La XXXVII edición del Festival de Cine de l’Alfàs del Pi, en Alicante, ha reconocido este año la labor divulgativa del programa Cine de barrio. Así, ha hecho una entrega de uno de sus Faros de Plata a este espacio, además de a los actores Julián López y Elena Irureta.
El mago Jandro fue el encargado de conducir la gala el pasado sábado, y Machús Osinaga, la directora del formato, fue quien recogió el galardón, que valoraba “la contribución a la difusión del cine español de todos los tiempos” del programa de La 1.
“Cine de barrio lo que intenta preservar es la memoria. La memoria de una serie de creadores, de actores, de directores, de actrices, de una época. Y también la memoria de cómo éramos para comprender por qué somos y por qué no debemos volver a hacer ciertas cosas”, explica Osinaga a BLUPER.
¿Qué supone este reconocimiento del Faro de Plata para Cine de barrio?
Personalmente, me produce una emoción enorme, porque yo acudí al Festival de l'Alfàs del Pi en el año 1999, cuando yo trabajaba en Cine de barrio y hacía los reportajes en la época en la que presentaba José Manuel Parada el programa, no he vuelto desde entonces.
Regresar al cabo de tantísimos años, de 26 años, para mí es muy especial, muy emocionante, me va a traer unos recuerdos maravillosos. Y además volver como directora de Cine de barrio, que lo soy desde el 2022, porque luego mi vida profesional fue por otro lado.
Inauguración de la estrella de 'Cine de Barrio' en el Festival de Cine de l’Alfàs del Pi.
En los últimos años se ha comenzado a premiar a Cine de barrio por su labor, con galardones de la Universidad de Nebrija o la Cátedra Flixolé de la Universidad Rey Juan Carlos.
Personalmente, insisto, estoy encantada de la vida, porque a mí no me han premiado jamás y ahora, de repente, desde que estoy al frente del programa, como tú dices, nos han premiado universidades, y también nos dieron el premio Alegría de Vivir, y ahora l'Alfàs del Pi.
Excepto un TP que ganamos cuando estaba yo en el Mississippi no he ganado nada jamás, o sea que estoy encantada de la vida. Estoy muy contenta por mí y por supuesto por el equipo, el equipo y por el cine español de esa época.
¿Cómo se puede reinventar un programa que lleva tantos años en antena para hacerlo atractivo al espectador?
La supervivencia del ser humano en general está en la adaptación al medio y a los tiempos. Cine de barrio ha tenido muchas etapas. Comenzó con una pequeña entradilla en La 2 para una serie de películas españolas que presentaba José Manuel Parada, y era un pequeñísimo espacio que no iba más.
Luego pasó a La 1, que en octubre hace los 30 años. Fue creciendo, se creó esta cosa mítica del piano con Pablo Sebastian, y las meriendas. Fue evolucionando con diferentes presentadores y presentadoras, hasta llegar a día de hoy.
En la última temporada, en la última época, Cine de barrio se ha convertido en un coloquio donde están los actores y actrices de esa época, los que afortunadamente siguen entre nosotros, y también otros contemporáneos y miramos con los ojos de ahora películas de entonces.
Para ello tenemos los coloquios con nuestros colaboradores, desde Benjamín Prado, Luz Sánchez Mellado, Valeria Vegas, Carlos Barea, Lidia García, Paco Tomás...
Sobre la repetición de películas: "Hay veces que a la dirección del programa se nos escapa exactamente cuáles son las que se programan"
A veces da la sensación de que Cine de barrio repite mucho las películas.
Hay veces que a la dirección del programa, hablo por mí, se nos escapa exactamente qué películas son las que se programan. Hay unas necesidades con otros departamentos de adquisiciones y demás. Nos ponemos de acuerdo para que tengamos la mayor variedad posible, pero sí es verdad que en algunas ocasiones pues se repite algún que otro título.
En el fondo, esa repetición de títulos da una sensación de familiaridad, de volver a casa.
Efectivamente, es volver a lo conocido, como el efecto Pretty Woman, da igual las veces que la pongas que la gente seguimos viéndola, y yo creo que aquí hay también algo parecido.
Cantamos las canciones, nos acordamos de los diálogos, bueno, y también que apelamos también a la nostalgia, esos recuerdos. Hay muchas personas que este tipo de películas las han visto con sus padres, con sus abuelos y les siguen resultando algo familiar, de estar en casa.
¿Te pilló en la dirección cuando pasó lo de la polémica de Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí?
Sí. Hubo un pequeño problema con la calificación, y entonces hasta que no se pudo resolver ese asunto no pudimos emitirla sin problemas en el horario nuestro. Hay muchas películas que tienen una calificación que se ha otorgado hace muchos años y que hay que revisar.
Por ejemplo, hay algunas de Sara Montiel que todavía tenemos que revisarlas como, por ejemplo, creo recordar que pasó con Esa mujer, que no estaba calificada para menores de 16 años. Hay que revisar determinados títulos y este caso fue uno de ellos, pero bueno, se emitió luego sin ningún problema, para celebrar el día del Orgullo, que estuvo Pepón Nieto en el programa.
¿En qué momento decidisteis abrir esa mano al cine de los 90?
Era un proyecto que a mí me llamaba la atención desde el principio cuando llegué a la dirección del programa. Me apetecía crear lo que se llamaría el nuevo cine de barrio, y que el Cine de barrio convencional conviviera con lo que sería el nuevo cine de barrio del siglo XXI. Me interesaba ver cuál sería el Cine de barrio de las personas que ahora tienen, tenemos, 50 años.
Entonces, tendríamos conviviendo con las clásicas, esas comedias de los años 80 y 90, incluso del año 2000, que pudiera considerarse, pues lo que te digo, el nuevo cine de barrio. Empezó haciéndose, pero luego se llegó a otro tipo de decisión y eso quedó un poco apartado.
"Precisamente el programa 'Cine de barrio', el coloquio que precede a la película ya es contextual"
Te tengo que preguntar por el famoso cartel de contexto. ¿Qué opinas tú? ¿Cómo se tomó esa decisión?
Fue fruto de una serie de comunicaciones que se tienen con la defensora del espectador, que se pone en contacto con nosotros y con otras direcciones de emisiones y otros departamentos para comunicarnos el sentir de algunos telespectadores sobre alguna temática de algunas de las películas que se programan.
Entonces se tomó la decisión de crear este rótulo. Precisamente el programa Cine de barrio, el coloquio que precede a la película ya es contextual. Nos dedicamos con mucho ahínco de que se contextualice esas películas, esas situaciones a los ojos de del espectador de hoy.
Evidentemente, son películas que se rodaron en una determinada época, y como tal son reflejo de lo que entonces se vivía. En nuestros coloquios no hay personas que puedan ser sospechosas de machismo ni de homofobia.
Analizamos, miramos y pensamos y repensamos todas esas películas para recordar cómo éramos, son espejo de cómo éramos, y bajo mi punto de vista, podemos ver lo que no queremos volver a ser.
Machús Osinaga en el Festival de Cine de l’Alfàs del Pi.
Que ahora nos escandalice, por ejemplo, que a La tonta del bote le peguen bofetadas por coser mal unas bragas es ejemplo del cambio.
Es que esto pasa también no solo en el cine español, sino también en el cine universal. En Los pájaros se habla de cómo han maltratado a una vecina, la famosa bofetada de Gilda. El cine es reflejo de la época en que se rodó.
Es un documento de cómo éramos, y sabiendo lo que éramos, podemos comprender por qué somos así y lo que no queremos volver a hacer.
En Cine de barrio alguna vez hemos visto películas de tu tío, Pedro Osinaga.
Para mí mi tío fue una de las personas más especiales con las que me he topado en mi vida desde pequeña. Mi tío tiene el récord de permanencia seguida en un escenario en España con una obra que se llamaba Se infiel y no mires con quién, que duró 11 años ininterrumpidos en cartel. Y yo recuerdo ver esa obra desde pequeña y con todas las y durante todas mis edades.
Era un hombre muy muy divertido. Es el hombre que me enseñó a amar el teatro, a amar el cine, que me descubrió un mundo diferente que nunca he dejado y que siempre seguido, y tengo la suerte de poder verle en las películas y poder recordarlo tan guapo, tan bonito. Le adoro, y lo echo muchísimo de menos.
¿Ahí se despertó tu pasión por el teatro?
Nace mucho de ahí. Veía a mi tío en los teatros y ahí creció una obsesión, una pasión por el teatro, que a día de hoy es mi refugio, igual que los del cine. Para mí el cine, el teatro, la cultura en general es un refugio y un instrumento para poder vivir mejor dentro de un mundo que a veces es difícil de comprender.
¿Hace falta más difusión del teatro en televisión?
Antes de Cine de barrio he estado en programas de cultura, de teatro, de información de artes escénicas. La Mandrágora, Mi reino por un caballo, Atención obras, todos ellos programas dedicados a las artes escénicas. Y, además, sigo colaborando en el programa de La sala de RNE.
Tenemos la suerte de tener espacios dedicados a la información cinematográfica en la radiotelevisión pública, como servicio público, y ojalá esto siga siendo así.
"No sé por qué se viralizó el reportaje de las fans de Take That y no otros , como uno que hice en una peluquería púbica, o sobre los intercambios de pareja en Valencia"
No puedo terminar la entrevista sin preguntar tus recuerdos de ese momento míticos de la televisión de las fans de Take That en el aeropuerto.
Yo estuve trabajando en Esta noche cruzamos el Mississippi, y luego en La sonrisa del pelícano, y ya entré en Cine de barrio, imagínate el cambio. Y yo me dedicaba a hacer una serie de reportajes, digamos, de noche. Los presentaba Maribel Ripoll haciendo de doña Reme, y Nuria González, con el personaje de Ramón.
Ahí hice una serie de reportajes que ahora mismo se podrían viralizar todos, porque eran muy locos y muy potentes. Pero yo no sé por qué se viraliza ese de las fans de Take That. A mí me dijeron que venían a actuar, y que haga un reportaje de las fans en el aeropuerto.
Y ahí estaban todas esas niñas enloquecidas, con sus madres más locas todavía, y estuve haciendo una serie de totales que luego se viralizaron, y sigo sin saber por qué. Y está ese momento en el que ellas entraron un poco en pánico, cuando pensaron que el grupo tardaba en venir, y pensaron que ya no venían.
Entonces ya se volvieron un poco más locas de lo normal, e intentaron invadir la zona internacional del aeropuerto de Barajas y bueno, ahí se fue un poco la cosa de madre. Pero que te lo digo de verdad, yo no sé por qué se viralizó ese reportaje y no otros muchos, como uno que hice en una peluquería púbica, o sobre los intercambios de pareja en Valencia. A Pepe Navarro le hacía mucha gracia que yo fuera, porque yo en la vida había estado en sitios así.