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Las montañas leonesas esconden el secreto de la Vieja el Monte

31 diciembre, 2018 21:20

No es Papá Noel ni los Reyes Magos. No trae regalos, ni tiene cabalgata. La Vieja el Monte es una figura de la mitología de la montaña leonesa que tiene una historia y una tradición que nada tiene que ver con la Navidad.

Varios vecinos de La Puerta, municipio leonés perteneciente a Riaño, entre los que destaca Leoncio Álvarez han manifestado a través de un escrito su preocupación y enfado sobre el “montaje navideño” que se está haciendo de su herencia cultural. Leoncio ha contado a NoticiasCyL la verdadera historia de la mal llamada “Vieja del Monte”.  Si empezamos por el principio, se llama “Vieja el Monte” y ahora “nos hacen creer que viene por Navidad, solo por el dinero y el consumismo”.

La tradición se encuentra en el “pan de la Vieja el Monte”. Leoncio recuerda sus raíces de cuando era niño que los mayores se levantaban a las cuatro de la mañana para ir al monte, en esta zona a La Salsa o al Valle de Hormas. Al volver, antes del anochecer, los pequeños esperaban con ansía el pan de la Vieja el Monte. Además, nos cuenta que se oía que el pan que traía sus padres en el zurrón o en el fardel  “les sabía a gloria”. De niños pensábamos que era de La Vieja el Monte, pero ahora de mayores valoran que su padre se guardara un trozo de su almuerzo para sus hijos.

Leoncio de niño

El pan solo es un símbolo porque la Vieja el Monte les podía sorprender con otros alimentos como chorizo o avellanas.

La nieve azota con fuerza en los inviernos a las localidades de la montaña leonesa. Por eso, como nos señala Leoncio, aunque con más confianza ya le podemos llamar Poncho, que al monte se iba en verano o en otoño a recoger leña o restos de robles caídos que se llevaban hasta los carros. Más tarde, en primavera se iba al campo a segar, pero en pleno invierno “jamás” se iba al monte. “Con las nevadas en Riaño como iba a bajar la Vieja el Monte”, explica desesperante Poncho.

Como recuerda Leoncio, en aquella época todos bajaban juntos del monte por la seguridad de los carros. También por el camino se atrapaban ramas para prender la lumbre o salgueras para las ovejas. “Todo se recicla en el campo y nosotros éramos los guardianes del monte”.

Ilustración de Berto Álvarez Peña

Si volvemos al presente con la “Vieja del Monte” vestida de “manolete” paseando dentro de una cabalgata y con regalos para los niños es "un gran insulto a las tradiciones y a las costumbres”, manifiesta Leoncio. La verdadera Navidad se encuentra en los Reyes Magos, en los villancicos, en la montaña leonesa siempre cantados con diminutivos “el niñín jesusín”, y con la misa del gallo.

A los niños y niñas de la zona no les importaba si la Vieja el Monte existía o no, simplemente esperaban su pan cada día. Es una tradición del Reino de León que que se debe mantener su esencia.

Leoncio reconoce que esta cultura es una “experiencia compartida con mucha gente” y no quiere desperdiciar este momento para agradecer esta historia a su padre. Como él mismo lo define, es un hombre que no quiso volver jamás al valle de Hormas, después de pantano,  y a sus primos, junto a todas las personas de la montaña leonesa que luchan para que no se distorsione ni se invente una nueva Vieja el Monte.