En Honduras todo el mundo le conoce como el Doc, pero responde al nombre de Jorge Cerame. Es el médico de Supervivientes desde 2007, la primera edición que se realizó en el país de Centroamérica, y se las sabe todas. Incluso cuando los concursante intentan hacerle la trece catorce.
BLUPER charla con él en un entorno privilegiado, con los Cayos Cochinos de fondo, en mitad de un viaje en el que este periódico ha conocido todos los secretos del reality show más extremo de la televisión.
“A medida que se va acercando la final, más quieren seguir. Hay algunos concursantes que incluso ocultan síntomas y luego pasa lo que pasa. Prefiero que me echen en cara que alguien ha perdido el concurso y luego se demuestra que no era tan grave a jugársela y que haya un disgusto”, señala Cerame.
En el caso contrario, confiesa que la excusa más extraña que le han dado para no seguir en el concurso es “la alergia al coco”, y avisa de que las afecciones más graves que ha tratado en Supervivientes son las que no dan la cara de primeras: “Las cosas que dan susto son de la gente que no chilla”.
“Alguien puede empezar a tener un dolor en el pecho y, qué gracia, está teniendo un angina”, expone Jorge, que, ante todo, recomienda ser cauto: “Cuando hay una bandera roja, es importante que te hagan caso siempre. Si esperas y tiras de la cuerda, evidentemente puedes tener un susto gordo, pero hay que procurar detectarlo antes”.
El golpe de Fani Carbajo en 'Supervivientes: All Stars' la semana pasada.
El doctor desvela que mantiene una “charla” con los robinsones al inicio del programa, en la que le comentan sus alergias, sus miedos… El trabajo de Cerame no solo se reduce a atender las necesidades de estos en las tres galas semanales, sino que también revisa los resultados finales de los chequeos que se hacen en Madrid, antes de volar a Honduras.
Además, comenta que existe un “protocolo de evacuación” del concursante cuando sufre algún percance. “Cuando alguien sale de la playa es porque no puede estar ahí. Bien porque va a necesitar medicación intravenosa o medicación gastroinvasiva, con lo cual habrá que darle una protección gástrica. Dar ciertas medicaciones con el estómago pelado…”.
Y, desde ese momento, pueden darse dos situaciones con los participantes. Que la indisposición no ponga en peligro su permanencia en el concurso, de manera que se le dé una alimentación mínima ("un trocito de pescado y media patata cocida"), o que sea un asunto más grave, se le traslade al hotel, se hagan las pruebas pertinentes y se confirme “la mala noticia”.
Los enemigos del superviviente
Y en esta charla, como expone el sanitario, salen a colación los tres grandes enemigos de todo superviviente. “El primero es el sol, hay que ponerse factor de protección 50 cada dos horas. Más que el moreno, se pueden llevar una quemadura”.
“El segundo problema son los mosquitos, las mal llamadas ‘pulgas’ por los concursantes. Son jejenes, pequeñas moscas que nacen en la arena y siempre aparecen en cantidad después de lluvias y con el calor. Tenemos la fórmula de la Coca-Cola, entonces”, advierte el Doc.
Sus picaduras son algo traicioneras, ya que “en el momento no molestan tanto, pero luego pueden aparecer erosiones”. Y “dependiendo de la alergia se convierten en granos gruesos o no”. ¿Solución? Repelente a raudales. “Al mosquito, al posarse y tocar el DEET, se le queman las patitas”.
En tercer lugar, máximo cuidado con la deshidratación. “Con este calor, parece que no, pero te deshidratas. Hay que beber aunque no tengas sed. Para saber si me hidrato bien o mal, si orinas como el agua, estás bien hidratado. A medida que el cuerpo necesita líquido, reabsorbe la orina y esta va poniéndose oscura y concentrada”.
Asi vivió el coronavirus
Antes de ser el médico de Supervivientes, Jorge Cerame fue el doctor de un barco hospital durante siete años. Después, pasó al mundo de la UVI móvil y el helicóptero medicalizado. Y acepta que en Honduras “se ven cosas más agradables” que las que ha presenciado en su dilatada carrera.
Desde luego, un punto de inflexión para todo el mundo, pero también en el formato que ahora produce Cuarzo, fue la pandemia del coronavirus. No es su intención sonar “frívolo”, pero en la isla vivían “en un paraíso”. “Había compañeros que decían que no y entonces yo les ponía en contacto con mis compañeros de guardia en Madrid”.
"El gasto en prevención contra el coronavirus fue brutal en 'Supervivientes 2020"
El procedimiento contra el virus no pudo ser más estricto, como explica el entrevistado. Un avanzado sistema era capaz de determinar si un test de antígenos positivo suponía la presencia del virus real o solo restos. “Eso permitía hacer una selección muy clara de quién debía ser aislado y quién no”.
Cerame calcula que en el equipo se dieron unos 20 casos de coronavirus “muy leves”, salvo el de una persona que era asmática y tuvo alguna dificultad más. Asimismo, “el gasto en prevención fue bestial”. “La gente local que trabajaba aquí no se iba a casa, vivía aquí. Ese año no trajimos médicos locales, sino enfermeros de España para que estuviesen aquí”.
“Todo el mundo se hizo un test de antígenos en el aeropuerto. Cuando llegaban aquí, se les hacía otro test y pasaban tres días aislados”, revela el doctor, que añade que seguían haciéndoles pruebas “para verificar que durante esos días seguían dando negativo”.
'SV' y la menstruación
En Supervivientes la vida no se para… O sí. Este periódico se interesa por saber cómo gestionan a nivel médico los períodos de las concursantes. Jorge Cerame es claro: “Se extingue. Cuando pasas hambre, el cuerpo ahorra proteínas y se quedan sin regla mes y medio”.
Por supuesto, las participantes tienen acceso a los productos de higiene femenina y medicación que requieran: “Estos pueden estar en la inspección, en la zona técnica de la playa, donde está viene la inspectora de playa”.
Miri y Gloria Camila se abrazan tras la 'Noria Infernal' en 'Supervivientes: All Stars'.
Otra de las grandes señas de Supervivientes es padecer “el efecto rebote”, es decir, recuperar muy rápido el peso perdido en la isla. “Comen por ansiedad, no paran de comer. Les cuesta volver a tener una relación con la comida más normal. Se les aconseja que, en vez de comer en grandes cantidades, lo hagan en pequeñas. Que hagan más comidas, pero en pequeñas dosis”.
