PILAR VIDAL JUAN LUIS GALIACHO

El cuerpo sin vida de Mario Miguelañez (43), el director general del Grupo Miguelañez, no llegará a Madrid hasta dentro de unos días. El papeleo para la repatriación del cadáver desde Rusia requiere de mucha burocracia. El empresario falleció este martes en el Cáucaso, mientras practicaba la caza del tur de Kuban, una especie de cabra montesa que pesa entre 90 y 100 kilos y que habita a 3.000 metros de altura. Intentaba recoger una de las piezas cazadas cuando se precipitó por un barranco de 800 metros de profundidad. Su rescate fue tan difícil que un helicóptero tuvo que recuperar el cuerpo sin vida. Un año antes había evitado la muerte cuando se le incendió la casa de campo donde dormía. En esa ocasión, una de sus perras evitó la tragedia. 

Mario posa con uno de sus trofeos Twitter

Esta vez no pudo ser y su familia está destrozada, según cuentan a EL ESPAÑOL fuentes cercanas. "Sobre todo su padre Onésimo, de 72 años, al que estaba muy unido y que le cedió el control de la empresa en 1994 tras una grave crisis económica. Fue quien le aficionó a la caza, deporte que le ha costado la vida". Ambos compartían también su devoción por el Atlético de Madrid y disfrutaban de los partidos desde uno de los dos palcos que tienen en el Calderón. Su viuda es una mujer muy discreta que nunca le acompañaba a ningún acto. Residían en un chalet en una urbanización a las afueras de Madrid. Deja huérfanos a dos hijos pequeños, una niña de cuatro años y medio, y un niño de dos años y medio.  

Mario se licenció en Empresariales, Recursos Humanos y Marketing en la Saint Louis University, la filial de la universidad americana a las afueras de Madrid. Sus estudios los terminó en EEUU. Recién salido de las aulas y con 22 años, su padre le cedió el control de la empresa, aunque siguió ayudándole de cerca. Sólo tiene una hermana, Noelia, que también trabaja en el Grupo Miguelañez, pero no asumirá las riendas del negocio.  

Mario (izqda), su madre Soledad, Vicente del Bosque y su hermana Noelia Miguelañez

Los Miguelañez son muy queridos, una familia muy unida, nada ostentosa y más bien austera. Solían juntarse en 'El Horcajo', la finca familiar en Belmonte del Tajo, al sureste de Madrid, donde padre e hijo practicaban la caza. Curiosamente, toda la extensión está decorada con esculturas de piedra que representan elefantes, cabras y leones. Tuvieron un problema ya que en sus terrenos se encuentra un monte Santuario propiedad del Ayuntamiento de Belmonte. La familia intentó hace dos años hacer una permuta con el consistorio para quedarse con el monte y los caminos municipales a cambio de construir un teatro auditorio. La propuesta fue rechazada por los vecinos y los accesos públicos se cerraron total o parcialmente.

Mario Miguelañez (izqda) con unos amigos el pasado 6 de agosto en Bérchules Twitter

Short Magnum, el cazador

En el ámbito venatorio le colocaron el pseudónimo de Short Magnum, comparándolo con las balas de calibre corto y redondas que se utilizan para la caza mayor. Su primera pieza fue un conejo que cazó con siete años en la finca 'El Águila', de Madrid, con una escopeta de un tiro del cal.

En una entrevista concedida a trofeocaza.com se definía como un cazador: "Luchador, perseverante, comprometido, coleccionista de lances, de la caza pura y salvaje". En noviembre del año pasado, presentó su primer libro: Nacido por y para la caza (Ed. Libro solo), en el que mostraba a través de fotografías sus mejores experiencias cinegéticas por Europa, Norteamérica y Asia.

Una empresa solidaria

El Grupo Miguelañez cuenta con 400 trabajadores, y 21 delegaciones distribuidas por España y Portugal y con una facturación anual de 35 millones de euros. Cada año, presenta 50 productos nuevos y destaca por su labor social. Desde los inicios, la empresa ha contado con personas con discapacidad en la plantilla, patrocinan dos equipos de fútbol infantil y hace seis años lanzaron la campaña solidaria 'Sonrisas Dulces' para ayudar a una causa o asociación, no sólo con un objetivo meramente económico sino creando también conciencia social.

Mario con los Doctores Sonrisa de la Fundación Theodora a los que también apoyaba

La empresa enviaba este miércoles un escueto comunicado en el que la familia agradecía todas las muestras de apoyo recibidas, a la vez que pedía respeto por su intimidad. Han querido transmitir a todos los clientes, proveedores y colaboradores que a pesar de la dura situación continuarán adelante como hasta ahora, con el esfuerzo y cariño de todos. En los próximos días se darán más detalles sobre la misa funeral que se celebrará en Madrid.

Noticias relacionadas