masa concentrada en el centro y en la periferia y un gran vacío en el resto. En las décadas siguientes ese vacío se hizo todavía más evidente y, andando el tiempo, el eje (Madrid) ha crecido y los radios (las autovías) son más gruesos; pero buena parte de los espacios interradiales están cada vez más vacíos.

LA SINGULARIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA

A esas circunstancias, que Castilla-La Mancha comparte con las Comunidades de Aragón, Castilla y León y Extremadura, se une un hecho diferencial muy evidente que no concurre en las otras Comunidades de la España interior: el territorio de nuestra Región, como evidencia el gráfico adjunto, se distribuye por 7 de las 9 demarcaciones hidrográficas peninsulares y en todas ellas es un emisor neto de recursos hidráulicos. Y emisor de cantidades importantes, salvo en la cuenca del Duero, que apenas tiene unos 50 km2 en el territorio regional.

Dicho muy claramente, la política hidráulica que tradicionalmente se ha aplicado en España no ha resultado precisamente favorable para las cabeceras de las cuencas ¡Y Castilla-La Mancha es cabecera de siete!

Si hablamos de regadíos, nace también el hecho de que más de las 2/3 partes de las aproximadamente 550.000 hectáreas regadas en nuestra Región se dota con aguas subterráneas, principalmente en las llanuras manchegas oriental y occidental, aprovechando la afortunada existencia de grandes acuíferos que, en realidad, operan de forma similar a los embalses, ralentizando y regularizando la velocidad del ciclo hidrológico.

La existencia de esos acuíferos, las mejoras tecnológicas y las últimas décadas de vigencia del viejo art. 23 de la Ley de Aguas de 1879 -que atribuía la titularidad de las aguas subterráneas al propietario del terreno que las alumbrare- propiciaron una masiva puesta en regadío de amplias zonas de las áridas llanuras manchegas. Esto, ayudó a vertebrar el territorio y coadyuvó, decisivamente, a que, hoy por hoy, pueda afirmarse que esas zonas no forman parte de la España vaciada.

Esta Región, por tanto, necesita tomar conciencia de su singularidad en todo lo relacionado con la política hidráulica y actuar unida; el agua tiene que ser ese hecho diferencial, ese elemento vertebrador del territorio, pese a la fragmentación en numerosas demarcaciones hidrográficas, cada una con sus peculiaridades.

Castilla-La Mancha es, con casi 80 mil km2, la tercera comunidad autónoma más extensa de España. Con un territorio eminentemente rural, el agua es esencial para mantener y fijar la población y para revertir el vaciamiento de los pueblos de Castilla-La Mancha.

EL AGUA Y LA DESPOBLACIÓN

En aquellas zonas de la región donde el regadío es predominante, Mancha Oriental, Alto Guadiana, Sureste de Albacete, etc., no se produce el fenómeno de despoblación. Y ello es gracias al agua.

El agua es un elemento vertebrador de nuestro territorio y debe estar al servicio de nuestra sociedad. Contribuye de forma decisiva al progreso de la economía regional y nos ayuda a afrontar el reto demográfico.

Las zonas con clima semiárido han aumentado en 30 mil km2 en las últimas décadas. Castilla-La Mancha es una de las regiones más afectadas por este fenómeno, resultado directo del cambio climático. Se necesita un uso eficiente del agua para combatir la desertificación de nuestro territorio. Al igual que hay que frenar el despoblamiento, hay que frenar la desertificación.

Para ello se hace fundamental introducir criterios de economía circular en el proceso de recuperación y reutilización del agua y que la gestión del ciclo integral sea una responsabilidad de las administraciones, de las empresas y de los sectores productivos.

Castilla-La Mancha, como región interior, depende exclusivamente de las aguas continentales para su desarrollo. Carece del recurso al agua desalinizada. Por ello, debemos aprovechar al máximo cada gota de agua.

1.- EL AGUA COMO EJE VERTEBRADOR DE LA REGIÓN Y MOLDEADOR DE PAISAJE

*De las 9 demarcaciones hidrográficas que conforman España, 7 afectan a nuestra Región (Tajo, Guadiana, Júcar, Segura, Guadalquivir, Ebro y Duero). Además, el territorio castellano-manchego ocupa una parte importante de la cabecera de cuatro de las principales cuencas hidrográficas españolas (Tajo, Guadiana, Júcar y Segura).

Tajo: Comprende parte de las provincias de Toledo, Guadalajara y Cuenca. Ocupa 26.699 km2 en la región, donde viven 903 mil personas.

Guadiana: Comprende el sur de Toledo, el oeste de Albacete y Cuenca y casi la totalidad de Ciudad Real. Ocupa 26.646 km2 en la región, donde viven 583 mil personas.

Júcar: Afecta a una amplia extensión de las provincias de Albacete y Cuenca. Ocupa 15.737 km2 en la región, donde viven 425 mil personas.

Segura: Ubicada en el sur de Albacete. Ocupa 4.759 km2 en la región, donde viven 64 mil personas.

Guadalquivir: Sur de Albacete y Ciudad Real. Ocupa 4.100 km2 en la región, donde viven 79 mil personas.

Ebro: Ubicada en el noreste de la provincia de Guadalajara.

Duero: Ubicada en una muy pequeña extensión del noroeste de Guadalajara, estando compuesta únicamente por 3 municipios de dicha provincia.

*(datos y mapa Agencia del Agua CLM)

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LIFE Humedales de La Mancha

Todas las cuencas dan una singularidad única a nuestra región, ya que ha dado forma a nuestro paisaje y contribuye a la existencia de una biodiversidad única. (Lagunas de Ruidera, Tablas de Daimiel, Nacimiento del Río Mundo, Hoces del Cabriel, La Mancha Húmeda...)

Castilla-La Mancha es la primera región por superficie ocupada en las cuencas de los ríos Tajo, Guadiana y Júcar; Alrededor de 7.000 millones de metros cúbicos de agua recorren anualmente Castilla-La Mancha en su camino hacia el océano Atlántico (Tajo, Guadiana, Guadalquivir) o hacia el mar Mediterráneo (Júcar, Segura, Ebro y Turia).

2.- EL AGUA COMO FIJADOR DE POBLACIÓN RELACIONADO CON LA AGRICULTURA

El agua, como elemento generador de empleo y de riqueza, es un recurso imprescindible para la viabilidad del medio rural, y decisivo para evitar el despoblamiento de la región. La agricultura de regadío contribuye a la fijación de población y es la principal consumidora del agua en la región.

Y lo hace de manera cada vez más sostenible. En Castilla-La Mancha el 60 por ciento de la superficie útil agrícola de la región se riega mediante la modalidad de riego localizado -sistema por goteo- con un total de 309.234 hectáreas (un 63 % de incremento respecto de la superficie que se regaba por este método en 2004, que era de 189 mil ha).

El sector agroalimentario, dependiente del agua, representa más de un tercio (34,2%) de las exportaciones de CLM. Da empleo a 24.000 personas de la región y su peso en nuestro PIB es del 14%, uno de los más altos de España (en España el peso del sector agroalimentario en el PIB es del orden del 6%).

3.- EL AGUA COMO COMO HECHO DIFERENCIAL QUE NOS DEBE UNIR COMO CASTELLANO-MANCHEGOS

Pero ya no se trata solo del valor económico y social que conlleva este bien tan necesario, sino que en Castilla-La Mancha va más allá: es un elemento que debe generar un sentimiento de unión de toda una región.

Porque todos estamos unidos por el agua que nace y que discurre por nuestro territorio.

Si lo extrapolamos al día a día, el agua está presente en cualquier acto que llevemos a cabo en la región: desde el simple gesto de abastecernos de ella para el consumo humano, su uso para el cuidado personal, su uso como motor de cualquier actividad económica o como fin lúdico.

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[1]Economista. Profesor de la Universidad Complutense. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1981.