Irene Gil, hija del actor José Luis Gil, ha visitado esta tarde el programa Y ahora, Sonsoles. La propia Sonsoles Ónega ha querido agradecerle especialmente su presencia, pues es la primera vez que visitaba un plató de televisión. Desde que Gil sufrió un ictus en 2021, Irene se ha convertido en una suerte de portavoz de la familia, contando aquello que actualmente su padre no puede.
La charla ha comenzado recordando la trayectoria de Gil, conocido por series como Aquí no hay quien viva, donde interpretó a Juan Cuesta. Sobre este papel, Irene reconoce que le cambió por completo la vida: “Llevaba trabajando desde niño como actor, pero en el anonimato. Pero el teatro y el mundo del doblaje son una profesión muy anónima”, detallaba.
En un momento dado, Ónega le preguntó si estaría viendo la entrevista. En ese sentido, Irene contó que su hermana le había preguntado si le ponía o no el programa, y le propuso hacerlo con “prueba y error. Se lo pones, si no lo quiere ver, te va a decir que se lo quites”. Pero, a pesar de no saber si estaría delante de la tele, Irene dijo: “Si nos estás viendo, papá, va por ti”.
Sobre el ictus que sufrió José Luis Gil, su hija apuntó que es una enfermedad con mucha incertidumbre, y que así lo trasladaban desde el primer momento los neurólogos o el equipo de rehabilitación. El día que tuvo el infarto prepararon a la familia para recibir malas noticias, y les advertían de secuelas horribles. “Hubo un cambio en menos de 24 horas. Pasamos de ‘preparaos para lo peor’ a subirle a planta”, rememoraba.
Irene quiso aclarar que José Luis Gil nunca había tenido representante, ni agente de prensa. “Si yo hago un comunicado es porque él no puede hacerlo”, detallaba. Y pidió comprensión para quienes le escriben en redes sociales y no obtienen respuesta, pues hace todo lo que está a su alcance.
Irene Gil en 'Y ahora, Sonsoles'.
Una de las secuelas que sufre Gil por el ictus son los problemas de comunicación: “Los problemas de comunicación son problemas para cualquier ser humano. Una de las secuelas es la afasia, le cuesta comunicarse, y es un problemón para cualquiera. Pero alguien que se ha dedicado toda la vida a hablar, a expresarse, con elocuencia, con rapidez, con ingenio. Y quieres decir la cosa más sencilla y no puedes”.
“Son cosas que hay que llevarlas. Hay que aprender y tenemos que aprender todos”, se resignaba Irene Gil. Además, señalaba que el actor es perfectamente consciente de lo que le sucede. El ictus le sucedió con 63 años, “en su plenitud” profesional.
“Estaba con una serie, una obra de teatro, pensando en la siguiente obra de teatro sin haber terminado la que estaban haciendo y ya hablando con Ana (Ruiz) de cuál va a ser la próxima. Seguía haciendo sus doblajes. Si le llamaban para una locución de publicidad, iba. Estaba en todo lo alto de actividad, y, de repente, pues en casa”. Eso le hizo estar “enfadado con el mundo”, pero entre todos lo apaciguan colmándole de amor, en especial, sus nietos.
