Manchester

"Voy a dar lo mejor de mí, no miento. Si me pones a prueba, si me dejas intentarlo. Dame una oportunidad". Carl Austin-Behan (44) tenía seis años cuando ABBA lanzó Take a chance on me (1978). Hace una semana, el político laborista tomó posesión de su cargo como Lord Mayor de Mánchester citando al conjunto sueco. "Es una de mis canciones favoritas y esas líneas encajaban perfectamente. En el Council hay 95 concejales, todos con distintos orígenes, con distintas ideas, y para ser Lord Mayor tienes que ser elegido por ellos. Por un año han pasado del tradicional alcalde con pantalón gris, camisa blanca y corbata negra a algo… diferente. Y simplemente pensé: 'Dadme una oportunidad'".

Retrato de Lord Mayor Cllr Austin-Behan tomado por el Ayuntamiento.

Austin-Behan es el primer alcalde abiertamente gay de la ciudad y el más joven que ha ocupado el cargo desde que se creó hace 124 años. El hecho en sí sería irrelevante si no fuese porque en 1997 fue expulsado del Ejército por salir con un hombre y en 2001 ganó Míster Gay UK. Carl acudió a su nombramiento junto a su marido, Simon, un policía once años menor que él con el que se casó hace unos meses y con quien ha iniciado un proceso de adopción. “Tener un hijo es lo único que me falta”, dice Austin-Behan.   

Los lectores del periódico local, el Manchester Evening News, se dividen entre los que consideran que la noticia es "innecesaria a estas alturas" y los que critican "la moda de elegir a minorías" para cargos públicos. "Si eres el primer alcalde negro, como en Bristol, o el primer asiático o musulmán, como Sadiq Khan en Londres, quien sea y cuando sea, la primera persona de cualquier grupo siempre va a ser señalada. Aunque no sea un problema, la gente simplemente lo va a destacar. Estoy orgulloso de ser el primero porque miro mi pasado y veo las cosas que he conseguido, creo que lo he llevado muy bien cuando la gente me ha criticado, no me ha importado. He tenido que superar mucha ‘mierda’ en algunos sentidos, pero me levanté y no dejé que me afectase. ¿Esa respuesta te sirve?".

El alcalde recibe a EL ESPAÑOL en un apartamento situado en la tercera planta del Ayuntamiento, un edificio neogótico. "Antes los Lord Mayor vivían aquí, pero desde hace unos años es sólo la oficina", explica el asistente de prensa mientras subimos las escaleras. Abre la puerta un mayordomo espigado. El hall está decorado con un retrato a tamaño natural de la Reina Isabel II (1976) y las ventanas del salón se asoman a Albert Square. Austin-Behan aparece con el medallón de la ciudad, rematado con el lema Concilio et Labore, que traducen como Sabiduría y esfuerzo

—¿Lo lleva siempre puesto?

—Cuando tengo invitados.

Antes de empezar la entrevista avisa de que no va a hablar de temas políticos. No comentará nada sobre el referéndum del 23 de junio, en el que los británicos decidirán si abandonan la Unión Europea. Nada sobre inmigración y fronteras, terrorismo, economía ni movimientos sociales. Nada sobre España, donde sólo ha estado alguna vez de vacaciones. La conversación queda acotada a su vida y milagros. "El Lord Mayor es una figura civil, un símbolo. No puedo tratar temas que puedan influir [políticamente] a los ciudadanos", se excusa.

El Lord Mayor no es un alcalde al uso. El poder ejecutivo reside en el leader del Consejo, el laborista Richard Leese, y su gabinete de gobierno. El resto de los concejales se reúne cada dos meses para tomar decisiones sobre el presupuesto y aprobar normas. El cargo que ocupa Austin-Behan cambia cada año. Cuando acabe su turno, volverá a ser un councillor más del distrito de Burnage, donde fue elegido por primera vez en 2011. Hasta entonces, se ha propuesto "luchar contra los prejuicios que aún soporta la comunidad transexual en Mánchester" –pese a ser una de las ciudades más friendly de Reino Unido– y hacer los test de VIH "más rápidos y accesibles" en el condado.   

Austin-Behan de joven

Carl creció en Crumpsall, al norte del condado, y es el pequeño de tres hermanos. Un año después de que ABBA lanzase su hit, él empezó a darse cuenta de algo. "Supe que era gay cuando tenía unos siete años, pero a esa edad no entiendes realmente qué ocurre, simplemente sientes algo". Tuvo "una infancia normal", fue miembro de un grupo juvenil, la Boys' Brigade, y cuando terminó el instituto trabajó en varias tiendas. Con 17 años intentó salir del armario con su madre, pero no lo logró. Tampoco a los 22.

Carl Austin-Behan en su juventud

Los años 80 no fueron los más brillantes para los derechos de la comunidad LGTB: a la explosión de VIH le siguió el miedo, el estigma y un artículo de la Local Governmet Act de Reino Unido que prohibía a las autoridades públicas "promocionar intencionadamente la homosexualidad" y "la enseñanza de la aceptabilidad de la homosexualidad como una supuesta relación familiar en cualquier escuela subvencionada" (1988).

Austin-Behan ingresó como bombero en la Royal Air Force con 19 años. Vivió en varios condados como parte de su entrenamiento y decidió que era mejor mentir. A los demás y a sí mismo. "Con 21 años tuve una novia, nos comprometimos, ella se quedó embarazada, tuvo un aborto espontáneo… Y un día dije: 'Esto es ridículo, no estoy viviendo mi vida'. Cuando volví a Mánchester sabía que allí podía ser yo. La gente me conocía, sabía que era gay. Aunque era ilegal en aquel momento, para ellos no era un problema", cuenta. Hasta el año 2000, los homosexuales no podían formar parte de las Fuerzas Armadas de Reino Unido: su orientación era "incompatible con el servicio".

Carl Austin-Behan con el uniforme de las Fuerzas Armadas de Reino Unido

A la tercera fue la vencida y en noviembre de 1996 habló con su madre. "Para ella fue muy difícil, no quería que se lo dijese a mi padre porque pensaba que mi padre me iba a echar. Después de unas dos semanas se lo dije al resto de los miembros de mi familia. Pensé que iba a ser peor de lo que en realidad fue. Mi hermano me dijo: 'Pensé que me ibas a decir que tenías cáncer'. Yo estaba como en una olla a presión, iba a estallar". ¿Y su padre? "Cuando se lo dije fue la primera vez desde que era niño que me dio un abrazo y sólo me dijo: 'Vive tu vida, disfruta, ten cuidado'. Esperaba algo completamente diferente".

Poco después empezó a salir con un chico. Carl acababa de ser ascendido y su pareja no quería que lo trasladasen, así que informó a la RFA de su relación. "Me expulsaron en 1997. Primero me suspendieron durante 6 meses y luego dejaron que 'me fuese'. Si me hubiesen preguntado si tenía 'tendencias homosexuales' y yo hubiese dicho 'no', creo que me habrían dejado tranquilo. Pero entonces pensé: 'Es el momento de ser honesto'". El alcalde no critica a las Fuerzas Armadas y asegura que la convivencia con sus compañeros, que lo sabían, fue absolutamente normal.

Durante su paso por el cuerpo había recibido un reconocimiento por su valentía (Good Show Award for Bravery) y otro por salvar la vida a un piloto que había sufrido un accidente (The Royal Humane Society Bronze Award), pero de vuelta a la vida civil empezó a trabajar en un ASDA, un gran supermercado.

Austin-Behan haciéndose fotos frente a la puerta principal del Ayuntamiento de Mánchester. E.S.V.

Primer bombero gay

Seis meses después entró en el cuerpo de bomberos de Mánchester. "No lo disfruté, siento que lo hice por el motivo equivocado. Me uní porque sentía que había decepcionado a mucha gente, y entrar en el servicio parecía la progresión lógica después de haber estado en la RFA. En aquel momento tampoco había diversidad: en 1998 fui el primer bombero abiertamente gay que entró en el cuerpo". Un año y medio después abandonó su puesto. Había empezado a trabajar como modelo y había creado una empresa de promoción junto a un socio, el negocio iba bien y funcionó durante una década.  

En el año 2000 se presentó a Míster Gay UK y quedó segundo; un año más tarde ganó el concurso. "Todavía me siento entusiasmado por ello. Creo que sigue siendo importante que tengamos representantes de la comunidad gay. En Mánchester, Birmingham, Brighton o Londres ya no es un problema, tenemos mucha diversidad. Pero esta semana estuve con una chica que trabaja en talleres LGTB y me contaba que en lugares que están a 70 kilómetros de aquí, a 45 minutos, aún tiene problemas para conseguir que algunas personas se acepten como son".

Carl se presentó en el año 2000 a Míster Gay UK

Carl habla despacio y tiene los dientes hipnóticamente alineados. Lleva un traje gris con rayas oscuras, una camisa color lila y zapatos marrones; un tupé esculpido en negro y salteado de canas. Sabe posar, claro. Adopta el gesto y la postura precisa y los congela durante unos segundos mientras le sacan fotos. En 2002, la revista Attitude le hizo una entrevista por ser un "modelo de conducta y superación" y se llevó una sorpresa: la RFA le llamó para pedirle "ayuda" para acercarse a la comunidad gay y atraer reclutas.

Poco después conoció a su futuro marido, Simon, y también decidió entrar en política. "Vivía en el centro y veía algunas cosas con las que no estaba contento. Eran pequeños detalles: papeleras llenas, coches aparcados en el carril bici, agujeros en el asfalto… Cosas que deberían de ser fáciles de arreglar y fácil de marcar la diferencia". Se mudó al sur de la ciudad y en 2011 fue elegido concejal del distrito de Burnage por el Partido Laborista. Después de las elecciones municipales del pasado 5 de mayo, sus compañeros lo nombraron Lord Mayor. El día de la ceremonia, varios de sus amigos del ejército estaban allí.

Carl junto a su marido, Simon, el día de las elecciones municipales del 5 de mayo.

Retos pendientes

A unos cientos de metros del Ayuntamiento se encuentra Canal Street, la espina dorsal de la gay village de la ciudad. Entre 1976 y 1991, el jefe de Policía de Gran Mánchester, James Anderton, libró su particular cruzada contra la "sodomía y la depravación" en aquellas calles. Había sido pastor metodista antes de convertirse al cristianismo y decía que Dios hablaba a través de él cuando trataba asuntos morales. "La comunidad tuvo que hacer frente a mucho odio en esa época: era el principio de la epidemia de sida, la gente era machacada en redadas en bares, criminalizada por ser quienes eran... La gay village no sería lo que es ahora sin la valentía de esa gente", recuerda.

Carl dice que en Mánchester aún quedan retos: deshacerse del estigma que aún pesa sobre los transexuales, incluso dentro del propio entorno LGTB, y luchar contra el VIH en la segunda región con la tasa más alta del país después de Londres (6.000 personas diagnosticadas según datos de 2013). "Tenemos que aprobar medidas para que la gente pueda hacerse la prueba fácil y rápidamente", señala.

A Lord Mayor le costó tres intentos salir del armario con su madre.

A principios de los 90, abrir un pub con la fachada acristalada era un acto de rebeldía: los clientes ya no se ocultaban para bailar las canciones de ABBA. Ahora en la ciudad hay carteles del Ayuntamiento en los que aparecen dos hombres jóvenes, una niña y un mensaje: "Completa tu familia con Mánchester". La campaña, por cierto, es anterior al nombramiento del alcalde. "Llevo diez años pensando en tener niños. Simon es más joven que yo (33) y he esperado a que estuviésemos listos. Tenemos estabilidad económica, una casa con dos habitaciones libres y ahí fuera hay niños que necesitan amor, una familia. Lo único que falta en mi vida es un hijo".  

"El proceso de adopción es muy intenso: los trámites, las pruebas con los servicios sociales… Pero al final se reduce todo al amor: qué más da que seas homosexual o no, lo importante es que le des una vida mejor a ese niño. A esta gente que está en contra les diría: 'Miraos en el espejo, ¿cuántas parejas heterosexuales hay ahí fuera que cometen errores? ¿Cuántas adolescentes se quedan embarazadas con 15 años y tienen que hacerse cargo de un niño?'".

Carl tiene dos perros, le gusta Eurovisión y no le interesa demasiado el fútbol, pese a que la ciudad tiene dos grandes equipos de la liga inglesa, el Manchester United y el Manchester City. Dice que facilitó sus fotos personales a la prensa porque no tenía sentido ocultarlas. "¡Pon que es gay en el titular, y fotos porno!", se ríe mientras imagina la reacción de los periódicos locales. Baja a la calle para hacerse un retrato, esta vez vestido, y un grupo de mujeres se acerca para pedirle una foto. Take a chance on him.

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