La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León acaba de publicar los datos de lista de espera para una intervención quirúrgica actualizados a 30 de septiembre. En la provincia de Salamanca el cómputo global deja doscientos pacientes más y un aumento de dieciocho días en la demora media, como puede apreciarse en los gráficos adjuntos. Un incremento sobre todo más acuciante en el caso de las operaciones a largo plazo.

Como puede observarse en el gráfico que encabeza esta información, en la actualidad hay 1.908 pacientes que deben esperar más de seis meses para una intervención quirúrgica. Son medio millar más que el trimestre anterior, con el mayor incremento en dos años.
Destaca la espera en las especialidades de traumatología, donde más de la mitad de sus pacientes tienen una demora superior al medio año, casi cuarenta incluso más de un año. Cirugía general y del aparato digestivo, urología, cirugía plástica y cirugía pediátrica son las otras especialidades con más pacientes en larga demora. Una situación que ha empeorado durante este trimestre en todas las especialidades.

Según la definición de la Junta de Castilla y León, la espera para una intervención quirúrgica es el tiempo promedio, expresado en días, que llevan esperando los pacientes, en espera estructural pendientes de intervención, desde la fecha de entrada en el registro (fecha de prescripción de la intervención) hasta la fecha final del período de estudio.

En la actualidad los datos de la Consejería de Sanidad distinguen a los pacientes según la prioridad clínica. Así, en el nivel uno están aquellos cuyo tratamiento quirúrgico, siendo programable, no admite una demora superior a treinta días. En el nivel dos quienes se puede demorar hasta 90 días y en el nivel tres pacientes cuya patología permite la demora del tratamiento, ya que no produce secuelas importantes. En todas ellas la Junta asegura que cumple los plazos y más del 90% son operados antes del plazo máximo que les corresponde.

Pero los sindicatos denuncian que estas cifras no son reales, pues no se corresponden con el tiempo desde que el paciente ve al médico hasta que es operado. Así, ponen como ejemplo casos de pacientes a quienes el médico atendió en una determinada fecha para que pidieran cita de cara a una intervención, pero cuando los pacientes la solicitan no se les da la fecha al momento.