Opinión

La vida tiene un discurrir natural tribal

1 febrero, 2017 10:38

Si los países civilizados y prósperos son aquellos en los que se ha conseguido formar una clase media amplia y numerosa, es evidente que ésto no se consigue  más que con la contribución de capas sociales cada vez más extensas que acceden al consumo de bienes culturales y económicos de forma continuada.

Umberto Eco afirmaba que los héroes populares tranquilizan la conciencia de la colectividad. Pero ya no nos quedan héroes al ir cayendo uno tras otro víctimas de la crisis y, al final, estamos cada vez más vacíos de contenido... Aunque al final 62 millones de votantes norteamericanos han puesto sus esperanzas y sus deseos de venganza contra el establisment en la persona de Trump. Mal que nos pese este mundo falsamente global necesita un cambio o un empujón.

Empieza un año más y nos siguen bombardeando con más y más mentiras... La mayoría con fines ocultos desde posiciones de poder, y otras tantas para hacernos sentir culpables, cuando en realidad no somos culpables de nada. Cada vez más los que leemos entre líneas vemos el dirigismo de las noticias de los telediarios en nuestro país. Las noticias de los USA, sus elecciones presidenciales, siguen llegando mediatizadas, como siempre.

El que ha vivido allí se da cuenta que la realidad no tiene que ver nada con lo que vemos en los medios de comunicación. Trump parece estar al margen de los lobbys tradicionales, y no es partidario de la política internacional de aislar a Rusia, ni de apoyar primaveras que se ha demostrado que no van a ningún lado salvo a la creación de estados fallidos.

Es partidario de decir las cosas claras, las que piensa la mayoría aunque no lo reconozca en público por temor a lo que está bien o mal de forma falsamente impuesta, mientras aquí nos manifestamos de forma dirigida por gente que no nos tiene ningún aprecio, y no nos manifestamos por los cristianos que caen todos los días mártires de su fe en esos países. No es nada nuevo el que se deporte todos los días gente de los USA, conocida es la habitación del aeropuerto Kennedy dedicada a este tema por la que pasan miles de personas cada año.

Son muchos los españoles que se deportan de los USA, y nadie ha protestado nunca, esta semana hablaban de un salmantino. En Australia lo mismo, etc. Ni nadie tampoco dice que en esos países tienen prohibida la entrada los viajeros procedentes de Israel. Esperemos que como buen empresario pronto se dedique a generar dinero, y baje el nivel de audiencia de sus tuits.

Los populismos no son lo que nos quieren hacer ver. El que la mayoría esté hasta el moño de su clase política no es nada nuevo bajo el sol. La crisis económica que ha tenido que pagar la sociedad no la ha generado ésta, como bien se ha visto, pues ella misma ha sido capaz de superarla, a costa de su propio bolsillo. La gente quiere políticos sinceros y consecuentes con lo que piensan.

El tema de Cataluña es un polvorín al que no se quiere dar solución, cada día engorda más el pavo. Parece que estamos esperando a que estalle, y ya no tenga más solución que la de toda la vida “borrón y cuenta nueva”... Cada día asistimos a una burrada tras otra burrada, con el consentimiento del Gobierno, que parece que no sabe nadar ni en un abrevadero de patos...

Las responsabilidades cambian a la vista de la realidad, al pasar del pragmatismo aplicado a la labor del bien social, al que se practica para tener más poder o tratar de no perderlo. En la actualidad la memoria colectiva es escasa, y poco efectiva, la rapidez con que se suceden los acontecimientos hace que se sepa mucho sin recordar mucho.

Si hace frío nos hacen olvidar de cualquier desgracia, sino no muere nadie en Siria nos metemos con Trump, si los terroristas islamistas no matan a nadie buscamos otra desgracia. Si se siguen ahogando los emigrantes africanos en el estrecho por la mala política europea, y por los muros que nos toca guardar, ponemos en las noticias el muro de Trump, frente a los de la Merkel en los Balcanes y en Ceuta y Melilla.

La lucha por mantenerse dentro de una economía difícil y cada vez más global, no nos engañemos, en manos de unos pocos, los mismos de siempre, es difícil; para un país como el nuestro que carece de recursos, y que los que tenía los ha dilapidado, o los ha regalado, y que ha sido incapaz de crear una clase social media acompañada de un nuevo mensaje moral o ético para ir más allá, para cambiar nuevamente, para tener redaños de país.

La cultura llena de contenido se ha dejado a un lado cuando no se la ha necesitado para ganar audiencia, algunos ya no saben si quiera sí existió. Hoy, y otro día también, se entregan premios a la cultura, el Nobel, el Cervantes, el Asturias, etc. a los que dedicamos unos minutos tranquilizadores de conciencia, clausuramos aniversarios a Cervantes, inauguramos centenarios de la Universidad de Salamanca, mientras los niños seguirán dando gritos en las clases e insultando a los profesores. Niños que luego van a una universidad que ha perdido toda capacidad docente con el plan Bolonia y las mil y una titulaciones.

Por otro lado algunos de los protagonistas de la sociedad y la cultura, entre bardemistas, infantilistas y demás, se nos muestran vacíos de contenido, al gritar, por ejemplo, soflamas contra España o el día de la Fiesta Nacional, mientras abren cuentas en Panamá, financian sus películas con dinero del Estado, pagan sus impuestos en otros países, etc; al final parece que sólo les importa el dinero y su slogan, incapaces de saber que el trabajo bien hecho, en común, también conduce a buen puerto. Los vemos en homenajes, pero al final todos nos conocemos como en cualquier oficio, y sabemos lo que hay, y allí están faltos de vergüenza propia y ajena con un discurso vacuo y soez.

Si analizamos o leemos, un artículo o un libro de cualquiera de ellos, o vemos una entrevista, es una sucesión de letras o palabras, que puede juntar cualquier pegaletras porque leyéndolos no llenan, no aportan, y no enriquecen, menos aun a la juventud cada día más manipulable y fácil de engañar. Lo mismo pasa en los discursos de los políticos de nuevo cuño, sin miras de Estado, salvo mandar entre los suyos. Si toleramos a este tipo de visionarios o totalitaristas sociales, la sociedad va camino de una catástrofe preparada y anunciada, cual burro con sus orejeras siguiendo un camino impuesto.

España ya paso por la crisis de 1898, y otras más que seguramente provocaron los mismos pegaletras y tontoslalinde irresponsables de siempre. Es la historia sin fin de los que quieren llenar sus alforjas sin trabajar; y las de los demás vacuos espectadores con ideas confundidas. Al final la vida tiene un discurrir natural tribal contra el que no se puede ir, el sentido común o de supervivencia de la propia tribu.