La octava gala de Maestros de la costura comenzó con un emotivo reencuentro entre los aprendices y sus familiares, que les ayudaron a coser. La prueba consistía en realizar un EPI compuesto por un mono y una mascarilla, prueba en la que Lluís se coronó como el mejor, mientras que Laura y Gabriel volvían a estar en lo más bajo. Gabriel, directamente, entregó solo un pantalón, al haber cogido poca tela.

En la prueba por equipos, los aprendices debían confeccionar dos réplicas de vestidos de Ángel Schlesser. Durante la confección, Gabriel lideraba un equipo en el que también estaban Mily y Lluís, y hubo frecuentes roces.

Palomo Spain tuvo que mediar para que hubiese un poco de paz. Gabriel se quejaba de que el catalán “es indomable”, y Gabriel, de que su compañero estaba “tensionado”. Mily se posicionaba del lado de Lluís, diciendo que Gabriel estaba “insoportable”. “Hay aquí una pelea de gatas”, llegó a decir Palomo Spain.

Los nervios se dispararon cuando los jueces volvieron a cambiar las reglas. Con los trajes a medio hacer, los aprendices debían dejar su trabajo y terminar la costura del equipo contrario. Eso hizo enfadar a Lluís, que terminó viviendo un encontronazo con Caprile.

El concursante se quejaba de forma repetida de la “mierda” que le habían dejado sus compañeros, y el juez más veterano le dio la bienvenida “al mundo real, porque eso nos pasa a nosotros tres todos los días”.

Lluís se justificaba: “pero le dices a la clienta: pues tardaré un poquito. O te haces horas extra”. Caprile le preguntó que en qué mundo vive. “Te puedo decir que hice uno de los trajes más mediáticos de este país en 24 horas, no tuve tiempo ni de reaccionar” explicaba Caprile sobre su experiencia, añadiendo que el otro traje lo tenía incluso “planchado y para entregar”.

“¡Te estás viniendo arriba!” fue la respuesta de Lluís, quien ha tenido numerosas salidas de tono a lo largo de la temporada. “¡Lluis, no me estoy viniendo arriba! ¡Cuidadito! Te has quejado desde que has entrado en el taller. No me desafíes, ¡cuidado!,” le recriminaba el juez, que señalaba “todo su derecho” a llamarle la atención.

Finalmente, Lluís, Gabriel y Mily fueron a la prueba de expulsión, que consistía, tal y como ya se había anunciado, en la confección de ropa interior para mujeres transexuales. Ahí fue Mily la peor valorada, y tuvo que despedirse de sus compañeros a las puertas de la semifinal.

Una vez más, el programa ha sorprendido con un cambio de reglas que no termina de resultar natural. Además, ha despedido a Mily, que ha mantenido una trayectoria muy regular e interesante (y parecía una clara finalista), mientras que han dejado de nuevo en el concurso a Gabriel y Laura, aprendices que casi en cada gala han dejado un traje sin finalizar por culpa de los nervios, que han entregado chapuzas y que coleccionan las malas elecciones. Junto a ellos dos, Ancor, Lluís y Yelimar se disputarán la semifinal la semana que viene.

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