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Mis finanzas

Ni 'cerdito' ni cuenta corriente: tres alternativas para el dinero de tu hijo

Si buscas en Google «errores más comunes que cometen los padres» posiblemente no encuentres ni rastro de una de las grandes equivocaciones que más suceden: aparcar el dinero de tus hijos en la hucha o en una cuenta corriente.

9 marzo, 2017 10:41

Sin rentabilidad, ese dinero cada año irá valiendo menos por la subida del coste de la vida en un periodo tan largo, con lo que realmente sus ahorros cada vez podrán comprar menos cosas.

Lo cierto es que existen otras opciones que, a largo plazo, pueden permitirte incluso pagarle la universidad con poco esfuerzo. Por ejemplo, si en cuanto nace tu hijo decides poner 1.000 euros en su cuenta y aportar 50 euros más al mes, cuando cumpla la mayoría de edad se encontrará con 10.800 euros. Ese dinero no habrá generado ni un solo euro en intereses y en algunos casos incluso habrá pagado comisiones.

Sin embargo, si buscas algo de rentabilidad para esos ahorros, la cosa cambia. Con un simple 4% anual tu hijo se encontrará con 17.744,46 euros cuando cumpla 18, casi 6.000 euros más y haciendo el mismo esfuerzo económico. De esta manera, hay varias alternativas para que su dinero siga vivo y generando rentabilidad.

Fondos de Inversión

Una opción a medida y un gran regalo para tu hijo. Los fondos de inversión son cestas de activos que pueden contener desde varias acciones de bolsa hasta deuda de los estados e incluso inmuebles. En este caso, en lugar de seleccionar tú los activos y correr el riesgo de equivocarte, lo hace un gestor profesional.

Además, te permite invertir directamente en una cartera de acciones diversificada, con lo cual reduces el riesgo de la compra directa de una o varias acciones, en la que suele haber demasiado peso en compañías concretas.

Los fondos de inversión tienen una importante ventaja: no tendrás que pagar impuestos por cada traspaso que hagas de uno a otro (te ahorrarás regalar a Hacienda un 19% den beneficio por cada cambio de fondo).

Eso sí, es importante que exijas cierta rentabilidad al producto en el que vayas a invertir y asegurarte de que el gestor se gana las comisiones que te cobra el fondo en cuestión. Puedes calcular cuánto te costará ese producto que tienes en mente y si está justificado con lo que puedes llegar a ganar en esta píldora interactiva de Invertia y Finect.

Una cartera de acciones

En muchos casos, ésta suele ser la primera opción, pero el problema es que la inversión de los españoles tiende a centrarse en los grandes valores del mercado local: Santander, BBVA y Telefónica. Y esa elección no tiene por qué ser la mejor, ni mucho menos. De hecho, haber invertido hace 18 años en una cesta de estos valores habría tenido un resultado bastante pobre. Hay más compañías en la bolsa española y más mercados fuera de nuestras fronteras. El mayor inconveniente es la escasa diversificación, que supone una dependencia demasiado elevada de compañías concretas, y todos los impuestos que vas a pagar cada vez que quieras realizar cambios en esa cartera.

ETFs y Fondos Índice

Puestos a apostar por la bolsa, siempre está la opción de los ETFs y fondos indexados, con los que además se puede invertir en casi cualquier activo que imagines (deuda, oro, petróleo...). Se trata de fondos que funcionan como acciones y que básicamente tratan de replicar, en el caso de la bolsa, el comportamiento de un índice (por ejemplo, el Ibex 35). Algo que te resultaría imposible con una modesta cantidad de dinero. Su ventaja respecto a comprar simplemente acciones es que la diversificación suele ser mayor (estás `comprando¿ todo un índice) y que las comisiones que cobran son (o deberían ser) reducidas. ¿Cómo tributan? En este punto existen diferencias: a efectos de Hacienda, los ETFs funcionan como acciones, por lo que habrá que tributar cada vez que vendas, incluso si es para trasladar tu inversión a otro (hay una salvedad en el caso de que sean ETFs extranjeros, que sí permitirían no tributar por el cambio). Mientras tanto, los fondos indexados sí permiten que traspases el dinero a otro fondo sin pagar el peaje fiscal.

¡Pero yo no quiero que pierda!

Si de verdad el dinero es para tus hijos y está pensado para el largo plazo, deberías obviar el componente del miedo, por ejemplo, a la renta variable. Aunque rentabilidades pasadas nunca garantizan el futuro, es difícil perder dinero invirtiendo en bolsa a plazos cercanos a 20 años. Sí sucede a 5 o incluso a 10 años, pero nunca, jamás, en la historia del S&P 500 ha habido un periodo de 20 años en que se haya perdido dinero. Ni en el crash del 29 ni en la burbuja de las puntocom ni en la crisis de las hipotecas subprime. Sólo ha ocurrido esto en la bolsa japonesa, pero ni siquiera en las bolsas europeas.

Y claro, si no quieres ningún tipo de riesgo, siempre tendrás la opción de la cuenta bebé o cuenta corriente. Pero debes ser consciente de que esta ansia de seguridad te puede suponer un enorme coste de oportunidad y que además la inflación se puede acabar comiendo el dinero si lo tienes parado hasta que el niño sea mayor de edad.