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Una nueva normativa ha aterrizado en este inicio de curso escolar de septiembre. Desde ya, se limitará el uso de pantallas (tablets, móviles, ordenadores) en los colegios, especialmente en Educación Infantil y Primaria de centros públicos y concertados en regiones como la Comunidad de Madrid.

Entre los objetivos de la norma se encuentra el reducir riesgos para la salud y el desarrollo asociados al uso temprano, intensivo o inadecuado de la tecnología en los menores.

En este contexto, una voz autorizada y sin pelos en la lengua, la de Pedro Ruiz, ha expresado su rotundo apoyo a estas decisiones, ofreciendo una perspectiva que invita a la reflexión profunda.

"Celebro que se restrinjan las pantallas en los colegios", sentencia el catalán sin titubear. Para él, esta medida es un paso en la dirección correcta, una defensa contra lo que considera un efecto pernicioso en el desarrollo de los niños.

Su argumento es contundente y directo al grano, utilizando palabras que resuenan con fuerza en la mente de padres y educadores.

El también escritor no duda en señalar el impacto negativo de la tecnología. "Las pantallas, en mi opinión, atontan, abducen y aíslan", afirma con vehemencia.

Para él, el problema va más allá de una simple distracción; es una barrera que separa a los niños de la realidad circundante. La experiencia de ver el mundo a través de una pantalla distorsiona la percepción, limitando la capacidad de interacción y comprensión del entorno.

La vuelta al cole

"Te pones una pantalla delante de los ojos y ya no ves la vida, ves lo que te pone la pantalla". Esta es una de sus observaciones más impactantes.

Nos insta a cuestionar qué tipo de "vida" están experimentando los niños cuando su ventana al mundo es un cristal iluminado.

La interacción pasiva con un dispositivo, según Ruiz, reemplaza la riqueza de la experiencia directa, la curiosidad innata y la exploración activa que son cruciales para el aprendizaje y el desarrollo personal.

La preocupación de Pedro Ruiz se extiende al riesgo de aislamiento. Si los niños están constantemente frente a una pantalla, ¿dónde queda el espacio para las relaciones interpersonales genuinas?

"Yo creo que los niños tienen que practicar sus relaciones de modo personal", subraya, defendiendo la importancia del contacto humano, el juego en grupo y la comunicación cara a cara, habilidades esenciales para la vida adulta que las pantallas, a su juicio, menoscaban.

Además, el comunicador advierte sobre la ilusión de un conocimiento completo que las pantallas pueden generar. "De lo contrario, no estás viendo la vida, te estás aislando y te estás creyendo que sabes solamente lo que te enseñan".

Es una alerta sobre la información filtrada y, a menudo, superficial, que consumen los niños, impidiéndoles construir un entendimiento profundo y crítico del mundo.

Frente a la hegemonía digital, Pedro Ruiz propone un retorno a los métodos que, tradicionalmente, han fomentado el pensamiento crítico y la creatividad. Aboga por actividades tan fundamentales como "escribir a mano, si es posible y leer libros".

Estas prácticas no solo desarrollan habilidades cognitivas y motoras finas, sino que también cultivan la imaginación y la capacidad de concentración, elementos que considera amenazados por la gratificación instantánea de las pantallas.

En definitiva, las palabras de Pedro Ruiz son un eco de la creciente inquietud en la sociedad sobre el equilibrio entre la tecnología y el desarrollo infantil. "Recordar esto, si te pones la pantalla, no ves la vida, ves lo que te enseña la pantalla".