Una dura historia personal ha salido este jueves a la luz en First Dates. Gabriela, una chica de 30 años de Galapagar, Madrid, acudía al programa a encontrar pareja. “Me huelen la desesperación”, aseguraba en su presentación, mientras reconocía que busca el amor “desesperadamente”. Y es que esta sociosanitaria ha tenido una infancia y juventud muy complicada, vivió en una casa de acogida desde los 8 años, y por eso es muy exigente a la hora de quedarse con un hombre. “Mi madre no era mi madre, era más mi hija. Y me he vuelto bastante dura y exigente, fría con la gente de alrededor”, le contaba a la camarera del restaurante de Cuatro.

Esa exigencia ha tenido como consecuencia que nunca se haya enamorado, aunque se reconoce como una mujer intensa. En First Dates, Gabriela pretende encontrar una “persona activa”, que no sea sedentaria. “Un culo inquieto como yo”, resumía. Para ella, el dating show eligió a José, un recambista, también de Madrid, que en su primera declaración a la cámara afirmaba que se fija mucho en el físico, y después, en la persona que hay detrás. Al ver a Gabriela “no he dicho qué espectáculo”, contaba en el confesionario. Ella, sin embargo, estaba encantada, porque es su prototito, moreno con barba.

En su primera charla, José quiso saber cómo le había ido a su acompañante en el amor. Gabriela se temía esa pregunta, y siendo sincera, contaba que nunca le ha llegado a cuajar ninguna historia. Y tras esto, acudieron hasta la mesa que les tenían preparada. “Yo creo que es por mi personalidad, creo que soy demasiado exigente”, narraba ella.

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José, sin embargo, ha tenido una única relación de muy larga duración, desde los 18 hasta un par de años atrás. En este momento está “abriéndose al mundo” y saliendo “más de la cuenta”. Un punto en el que tuvieron sus diferencias fue en el tema de hacer deporte e ir al gimnasio; José suele practicar, pero a ella no le gusta. Tampoco coincidieron en la afición por la astrología. “No es el perfil de chica que yo busco, pero es simpática”, contaba él en el confesionario.

En un momento de la charla, Gabriela se fijó en las uñas de su cita, y le preguntó que si era metrosexual. “Me cuido bastante”, reconocía José, que explicó que se depila “todo”. Gabriela insistió en saber a qué se refería con “todo”. “Todo. Todo. Hasta la perianal, el culo, lo que es la raja y tal”. “No tenía mucho vello en el gluteo ni en la perianal”, aclaraba en el confesionario. Él, además, aseguraba fijarse en los pies. “Alguna vez me he comido un pie, sin más. Un pie limpio, recién duchado, ni tan mal”, afirmaba en el confesionario. A la hora de decidir si tendría una segunda cita, José explicó que no volvería a quedar con Gabriela porque no le aporta "esa cosa" que busca, aunque ella sí hubiese querido repetir.