La actriz de Armas de mujer sale ganando en el reparto oficial del divorcio, mientras Antonio Banderas se quedará con la mitad de su casa de Los Ángeles, algunas obras de Picasso y murales del pintor mexicano Diego Rivera. Griffith recibirá la astronómica cuantía mensual en su casa de Aspen (que también le ha tocado) y quiere vender por ocho millones de euros con un precio tres veces rebajado. El actor malagueño seguirá veraneando en su propia casa ya que en la repartición de las ganancias consta la de Marbella como suya. Felizmente unido a su novia la holandesa Nicole Kimpel, como así ha reflejado en Instagram, se dejará caer por la Costa del Sol una vez solucionado los flecos de su separación.

Su ex mujer posteaba sin problemas fotos de sus estancias en Madrid en 2001 donde tenía ocasión de abrazar a su amiga: "Yo -ella delante no vaya a ser que nos confundamos- y la hermosa, maravillosa Penélope Cruz".

Y recibe las navidades sin aparente mayor preocupación que la de mirarse los pies. Puede que aliviada con su cheque de 65.000 dólares entre las manos. La hija de Tippi Hedren (musa de Hitchcock en Los Pájaros) se relajaba con las extremidades en alto en las playas de Hawaii.

Como si no hubiera un mañana la americana se dedica a la lectura del best seller de 2015 y se atreve a compartirlo en redes como si dijera, ahora que tengo mis bolsillos llenos voy a dedicarme a la vida contemplativa (mientras los demás ocupan sus desgraciadas vidas trabajando) volviendo de regreso de su viaje isleño. "Esenciales del avión: Franzen (autor de el libro) y calcetines", como juego de palabras ante el frío que se le avecinaba. Por mucho que lo intente no nos da pena...  

Este no el primer ni el último divorcio millonario de Hollywood. Quizá el más sonado por la cuantía de lo embolsado fue el que firmó Mel Gibson junto a su mujer (ella no pondría mucho impedimento). Siete hijos en común, 31 años de matrimonio y casados en gananciales hacen un total de mil millones de euros que el actor y director tuvo que pagar a Robyn Moore. Mel, ferviente católico confeso, hiló nuevas novias con una estrepitosa carrera actoral que le hizo caer en desgracia. Seguramente Robyn estará surcando los mares a bordo de su yate mientras un moreno le agarra y Gibson cuenta las canas que le quedan en su ya casi extinta cabellera. 

En realidad el actor acaba de presentar premio a mejor director en la Academia australiana del cine y la televisión.

Otro sonado divorcio entre estrellas fue el de Tom Cruise con Nicole Kidman por el que el actor tuvo que desembolsar 85 millones de dólares. Posteriormente se casó con Katie Holmes en 2006 y tras seis años de matrimonio finalmente se divorciaron en 2012 pero, esta vez la cantidad nunca se hizo pública. Nicole vive momentos agridulces por la muerte del padre de su marido Keith Urban, el cantante de country neozelandés aunque ha sido fichada recientemente por la productora HBO para protagonizar, junto a Reese Witherspoon, una serie basada en el best seller homónimo de Liane Moriarty sobre unas madres aparentemente perfectas pero, unidas por un asesinato. 

Tom Cruise y Nicole Kidman en la premier de Eyes Wide Shut en Los Ángeles en 2001 Gtres

La última de las separaciones acaecidas pero que no ha llegado a tornarse en divorcio ha sido la de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones: los actores pactaron que ella percibiría un millón por cada año de matrimonio en caso de ruptura. Catherine cobraría 13 millones en el momento de separase. Además, la actriz obtendría de Douglas 300 millones de dólares por los 13 años que ha estado casada, quien es su segunda esposa y con quien ha tenido dos hijos de 10 y 12 años. Un matrimonio a prueba de bombas después de superar el trastorno bipolar de ella, un avanzado cáncer de garganta de él y el encarcelamiento del hijo del actor por problemas de narcotráfico volvían a reunirse una vez solucionados los problemas. A veces, el amor es aprueba de cartera. 

Douglas y Zeta-Jones en Los Ángeles en agosto de 2015. Gtres

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